Datos y cifras
- Se calcula que cerca de 1000 millones de personas que viven en países de ingresos bajos y de la franja inferior de ingresos medianos son atendidos en establecimientos de salud que no disponen de electricidad o cuyo suministro es poco estable.
- Se necesita electricidad para que funcionen aparatos médicos esenciales que salvan vidas, así como los servicios más básicos, como el alumbrado, las comunicaciones y el suministro de agua potable. También se necesita para ofrecer permanentemente la atención de salud esencial y para mejorar la salud de las personas, ya que hacen posibles los partos sin riesgos, la vacunación, el diagnóstico y la respuesta a las emergencias.
- En los países de ingresos bajos y de la franja inferior de ingresos medianos de Asia meridional y del África subsahariana, entre el 12% y el 15% de los establecimientos de salud, respectivamente, no disponen de electricidad.
- En el África subsahariana, solo la mitad de los hospitales tienen un suministro eléctrico ininterrumpido.
- La disponibilidad de energía es más difícil en los establecimientos situados en las zonas rurales y remotas.
Panorama general
Los servicios más básicos de los establecimientos de salud, desde la iluminación y las comunicaciones hasta el suministro de agua potable, funcionan con electricidad. Lo mismo ocurre con los aparatos que se emplean para atender a los partos sin riesgos, vacunar y practicar la mayoría de los procedimientos habituales y de urgencia. El suministro fiable de energía, en particular de electricidad, es uno de los principales factores que hacen posible la cobertura sanitaria universal. Hay una serie de soluciones energéticas rentables y no contaminantes, como los sistemas fotovoltaicos que aprovechan la energía solar, que pueden instalarse rápidamente para electrificar los establecimientos de salud de forma sostenible y aumentar su resistencia al cambio climático.
Sin embargo, como se destaca en el informe Energizing health: accelerating electricity access in health-care facilities (en inglés), cerca de 1000 millones de personas que viven en países de ingresos bajos y de la franja inferior de ingresos medianos son atendidos en establecimientos de salud que no disponen de electricidad o cuyo suministro es poco estable. En los países de ingresos bajos y de la franja inferior de ingresos medianos de Asia meridional y del África subsahariana, entre el 12% y el 15% de los establecimientos de salud, respectivamente, no disponen de electricidad. Además, dentro de un mismo país se observan marcadas diferencias entre las zonas urbanas y las rurales, ya que los establecimientos de las primeras suelen tener más acceso a la electricidad y un suministro más estable.
Es necesario aumentar rápidamente el apoyo, la financiación y la inversión para agilizar la electrificación de los establecimientos de salud. También es preciso hacer un seguimiento más sistemático del acceso a la energía en estos centros, proporcionar los recursos necesarios para elaborar y aplicar planes de energía no contaminante adaptados a las necesidades del sector de la salud y formular políticas y planes de financiación que aprovechen las posibilidades que ofrecen los métodos sostenibles de abastecimiento de energía y permitan atender las necesidades del sector de la salud.
La disponibilidad de electricidad en el mundo
Tras analizar los datos obtenidos en encuestas nacionales sobre el estado de electrificación de los establecimientos de salud de 27 países de ingresos bajos y de la franja inferior de ingresos medianos realizadas en cualquier año entre 2015 y 2022, se observa (en inglés):
- En cuanto al acceso a electricidad, aun sin que sea ininterrumpida: como mínimo el 12% y el 15% de los establecimientos de salud de Asia meridional y el África subsahariana, respectivamente, no disponen de suministro eléctrico. En cuanto a América Latina y el Caribe, este porcentaje es del 8%.
- Por lo que respecta al acceso estable, solo disfrutan de él el 40% de los centros del África subsahariana, mientras que en América Latina y el Caribe esta proporción es de un promedio del 72%. En el África subsahariana, el abastecimiento eléctrico es poco fiable, ya que solo la mitad de los hospitales disponen de él.
En general, el suministro suele ser mejor en los hospitales que en los centros no hospitalarios, como los de atención primaria, y se observan diferencias entre las zonas urbanas y las rurales de un mismo país, ya que, en las primeras, los establecimientos suelen tener un suministro mayor y mejor.
Los exámenes más detallados de otros indicadores del suministro eléctrico de los establecimientos de salud por grupos de países muestra que, a menudo, hay generadores que no funcionan y el suministro es insuficiente para satisfacer todas las necesidades de los establecimientos.
Posibilidades y beneficios
En la actualidad se dispone de nuevas opciones para electrificar los establecimientos de salud que no existían o eran demasiado caras hace tan solo unos años. Por ejemplo, los sistemas fotovoltaicos y las baterías para obtener y almacenar energía de forma descentralizada y sostenible no solo son rentables y no contaminantes, sino que se pueden instalar rápidamente y sin necesidad de esperar a conectarse a la red eléctrica principal.
