Enfermedad por coronavirus (COVID-19): similitudes y diferencias entre la COVID-19 y la gripe

14 de octubre de 2024 | Preguntas y respuestas

Tanto la COVID-19 como la gripe estacional son infecciones respiratorias causadas por dos virus diferentes. Si bien ambas comparten algunos de los signos, los síntomas y los grupos de población en situación de riesgo de sufrir complicaciones graves, existen diferencias importantes. Esta página de preguntas y respuestas le ayudará a informarse sobre la COVID-19 y la gripe de manera que pueda adoptar decisiones más informadas sobre su salud.

1. Tanto la COVID-19 como la gripe afectan principalmente al sistema respiratorio

Ambas infecciones están ocasionadas por un virus (el SARS-CoV-2 en el caso de la COVID-19; los virus de la gripe, en el de la gripe), pero su efecto en las personas puede variar. Hay quien no presenta síntomas, o presenta únicamente síntomas leves, mientras que otras personas pueden sufrir una forma grave de la enfermedad que requerirá hospitalización. Tanto la COVID-19 como la gripe pueden ser mortales.

En muchos casos, los síntomas de la COVID-19 y de la gripe son similares, como tos, secreción nasal, dolor de garganta, fiebre, dolor de cabeza y fatiga.

Más información sobre los signos y síntomas de la COVID-19

Más información sobre la gripe estacional

Póngase en contacto con su proveedor de atención de la salud si usted o algún conocido presenta alguno de los siguientes síntomas graves:

  • dificultad para respirar, especialmente en reposo, o incapacidad para articular frases completas;
  • confusión;
  • somnolencia o pérdida del conocimiento;
  • dolor o presión persistentes en el pecho;
  • piel fría o húmeda, o pálida o azulada;
  • pérdida del habla o de la movilidad.

2. Los virus del SARS-CoV-2 y de la gripe se propagan de manera similar

Tanto los virus del SARS-CoV-2 como de la gripe se propagan principalmente entre personas que están en contacto estrecho, por ejemplo, a una distancia de conversación. Los virus se pueden propagar por gotículas proyectadas a través del aire por una persona infectada, desde la boca o la nariz, cuando tose, estornuda, habla o respira. Si posteriormente otra persona inhala las partículas infecciosas que están en el aire, o si estas llegan a la mucosa, contraerá el virus.

Los virus del SARS-CoV-2 y de la gripe se propagan más fácilmente en espacios cerrados mal ventilados y concurridos y en los que las personas suelen pasar periodos de tiempo prolongados. Esto se debe a que las partículas respiratorias infecciosas pueden permanecer suspendidas en el aire o viajar más allá de la distancia de conversación.

Las personas también pueden infectarse si se tocan los ojos, la nariz o la boca después de haber estado en contacto con superficies u objetos contaminados por el virus de la gripe o del SARS-CoV-2. 

3. Muchos factores de riesgo de enfermedad grave son comunes tanto a la COVID-19 como a la gripe

Aunque la mayoría de las personas infectadas por los virus del SARS-CoV-2 o de la gripe se recuperan por completo sin necesidad de tratamiento hospitalario, algunas pueden enfermar gravemente y morir. Esto puede pasarle a cualquiera, pero el riesgo de enfermar gravemente y morir después de haber contraído la infección es mayor en los siguientes grupos:

  • los adultos de edad avanzada;
  • las personas de cualquier edad con afecciones médicas crónicas como obesidad, enfermedades crónicas del corazón, los pulmones (por ejemplo, asma o EPOC), los riñones, el sistema nervioso, el hígado o la sangre y problemas metabólicos tales como la diabetes;
  • las personas con enfermedades que causan inmunodepresión (por ejemplo, las debidas al VIH o el cáncer) o como resultado de un tratamiento médico (por ejemplo, los tratamientos con esteroides); y
  • las personas embarazadas o en periodo postnatal.

Los trabajadores de la salud y asistenciales están más expuestos a los virus del SARS-CoV-2 y de la gripe y pueden correr un mayor riesgo de infección.

