Día Mundial Sin Tabaco 2015. Ha llegado el momento de actuar contra el comercio ilícito de productos de tabaco

29 de mayo de 2015

Vera Luiza da Costa e Silva, Jefa de la Secretaría del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco

OMS

Hubo un tiempo en que se consideraba que el contrabando era una actividad romántica, propia de héroes de capa y espada como los bandoleros españoles del siglo XIX. Subidos a lomos de caballos andaluces, vestidos con largas capas y sombreros de ala ancha, hacían contrabando de tabaco, al tiempo que combatían a las tropas napoleónicas.

Actualmente, el comercio ilícito de tabaco no tiene nada de romántico. Es una actividad de proporciones verdaderamente planetarias, que se caracteriza por distraer fondos de donde más se necesitan. No es exagerado decir que en el mundo no hay suficientes servicios hospitalarios, enfermeras y médicos para hacer frente al creciente número de enfermos de cáncer, porque hay delincuentes que han desviado ingresos fiscales en beneficio propio.

Es difícil calcular las pérdidas en concepto de impuestos, pero incluso según una estimación prudente realizada en 2009, las arcas públicas perdieron US$ 31 000 millones a consecuencia del comercio ilícito. Otros investigadores de renombre afirman que la cifra es aún mayor, y que puede llegar hasta US$ 50 000 millones. Las principales víctimas son los países de ingresos bajos y medianos, que son quienes más necesitan el dinero, y, por supuesto, los consumidores que caen en la adicción debido a que hay productos de tabaco más accesibles y asequibles.

Las enfermedades relacionadas con el tabaco son una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el ser humano.

Vera Luiza da Costa e Silva, Jefa de la Secretaría del Convenio Marco de la OMS

Por esa razón el Día Mundial Sin Tabaco de este año, que se celebra el 31 de mayo, está dedicado al problema del comercio ilícito. La OMS y la Secretaría del Convenio Marco instan a los Estados Miembros a que se sumen al creciente grupo de Partes que han firmado el Protocolo para la eliminación del comercio ilícito de productos de tabaco, un tratado internacional en sí mismo, negociado bajo la égida del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco.

Las enfermedades relacionadas con el tabaco son una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el ser humano. Cada seis segundos, aproximadamente, muere una persona a causa de una enfermedad relacionada con el tabaquismo, lo que representa casi seis millones de personas al año. Se estima que en 2030, esa cifra será de más de ocho millones de personas al año, y que más del 80% de esas muertes prevenibles se producirán entre personas que viven en países de ingresos bajos y medianos.

El Protocolo no solo reforzará los medios de que disponen los gobiernos para combatir esa actividad perniciosa; también permitirá aumentar la recaudación tributaria, mejorar la salud de la población mundial y cortar el flujo financiero de quienes desafían a las fuerzas del orden, como las bandas de delincuencia organizada.

Los grupos delictivos no son los únicos beneficiarios. Hay vendedores ambulantes que se ganan la vida en las zonas donde los controles fronterizos no son rigurosos o se puede sobornar a los funcionarios locales para que miren hacia otro lado. Hay estudios que ponen de manifiesto que hay fuerzas insurgentes que se han hecho fuertes con ese comercio en Oriente Medio y África. Por ejemplo, en África central y oriental, se ha visto que grupos rebeldes acusados de graves violaciones de los derechos humanos se han servido del comercio ilegal de tabaco para financiar sus actividades.

Ahora bien, la industria tabacalera es quien más se beneficia de las actividades de los contrabandistas y traficantes. Los productos de tabaco ilícitos también provienen de fábricas y, muy a menudo, si se sigue su rastro, se encuentra su origen en los fabricantes legalmente autorizados.

Harán falta muchos años para acabar con el comercio ilícito. La entrada en vigor del Protocolo es un primer paso decisivo.

Vera Luiza da Costa e Silva, Jefa de la Secretaría del Convenio Marco de la OMS

Son muchos los datos que demuestran ese hecho. Varias grandes empresas tabacaleras pagaron US$ 1 700 mil millones en concepto de multas a las autoridades canadienses entre 2008 y 2010 tras haber sido acusadas de estar involucradas en la organización de actividades de contrabando; los servicios fiscales y de aduanas del Reino Unido indicaron durante una investigación que los suministros de la industria tabacalera a determinados países son "muy superiores a la demanda local legítima." Además los documentos divulgados por la industria del tabaco a raíz de distintos procedimientos judiciales celebrados en los Estados Unidos aportan pruebas concretas que demuestran que los fabricantes se sirven de rutas ilícitas para aumentar las ventas y conseguir nuevos mercados, por ejemplo, en Asia y América Latina.

Teniendo en cuenta las fuerzas que se oponen, ¿cómo podrá el Protocolo conseguir que las cosas avancen? Seguramente, el cambio más importante consistirá en reforzar el control de la cadena de suministro. Los sistemas de seguimiento y localización, cuyos gastos deberá sufragar la industria tabacalera, si bien estarán controlados por los gobiernos, permitirán mostrar si los productos se desvían hacia las redes ilícitas y dónde.

Las importaciones, las exportaciones y la fabricación se homologarán, aumentarán las sanciones legales contra los contrabandistas y otras personas que participen en el comercio ilícito, se intensificarán las medidas adoptadas para combatirlo y se reforzará la cooperación internacional.

El comercio ilícito es una entidad con muchas cabezas; una hidra que perjudica a las personas ingenuas y vulnerables. Harán falta muchos años para derrotarla, pero hay que presentar batalla, si queremos avanzar. La entrada en vigor del Protocolo es un primer paso decisivo.