Nuestro clima, nuestra salud: Ha llegado el momento de que todos los profesionales sanitarios pasen a la acción

6 de octubre de 2015

Dra. María Neira, Directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS 

No hace mucho se pensaba que el cambio climático era un tema del futuro –un problema que afectaría sobre todo a nuestros nietos o bisnietos, dentro de muchos años. Nada más lejos de la realidad. El cambio climático está ocurriendo ahora, y podemos ver el efecto que tiene en nuestra salud todos los días y en todas las regiones del mundo.

Si el mundo continúa por el mismo camino, se prevé que en tan solo 80 años la temperatura media de la superficie de la tierra habrá aumentado 4ºC. Lo más probable es que muchos de los niños que están naciendo ahora vivan aún en 2100. A medida que la temperatura de la tierra vaya subiendo, se producirán durante más tiempo y con mayor frecuencia olas de calor como las registradas este verano en el Pakistán y la India, que se cobraron casi 5000 vidas y provocaron miles de enfermedades relacionadas con el calor.

Los huracanes, los ciclones, las inundaciones y los incendios, como los que arrasaron este año más de ocho millones de acres en el oeste de los Estados Unidos, serán cada vez más comunes, y pondrán en peligro vidas humanas y medios de subsistencia. También habrá más malnutrición, pues las sequías limitan la producción de alimentos y las inundaciones destrozan cultivos.

Los cambios meteorológicos continuarán provocando cambios en las pautas de transmisión de las enfermedades infecciosas, lo que dará lugar a más brotes de malaria, dengue y cólera. De todas estas enfermedades, la que más preocupación suscita es la malaria, pues es una de las más mortíferas, es sumamente sensible al cambio climático a largo plazo y varía con las estaciones en las zonas muy endémicas. Ahora que estamos empezando a conseguir que disminuyan la morbilidad y la mortalidad por malaria, existe el riesgo de que se reviertan nuestros progresos.

Al mismo tiempo, muchas de las opciones energéticas ineficaces y contaminantes que están provocando el cambio climático resultan también sumamente perjudiciales para la salud humana: todos los años se registran más de siete millones de muertes por enfermedades respiratorias, enfermedades cardiovasculares y cánceres atribuibles a la contaminación del aire.

Nuestro deber como profesionales sanitarios

Como profesionales sanitarios tenemos el deber de frenar el impacto del cambio climático. Aunque pueda parecer que esa misión no entra en nuestra esfera de competencia, estamos en primera línea en la lucha para proteger la salud de las generaciones actuales y futuras.

Aquí en la OMS ya hemos adoptado medidas para hacer oír la voz de los profesionales sanitarios.

«Asegurémonos de que nuestra salud y la de las generaciones futuras ocupan un lugar central en las negociaciones sobre el cambio climático».

Dra. María Neira, Directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS

En 2008, durante la Asamblea Mundial de la Salud, los ministros de salud adoptaron una resolución sobre el cambio climático, en la que los países se comprometieron a tomar medidas para proteger la salud humana contra el cambio climático. La resolución está ahora respaldada por planes de acción regionales y nacionales.

Hace un año más de 400 delegados de alto nivel especializados en temas de salud de todas las regiones del mundo convinieron unánimemente en que el clima plantea “riesgos inaceptables” para la salud pública mundial. Pero tenemos que hacer oír nuestra voz con más fuerza. El mundo sigue necesitando un acuerdo jurídicamente vinculante y universal sobre el cambio climático.

En menos de dos meses se reunirán en París unos 25 000 delegados para asistir a la Conferencia de las Partes (COP 21), también conocida como Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, con el fin de adoptar un tratado y de comprometerse a que el calentamiento global se mantenga por debajo de 2ºC.

Hemos de asegurarnos de que el mundo sepa que el tratado de París es un tratado sobre salud pública.

Medidas que hay que tomar

Ahora más que nunca necesitamos el apoyo de la comunidad sanitaria. Este es nuestro último esfuerzo por llegar a una resolución que protegerá nuestra salud y la de nuestros hijos.

A continuación figuran cinco medidas que pueden adoptar todos los profesionales sanitarios:

  • En primer lugar, podemos informarnos sobre las amenazas concretas relacionadas con el clima que pesan sobre las poblaciones y los pacientes con los que trabajamos, evaluar nuestra propia capacidad y la de los sistemas de salud para afrontarlas y colaborar con otras entidades para planificar estrategias de adaptación y mitigación.

  • En segundo lugar, muchos de los efectos del cambio climático se pueden evitar recurriendo a intervenciones de salud pública, por ejemplo, de vigilancia de enfermedades, preparación para desastres, control de mosquitos, administración de suplementos nutricionales y vacunación. Como profesionales sanitarios podemos trabajar para reforzar nuestra capacidad en esas esferas.

  • En tercer lugar, podemos participar en la formulación de políticas de salud pública y medio ambiente a nivel local para garantizar que las intervenciones destinadas a mitigar el cambio climático se diseñen de manera que promuevan al máximo el bienestar de las personas; por ejemplo, podemos trabajar con los planificadores urbanos en el diseño de ciudades que inciten a caminar y a utilizar menos los coches, lo cual permitiría reducir la enorme carga que representan para la salud la contaminación del aire y la inactividad física.

  • En cuarto lugar, podemos predicar con el ejemplo y reducir las emisiones de carbono de nuestros propios hospitales y dispensarios, y para ello invertir en tecnologías renovables, como las de generación de energía solar, en lugar de utilizar grupos electrógenos que funcionan con diésel.

  • Por último, podemos emplear nuestros conocimientos y autoridad para abogar por la adopción de un acuerdo sobre el clima rotundo y eficaz, y por que la salud ocupe un lugar central en todas las políticas y planes sobre el cambio climático.

De aquí a la celebración de la COP 21, la OMS insta a todos los profesionales sanitarios a que luchen por un futuro más sano y más sostenible firmando nuestro llamamiento a la acción.

Acudamos a París como una sola voz y asegurémonos de que nuestra salud y la de las generaciones futuras ocupen un lugar central en las negociaciones sobre el cambio climático.

Autores

Dra Maria Neira

Directora
Departamento de Salud Pública y Determinantes Medioambientales y Sociales de la Salud OMS
OMS

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