4. Muchas de las medidas de protección son eficaces tanto contra la COVID-19 como contra la gripe

Las siguientes medidas podrían ser de utilidad para protegerse y proteger a los demás de la COVID-19 y la gripe:

  • manténgase al día en lo que respecta a la vacunación contra la COVID-19 y la gripe, especialmente si corre un alto riesgo de exposición o de contraer una forma grave de la enfermedad;
  • adopte precauciones al toser y estornudar: cúbrase la nariz y la boca con el codo flexionado o utilice pañuelos;
  • lávese las manos periódicamente;
  • use mascarilla cuando se encuentre en espacios concurridos, cerrados o mal ventilados si tiene síntomas, ha dado positivo en la prueba de la COVID-19 o la gripe o podría contraer una infección grave por COVID-19 o gripe; y
  • permanezca en casa si está enfermo.

Si tiene síntomas, acuda a un profesional de la atención de la salud.

1. Algunos tratamientos contra la COVID-19 y contra la gripe son diferentes

La COVID-19 y la gripe están causadas por virus diferentes. Sin embargo, las medidas de carácter general y de apoyo son un componente fundamental del tratamiento de ambas. Las opciones de tratamiento para todos los pacientes hospitalizados con enfermedades respiratorias graves (como consecuencia de la COVID-19, la gripe u otra causa) incluyen oxígeno y apoyo respiratorio avanzado, como el uso de ventiladores.

También existen tratamientos específicos en función del virus causante de la enfermedad. La OMS dispone de directrices específicas para tratar la COVID-19 y la gripe que se actualizan con frecuencia, sobre la base de la nueva evidencia. Si desea más información, consulte el documento Clinical practice guidelines for influenza (en inglés). Si tiene preguntas acerca de las opciones de tratamiento a su disposición, consulte a su proveedor de atención de la salud.

Distintos medicamentos antivíricos se utilizan para mitigar las complicaciones graves y reducir el número de defunciones debidas a la COVID-19 y la gripe. Los medicamentos antivíricos contra la gripe no serán eficaces contra la COVID-19 y viceversa. Las recomendaciones relativas a los antivíricos y otros tratamientos varían en función de la gravedad de la enfermedad.

COVID-19:

  • Para la COVID-19, se recomienda encarecidamente el tratamiento con nirmatrelvir-ritonavir para pacientes con alto riesgo de sufrir una forma grave de la enfermedad, si bien existen otras opciones para estos pacientes si ese medicamento antivírico no estuviera disponible.
  • Para los pacientes de COVID-19 hospitalizados que están gravemente enfermos, las opciones de tratamiento específicas incluyen corticosteroides, bloqueadores de los receptores de IL6 (como el tocilizumab o el sarilumab) y el baricitinib. Actualmente se están realizando ensayos clínicos para evaluar otras opciones terapéuticas.

Gripe:

  • En el caso de la gripe, cuando esta no reviste una forma grave (es decir, si el paciente no necesita ingreso hospitalario), la OMS aconseja el uso del antivírico baloxavir, a condición de que el riesgo de que el paciente contraiga una enfermedad grave sea alto. En esta situación podrían encontrarse las personas mayores de 65 años, o las que tienen un factor de riesgo importante. La OMS no recomienda ningún otro antivírico para las personas que no sufren una forma grave de gripe.
  • Si la gripe es grave, la OMS aconseja el uso del oseltamivir. La OMS no recomienda otros antivíricos para los pacientes con gripe grave, y desaconseja administrarles corticosteroides.

2. Las vacunas contra la COVID-19 y contra la gripe son diferentes

Las vacunas contra la COVID-19 no protegen frente a la gripe y, del mismo modo, las vacunas contra la gripe no protegen frente a la COVID-19. Vacunarse contra la COVID-19 protege frente a la enfermedad grave y la defunción por infección por SARS-CoV-2, y vacunarse contra la gripe protege frente a la enfermedad grave y la defunción por infección con los virus de la gripe.