Los sistemas descentralizados de energías renovables aumentan espectacularmente la resistencia al clima de estos establecimientos, les confieren autonomía con respecto al suministro de gasóleo necesario para los generadores y reducen las emisiones de dióxido de carbono y otros contaminantes.
Se ha comprobado que hay innovaciones técnicas y modelos de suministro que resultan eficaces. Es preciso incrementar la inversión e impulsar medidas para que todos los establecimientos de salud, incluidos los situados en zonas rurales remotas, dispongan de un suministro estable.
De acuerdo con los cálculos del Banco Mundial, se necesitan urgentemente USD 4900 millones para dotar de un nivel mínimo o intermedio de electrificación a los establecimientos de salud de 63 países de ingresos bajos y medianos a fin de que funcionen todos sus servicios de salud esenciales.
La salud es un derecho humano y un bien público. Debemos modificar profundamente las políticas e invertir para que todos los establecimientos de salud dispongan de un suministro eléctrico ininterrumpido que permita hacer frente a las desigualdades en materia de salud, cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, incluida la cobertura sanitaria universal, y mitigar el cambio climático.
Respuesta de la OMS
La OMS ayuda a los países a dotar de un suministro estable de electricidad a los establecimientos de salud, ofreciendo los conocimientos y las herramientas necesarios para: a) conocer la situación relativa a la disponibilidad y las necesidades de energía de los establecimientos de salud de cada país; b) reforzar la capacidad institucional para encontrar las opciones de suministro más adecuadas a sus necesidades; c) establecer un marco propicio para impulsar la electrificación de los establecimientos de salud; y d) prestar apoyo a las actividades de promoción, coordinación y movilización de recursos de alto nivel para que tengan repercusión en el terreno.
Recopilación, análisis y armonización de datos
Cuando se dispone de pocos recursos, es fundamental establecer valores iniciales de referencia y medir los progresos realizados para detectar las carencias y las necesidades prioritarias a la hora de asignarlos. Partiendo de su base de datos sobre electrificación de los establecimientos de salud (en inglés), la OMS recopila y analiza datos relativos al suministro de energía para conocer el grado en que se los va dotando de electricidad y también la calidad de esta, entre otros indicadores.
Obtención de conocimientos
La OMS recaba enseñanzas y prácticas correctas sobre la electrificación de los establecimientos de salud, atesorando y consolidando conocimientos básicos sobre políticas, normativas, modelos de suministro y medidas de apoyo exitosas e innovadoras, así como sobre las medidas prioritarias para agilizar dicha electrificación. La orientación y el apoyo a los países se brindan a través de la asistencia técnica directa y de la difusión de informes y prácticas óptimas, como las incluidas en el informe Energizing health: accelerating electricity access in health-care facilities.
Apoyo técnico y creación de capacidad para la acción en los países
A través de sus oficinas regionales y nacionales, la OMS presta apoyo técnico directo a los países en materia de análisis técnicos y económicos para electrificar los establecimientos de salud mediante energías renovables descentralizadas.
A este respecto, ofrece apoyo para:
- evaluar las necesidades energéticas
- estudiar las distintas posibilidades tecnológicas
- evaluar sus beneficios económicos y medioambientales
- determinar el enfoque más adecuado para la concepción y ejecución de la electrificación
- preparar la documentación técnica
- orientar el funcionamiento y el mantenimiento
La OMS colabora con el UNICEF; GAVI, la Alianza para las Vacunas (en inglés); la Fundación Selco (en inglés) y otros asociados para ayudar a los países a electrificar sus establecimientos de salud mediante sistemas descentralizados de energía solar.
Además, presta apoyo técnico para capacitar al personal de salud de distintos niveles, desde las administraciones centrales hasta los establecimientos de salud locales, a fin de que formule, aplique y mantenga mejor los programas de electrificación.
Por otra parte, la OMS colabora con entidades locales para formar al personal de los establecimientos de salud en el uso correcto de los sistemas de energía y en su mantenimiento básico.
Establecimiento de un entorno propicio
La OMS facilita la cooperación multisectorial y la acción coordinada entre las partes interesadas en la salud y la energía para obtener el máximo impacto y aprovechar las sinergias en el terreno. A este respecto, ejerce la función de secretaría de la Plataforma de Acción sobre Salud y Energía (en inglés), facilita las actividades de la Coalición de alto nivel sobre salud y energía convocada (en inglés) por el Director General de la OMS y es fundamental para las plataformas de diversas partes interesadas en la salud y la energía, como las conferencias de las partes sobre el cambio climático (COP), el grupo de coordinación de Naciones Unidas para energía (UN-Energy) y el seguimiento de los progresos realizados para cumplir el Objetivo 7 de Desarrollo sostenible.