Preguntas y respuestas sobre las concentraciones multitudinarias y la COVID-19
29 de junio de 2023 | Preguntas y respuestas
Entran en la categoría de concentraciones multitudinarias los grandes eventos deportivos internacionales como los juegos olímpicos o los mundiales, al igual que las celebraciones religiosas internacionales como la peregrinación a la Meca. Sin embargo, la definición de concentración multitudinaria de la OMS puede abarcar asimismo conferencias y eventos de menor relieve. Se considera que un evento es una «concentración multitudinaria» si congrega a un número de personas tan elevado que pueda suponer una presión para los recursos de planificación y respuesta del sistema de salud de la comunidad en la que se celebra. Hay que tomar en cuenta la ubicación y duración de cada evento, así como su número de participantes. Así, por ejemplo, si un evento tiene lugar, a lo largo de varios días, en un pequeño Estado insular, con un sistema de salud de capacidad más bien reducida, incluso un evento que reúna a unos pocos miles de participantes podría someter al sistema de salud a una fuerte presión y ser por tanto considerado como una «concentración multitudinaria». En cambio, si un evento se celebra en una gran ciudad, situada en un país que disponga de un sistema de salud sólido y dotado de suficientes recursos, y no se extiende más allá de unas pocas horas, puede no constituir una «concentración multitudinaria».
No. Cada concentración multitudinaria internacional es diferente, por lo que también pueden serlo los factores considerados para decidir si debe cancelarse. Cualquier decisión de modificar una concentración internacional prevista debe basarse en una evaluación meticulosa sobre los riesgos y el modo de gestionarlos, así como en el nivel de planificación del evento. En la evaluación deben participar todas las partes interesadas en el evento, y en particular las autoridades sanitarias del país o comunidad en el que vaya a celebrarse. Estas autoridades y partes interesadas son las mejor situadas para valorar qué grado de tensión puede suponer el evento para el sistema sanitario y los servicios de emergencia locales y determinar si dicho grado de tensión resulta aceptable en la situación actual.
La OMS considera que todos los países en los que exista transmisión comunitaria deben valorar seriamente la posibilidad de aplazar o reducir las concentraciones multitudinarias que reúnen a un gran número de personas y pueden amplificar la enfermedad, y que deben respaldar la práctica óptima recomendada de practicar el distanciamiento físico. Los instrumentos de la OMS, en particular el destinado a la evaluación de riesgos en concentraciones multitudinarias durante el brote de COVID-19, servirán de apoyo a la toma de decisiones.
El instrumento de evaluación de riesgos de la OMS no es aplicable cuando en el país en cuestión se hayan establecido restricciones al movimiento de personas y otras medidas nacionales. Sin embargo, cuando se valore la posibilidad de reanudar o celebrar concentraciones multitudinarias una vez levantadas las restricciones a los movimientos, será clave asegurarse de que todas las decisiones se basen en una evaluación del riesgo, por ejemplo mediante el instrumento de la OMS para la evaluación de riesgos en concentraciones multitudinarias durante el brote de COVID-19.
En los países en los que no se haya constatado una transmisión comunitaria de la COVID-19, la consideración prioritaria será determinar si la concentración multitudinaria prevista incrementa sustancialmente el riesgo de que el virus entre en el país y se establezca, así como el riesgo de que los participantes importen la infección a sus países de origen y contribuyan a su propagación mundial. Al llevar a cabo esta evaluación, los organizadores y las autoridades sanitarias nacionales o locales deben reconocer que el riesgo de importación de casos de COVID-19 está naturalmente relacionado con los viajes internacionales. También deben reconocer que no es realista ni deseable fijarse un objetivo de riesgo cero. Al plantearse la celebración de una concentración multitudinaria, los organizadores y las autoridades sanitarias deben determinar cuál es el nivel de riesgo aceptable y cuáles son las medidas adicionales necesarias para mitigar los riesgos.
En el caso de los países en los que la COVID-19 ya ha empezado a difundirse en la comunidad, la consideración clave será:
- Intentar contener o al menos ralentizar la propagación del virus en la comunidad local/país.
