La desigualdad ha transformado la supervivencia de los niños en una lotería: depende del lugar del mundo en el que vivan

3 de junio de 2015

Flavia Bustreo, Subdirectora General, Salud de la Familia, la Mujer y el Niño

Seguramente conozcan estas escalofriantes estadísticas: cada día mueren 17 000 niños menores de 5 años, de los que casi la mitad son recién nacidos.

Casi todas estas muertes, que se producen en tan solo unos pocos países, podrían impedirse. Las desigualdades entre los países son crueles. Un niño nacido en Angola tiene 84 veces más probabilidades de morir antes de cumplir 5 años que un niño nacido en Luxemburgo.

Al contrario de lo que se pueda pensar, esto no afecta solo a los países pobres. Afecta a las comunidades pobres de todos los países, incluidos los más ricos.

La vida de todos y cada uno de los niños tiene un valor incalculable. Sin embargo, actualmente, las probabilidades de supervivencia infantil dependen casi completamente de la suerte: el lugar de nacimiento, los ingresos y el nivel educativo de sus padres, y otros factores sociales y ambientales que repercuten directamente en la salud.

«Es intolerable que tantos niños mueran porque no pueden acceder a servicios de salud básicos y costoeficaces».

Flavia Bustreo, Subdirectora General, Salud de la Familia, la Mujer y el Niño

Esto significa que, pese a los progresos logrados, no hemos podido llegar a quienes más necesitan nuestra ayuda: los más pobres, desfavorecidos y vulnerables. Es imperdonable que tantos niños mueran porque no pueden acceder a servicios de salud básicos y costoeficaces.

Así pues, ¿qué necesitamos para eliminar estas desigualdades?

1. Personal sanitario cualificado

Muchas muertes de recién nacidos podrían prevenirse si se tiene cerca a una partera cualificada, alguien que conozca técnicas simples que salvan vidas como el método madre canguro y, sobre todo, la lactancia materna exclusiva, que es la intervención más eficaz en entornos de mortalidad elevada. El personal sanitario cualificado es esencial para proporcionar atención durante el parto y en la crucial semana que sigue al parto, que es cuando se producen más del 40% de las muertes infantiles.

2. Acercar la atención sanitaria a los hogares

Una estrategia fundamental para llegar a las poblaciones «inalcanzables» que viven en zonas remotas es facilitar su acceso a la atención de la salud mediante la capacitación de miembros de la comunidad local para que presten atención sanitaria básica y traten las enfermedades infantiles más comunes. La administración de antibióticos impediría la mayoría de las muertes infantiles por neumonía y otras infecciones. Sin embargo, el acceso a estos medicamentos sigue siendo difícil en los lugares con las tasas más elevadas de muerte infantil. La eliminación de los obstáculos legales que impiden a los trabajadores sanitarios administrar antibióticos para la neumonía también salvaría la vida de muchos niños.

3. Compromiso político

El compromiso político es sumamente importante, así como proporcionar cobertura universal a las poblaciones vulnerables. Algunos países como la India y el Brasil, que presentan grandes disparidades económicas, están reduciendo las desigualdades y han puesto en marcha programas especiales para garantizar una atención sanitaria básica gratuita a las embarazas, los bebés y los niños pequeños. Los resultados han sido notables. En el Brasil, la tasa de mortalidad de lactantes se redujo de 47,1 muertes por cada 1000 nacidos vivos en 1990 a 20 muertes por cada 1000 nacidos vivos en 2007. En la India, en ese mismo periodo, la mortalidad de niños menores de 5 años se redujo un 54,4%, de 118 a 52 muertes por cada 1000 nacidos vivos.

Estuve recientemente en Nueva York, donde Ban Ki-moon Secretario General de las Naciones Unidas, reunió a los líderes mundiales para que se comprometieran a poner en marcha una estrategia en pro de la salud de las mujeres, los niños y los adolescentes. El Sr. Ban brinda su sólido liderazgo mundial a esta iniciativa, que tiene como finalidad salvar vidas sobre la base de la equidad y los derechos humanos y que servirá de plataforma para aplicar los objetivos de desarrollo sostenible, que serán adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre en Nueva York.

Ahora que estamos a punto de superar la era de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, nosotros —la comunidad mundial— debemos aprovechar la oportunidad para trabajar de consumo. Las brechas creadas por la desigualdad deben cerrarse, y se han de crear las condiciones que garanticen un futuro saludable y sostenible para todos y cada uno de los lactantes, los niños y las personas en general, independientemente de donde vivan. Tenemos que actuar al más alto nivel, aportando los compromisos y los recursos necesarios para respaldar esa acción.

No hay que olvidar que la acción no depende del compromiso político o de la disponibilidad de conocimientos médicos. Debe sustentarse en el reconocimiento de que nuestros recién nacidos y nuestros niños pequeños no son meros receptores de atención sanitaria, sino que son «titulares de derechos» por sí mismos: todos los niños, sin discriminación alguna, tienen el derecho legal a la supervivencia y al disfrute del nivel más alto posible de salud y atención sanitaria, tanto en la legislación como en la práctica.


Este artículo se publicó por primera vez en The Guardian el 28 de mayo de 2015.

 

Autores

Dra Flavia Bustreo

Subdirectora General de Salud de la Familia, la Mujer y el Niño de la OMS
OMS

Destacado

Enlaces conexos