Una pandemia requiere nada menos que un esfuerzo planetario para acabar con ella

30 de septiembre de 2020

No nos engañemos: la lucha contra el coronavirus está lejos de terminar.

Las tendencias son preocupantes en todo el mundo. Esta enfermedad ha sido la causa directa de la pérdida de un millón de vidas, mientras que millones de personas ven impedido su acceso a los servicios de salud básicos. Debido al peligro que corren los puestos de trabajo, los gobiernos han inyectado más de diez billones de dólares en la economía para que las personas mantengan su sustento. Además, en aras del bien común, todo el mundo ha hecho sacrificios personales que afectan a su día a día.

Una pandemia requiere nada menos que un esfuerzo planetario para acabar con ella. Nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo. La única forma de acabar con esto es lograr que todo el que necesite vacunas, pruebas y tratamientos para el coronavirus, en cualquier lugar del mundo, pueda conseguirlos.

La única forma de acabar con esto es lograr que todo el que necesite vacunas, pruebas y tratamientos para el coronavirus, en cualquier lugar del mundo, pueda conseguirlos.

Se trata de un test de estrés histórico para la cooperación mundial. Sin embargo, estamos preparados para afrontar este reto. Este es el motivo por el que hemos lanzado el Acelerador del acceso a las herramientas para la COVID-19     (Access to COVID-19 Tools, ACT).

En este marco de colaboración mundial se agrupan gobiernos, científicos, empresas, filántropos y organizaciones pro salud internacionales, tales como la Fundación Bill y Melinda Gates, la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (Coalition for Epidemic Preparedness Innovations, CEPI), la Fundación para Nuevos Diagnósticos Innovadores (Foundation for Innovative New Diagnostics, FIND), la Gavi, Alianza para la Vacunación, el Fondo Mundial, Unitaid, Wellcome, la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial.

El Acelerador del ACT impulsa la investigación, el desarrollo y el suministro de pruebas, tratamientos y vacunas en todo el mundo. De momento ha conseguido unos resultados impresionantes: 1700 ensayos clínicos y cien países analizados para detectar dónde falta capacidad de respuesta.

Lo ha logrado en tan solo cinco meses y con un presupuesto de 3000 millones de dólares. Si consiguiéramos cubrir las necesidades de inversión del Acelerador del ACT —que se estiman en 38 000 millones de dólares—, piensen en lo que podríamos lograr y lo rápido que podríamos lograrlo.

Según los cálculos de los socios del Acelerador del ACT, la financiación total del Acelerador del ACT conseguiría amortizar la inversión muy rápido, una vez que la crisis haya finalizado y se reanuden el comercio y los viajes internacionales.

En pocas palabras: nos recuperaremos mucho más rápido de esta crisis si invertimos en el Acelerador del ACT.

No solo se salvarán vidas, sino que, además, se conseguirá el mejor de los estímulos, ya que las economías podrán reabrirse todas a la vez. Al igual que con la crisis financiera de 2008, la recuperación económica a medio y largo plazo precisa de un enfoque global para restaurar el comercio y la confianza entre todos los países. Compartir de forma equitativa una vacuna y otras herramientas sanitarias no es una cuestión de caridad: es economía a prueba de balas.

El Acelerador del ACT ahorra costes a los gobiernos porque les proporciona eficiencias de escala y poder de compra. Además, abarca todo el espectro de herramientas necesarias contra el virus —como los equipos de protección personal y el oxígeno— y se asegura de que todos los países puedan disponer de ellas.

Un total de 156 economías, que representan a casi dos tercios de la población mundial, han logrado un compromiso con COVAX o son aptas para recibir vacunas a través de COVAX —la rama de vacunación del Acelerador del ACT—, que trabaja para encontrar una vacuna segura y eficaz a la vez que protege a los trabajadores sanitarios y a las personas vulnerables, también en los países de rentas bajas y medias.

En esta reunión virtual de líderes en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, se presenta una oportunidad histórica, pero también se hace un llamamiento al imperativo moral. Tenemos la oportunidad de movilizar a los líderes del mundo y hacerles comprender cuán importante es sumar nuestros recursos.