- Evitar que los participantes de otros países se infecten con la COVID-19.
En cada caso, debe evaluarse el riesgo a la luz de las características conocidas de la COVID-19, su gravedad, su transmisibilidad y la eficacia de las medidas destinadas a prevenir o reducir la transmisión. También hay que tener en cuenta la presión que ya esté soportando el sistema sanitario local, en el marco de su respuesta al brote o brotes de
COVID-19, y la presión añadida que podría suponerle la celebración de la concentración multitudinaria.
Pueden encontrar más orientaciones sobre las cuestiones que conviene tomar en cuenta en el documento de la OMS sobre las recomendaciones clave en materia de planificación de concentraciones multitudinarias en el contexto del actual brote de COVID-19, del 14 de febrero de 2020: https://www.who.int/publications-detail/key-planning-recommendations-for-mass-gatherings-in-the-context-of-the-current-covid-19-outbreak.
Es muy probable que las autoridades de salud pública nacionales y locales del país en el que planean celebrar esa concentración sepan cómo llevar a cabo una evaluación de los riesgos para la salud. Si hay una oficina de la OMS en el país, también podrá brindarles algún tipo de apoyo técnico, al igual que la oficina regional de la OMS en la zona del mundo en la que se encuentren. Pueden encontrar los nombres y los datos de contacto de las oficinas regionales de la OMS en https://www.who.int/es/about/who-we-are/regional-offices.
La OMS ha elaborado unas directrices y también un curso de capacitación sobre cómo planificar una concentración multitudinaria. Tanto las directrices como el curso se centran en cómo llevar a cabo una evaluación de riesgos y planificar y gestionar los riesgos para la salud en colaboración con las autoridades locales: https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/technical-guidance/points-of-entry-and-mass-gatherings.
Pueden encontrar orientaciones y comunicarlas a los participantes acerca de cómo protegerse a sí mismos y a sus seres queridos de la COVID-19 en https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public.
Fomentar el lavado de manos, la higiene respiratoria y el distanciamiento social en el evento. Asegurarse de disponer de los datos de contacto de emergencia de todos los participantes, incluidos los lugares en los que se hospeden durante el evento. Se les debe aclarar que esta información puede ser comunicada a las autoridades locales de salud pública para permitir la rápida localización de sus contactos en el caso de que un participante enferme de COVID-19. Los organizadores del evento deben haber acordado un plan de preparación por si uno o más participantes enferman y manifiestan síntomas de la COVID-19. Este plan debe prever el rápido aislamiento de la persona enferma y su traslado en condiciones de seguridad a un centro de salud local. Hay que considerar la posibilidad de reducir el número de participantes en el evento, facilitando la participación por video o teleconferencia y eventualmente examinando a los participantes en los accesos al recinto en busca de síntomas de la COVID-19 (tos, fiebre, malestar). Pueden encontrar orientaciones sobre cómo los participantes pueden protegerse a sí mismos y a sus seres queridos de la COVID-19 en https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public.
El cribado de la temperatura corporal a la salida o a la entrada no constituye por sí solo una forma eficaz para detener la propagación internacional, puesto que las personas infectadas pueden encontrarse en el periodo de incubación, no presentar síntomas en un estado temprano de la enfermedad, o disimular la fiebre mediante el uso de antipiréticos; además, estas medidas requieren inversiones importantes para obtener unos beneficios que pueden ser reducidos. Resulta más eficaz transmitir recomendaciones sobre prevención a los viajeros y recopilar a su llegada declaraciones sanitarias con los datos de contacto de los viajeros para permitir una adecuada evaluación del riesgo y un posible rastreo de los contactos de los viajeros entrantes.
Los organizadores de los eventos también deben tener en cuenta la capacidad para aplicar estas medidas y para gestionar los casos sospechosos.
No obstante, en función de la evaluación del riesgo del evento y de la capacidad sanitaria de los organizadores, las organizaciones deportivas pueden aplicar criterios de participación que sean más estrictos que los exigidos por el Gobierno para los puntos de entrada en el país.