Recibir ambas vacunas al mismo tiempo (por ejemplo, durante la misma cita con su proveedor de servicios médicos) es seguro y eficaz. Siga las indicaciones de su proveedor de atención de la salud sobre la vacunación contra la gripe y la COVID-19.

Se ha demostrado que las vacunas contra la COVID-19 cuyo uso ha aprobado la OMS son seguras y eficaces a la hora de proteger frente a la enfermedad grave y la defunción debidas a esta enfermedad. Desde 2021, se han administrado en todo el mundo más de 13 000 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19. Entre las personas que forman parte del grupo prioritario para la vacunación contra la COVID-19 figuran los adultos de edad avanzada y los adultos con obesidad grave o afecciones crónicas. Los grupos a los que se presta una consideración especial para la vacunación contra la COVID-19 incluyen a las personas con afecciones que causan inmunodepresión (adultos, adolescentes y niños > 6 meses), las personas embarazadas y los trabajadores de la salud y asistenciales que están en contacto directo con pacientes. La protección disminuye con el tiempo y se recomienda volver a vacunarse contra la COVID-19 entre 6 y 12 meses después de la última dosis, en función del grupo de riesgo al que se pertenezca, o una vez en cada embarazo.

Las vacunas contra la gripe también son seguras y eficaces, y se utilizan desde hace decenios. La gripe, como muchos otros virus, tiene diferentes variantes. Cada año, se producen vacunas en función de las variantes que se cree circularán durante la siguiente temporada gripal. Por lo tanto, se recomienda recibir cada año la vacuna más actualizada. La OMS recomienda vacunar cada año contra la gripe a los grupos de alto riesgo, como los adultos de edad avanzada, las personas con afecciones crónicas o que provocan inmunodepresión y las personas embarazadas, para evitar que contraigan una forma grave de esta enfermedad. Se recomienda vacunar a los trabajadores de la salud dado que el riesgo de que se vean expuestos al virus de la gripe o de que puedan transmitirlo es mayor. En función de las prioridades nacionales y de la carga de morbilidad, los países pueden considerar la posibilidad de vacunar a otros grupos de población, como los niños, las personas con alto riesgo de contraer la gripe que viven en instituciones colectivas y los pueblos indígenas.

La importancia de la vacunación contra la gripe (YouTube) (en inglés)

Sí. Las vacunas protegen frente a la posibilidad de que infectarse con diferentes virus desemboque en una enfermedad grave, de modo que ambas vacunas son necesarias para estar protegido frente a ambas enfermedades.

Las vacunas contra la COVID-19 (incluidas las vacunas contra las variantes) pueden administrarse al mismo tiempo que la vacuna contra la gripe estacional (es decir, pueden recibirse en una misma cita), o en cualquier momento antes o después de otras vacunas para adultos y adolescentes. Ambas vacunas pueden administrarse junto con otras vacunas recomendadas durante el embarazo.

Preguntas y respuestas sobre las vacunas contra la COVID-19

Más información sobre vacunación contra la gripe estacional (en inglés)

Todavía no se ha determinado el patrón de estacionalidad del SARS-CoV-2, y aún no se pueden apreciar los patrones estacionales típicos en el caso de la COVID-19, como sí sucede con la gripe.

No obstante, muchas enfermedades ocasionadas por virus respiratorios suelen aumentar durante el invierno, principalmente como consecuencia de las condiciones ambientales y las conductas humanas (por ejemplo, las personas pasan más tiempo en contacto estrecho en interiores). La COVID-19 presenta picos de circulación varias veces del año; estos picos suelen deberse a las nuevas variantes emergentes del SARS-CoV-2 y a un descenso en la inmunidad.

En los climas templados, las epidemias de gripe estacional se producen por lo general en otoño e invierno, mientras que en las regiones tropicales los picos de gripe pueden darse en cualquier momento del año.

Sí, es posible enfermar al mismo tiempo de gripe y COVID-19.