Cualquier cuestionario de cribado adicional para la participación en un evento deberá coordinarse con los organismos de salud pública de la jurisdicción correspondiente. Es necesario considerar el modo de gestionar los diferentes grupos —deportistas, funcionarios deportivos y espectadores, y el probable gran número de personas que acudan a un evento deportivo procedentes de muchos países distintos—, seguir las recomendaciones para los viajeros de la OMS y del país anfitrión, y valorar las posibles dificultades para obtener información exacta sobre los antecedentes de viaje de esas personas.
Se necesitan criterios sanitarios consensuados para excluir a los deportistas de las competiciones y permitirles reincorporarse a ellas cuando proceda. Dichos criterios deben ser compatibles con las directrices de salud pública para la población general, con perfiles de riesgo basados en viajes recientes a zonas con transmisión comunitaria de alto riesgo, contacto reciente con casos sospechosos o confirmados de COVID-19, presencia actual de síntomas, etc. Los deportistas que se encuentren mal no deben participar en los eventos.
Si se ha acordado con los servicios de salud pública locales la realización de pruebas a los deportistas, es necesario tener en cuenta la disponibilidad de pruebas, el tiempo necesario para disponer de los resultados, y la capacidad de los servicios sanitarios del país anfitrión.
Los criterios para excluir de las competiciones a funcionarios deportivos y jueces y permitir su reincorporación a estas cuando proceda deberán ajustarse a las orientaciones y criterios para los lugares de trabajo.
Deberán establecerse requisitos para la participación de todos los deportistas y otros participantes acreditados:
- comprobación del estado de salud: declaración de viaje y cribado de la temperatura corporal
- existencia de protocolos para el rastreo de contactos (con todos los datos de las personas presentes)
- facilitación de una mayor separación (distanciamiento físico)
- aplicación de todas las precauciones de higiene.
Deben existir procedimientos claros y documentados para el aislamiento de deportistas y otros participantes acreditados (personal de la zona de competición, equipos médicos, funcionarios deportivos que hayan tenido contacto estrecho con los deportistas) que se encuentren mal o presenten síntomas, debiéndose ensayar dichos procedimientos antes de la celebración del evento. Esto es especialmente aplicable a aquellos deportes de mayor riesgo como los deportes de contacto.
No, las pruebas deben llevarse a cabo de acuerdo con los servicios sanitarios locales y las directrices nacionales. No se debe permitir que participe en el evento ninguna persona que se encuentre mal o presente síntomas. Se debe establecer una colaboración estrecha con las autoridades locales de salud pública con amplia antelación al evento para facilitar la realización de pruebas a aquellos deportistas, funcionarios deportivos o espectadores que se ajusten a las definiciones de caso sospechoso previamente acordadas.
Se debe considerar la capacidad de los servicios sanitarios del país anfitrión para gestionar cualquier actividad relacionada con la COVID-19, y con otros problemas de salud pública asociados al evento, que vaya más allá de las medidas nacionales de respuesta a la pandemia.
En la zona de alojamiento de deportistas deberán seguirse las recomendaciones preventivas generales para el conjunto de la población, entre ellas las relativas al distanciamiento físico.
También deben promoverse las siguientes medidas:
- carteles y mensajes digitales sobre la COVID-19 y el modo de prevenir la infección dirigidos a todos los participantes y a su círculo próximo
- desinfección y limpieza periódicas de las superficies en los lugares de celebración y en los espacios personales
- evitación del uso compartido de equipamiento, y limpieza de este después de cada usuario
Se recomienda que los organizadores elaboren una lista de verificación (que incluya dispensadores de gel desinfectante para manos, instalaciones de higiene, etc.). Véanse al respecto las recomendaciones para organizadores de eventos sobre medidas de mitigación que figuran más arriba.
El riesgo adicional que supone el que los participantes y espectadores se desplacen en transporte público en una gran ciudad puede no ser significativo en comparación con el riesgo al que está expuesta de forma continuada la población local que usa habitualmente el transporte público si no es posible mantener el distanciamiento físico.