Datos y cifras
- La hepatitis E es una inflamación del hígado debida a la infección por el virus de la hepatitis E (VHE).
- En 2021, el VHE provocó 3450 muertes y, según se estima, se registraron 19,47 millones de casos de hepatitis E aguda a escala mundial; asimismo, este virus fue la causa del 5,4 % de los años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) en todo el mundo vinculados a una hepatitis aguda (1).
- El virus se transmite por vía fecal-oral, principalmente a través de agua contaminada.
- Aunque la hepatitis E afecta a todas las zonas del mundo, la prevalencia de la enfermedad es mayor en África Subsahariana y en Asia Oriental y Meridional.
- Existe una vacuna capaz de prevenir la infección por el virus de la hepatitis E que está autorizada en China y en otros países y se ha utilizado como medida de respuesta a brotes.
Panorama general
La hepatitis E es una inflamación del hígado debida al virus de la hepatitis E (VHE). El virus se excreta en las heces de las personas infectadas y penetra en el organismo humano por vía oral. Se transmite principalmente por consumo de agua de bebida contaminada. La infección suele remitir espontáneamente y desaparece en un plazo de dos a seis semanas. En algunos casos da lugar a una enfermedad grave conocida como hepatitis fulminante (insuficiencia hepática aguda), que puede ser mortal.
Transmisión
La infección por el VHE se da en todo el mundo, pero es frecuente en los países de ingreso mediano y bajo con acceso limitado a servicios esenciales de agua, saneamiento, higiene y salud. La infección puede manifestarse en brotes o de forma esporádica. Existen cuatro genotipos principales de este virus capaces de provocar la enfermedad en los seres humanos (genotipos 1, 2, 3 y 4). Y cada uno de ellos tiene diferentes vías de transmisión y distribución geográfica. Los genotipos 1 y 2 del VHE infectan principalmente a los seres humanos, mientras que los genotipos 3 y 4 infectan sobre todo a mamíferos no humanos y provocan ocasionalmente zoonosis en la especie humana. La transmisión de los genotipos 3 y 4 es principalmente zoonótica, por consumo de carne cruda o insuficientemente cocinada, si bien probablemente el entorno sea también una fuente de infección.
Los genotipos 1 y 2, los más prevalentes del VHE en África y partes de Asia, se transmiten principalmente por vía fecal-oral. En particular, la contaminación del agua de bebida provoca a menudo brotes a gran escala que afectan de varios cientos a varios miles de personas. Algunos de esos brotes se han registrado en lugares afectados por conflictos o emergencias humanitarias, como zonas en guerra y campamentos de poblaciones de refugiados o de desplazados internos, situaciones en las que resulta particularmente difícil contar con servicios de saneamiento y de suministro de agua salubre.
Síntomas
El periodo de incubación tras la exposición al VHE va de dos a diez semanas, aunque la media es de cinco a seis semanas. Las personas infectadas empiezan a excretar el virus desde pocos días antes del inicio de la enfermedad hasta unas tres o cuatro semanas después.
En las zonas con un alto grado de endemicidad de la enfermedad, la infección sintomática es más frecuente en los jóvenes adultos (de 15 a 40 años). En esas zonas, aunque los niños también contraen la infección, a menudo no se diagnostica porque generalmente no tienen síntomas o se trata solo de una enfermedad leve sin ictericia.
Los signos y síntomas característicos de la hepatitis son:
- una fase inicial con fiebre leve, disminución del apetito (anorexia), náuseas y vómitos, que dura algunos días;
- dolor abdominal, picazón, erupción cutánea o dolor en las articulaciones;
- ictericia (coloración amarillenta de la piel), orina oscura y heces claras; y
- un ligero aumento del tamaño del hígado (hepatomegalia), con dolor a la palpación.
Tales síntomas pueden no distinguirse de los que caracterizan a otras formas de hepatitis u otras enfermedades infecciosas en zonas endémicas, como la leptospirosis, el dengue, la fiebre amarilla y el paludismo. Los síntomas duran normalmente entre una y seis semanas.
Si bien la hepatitis E se considera por lo general una enfermedad aguda que remite espontáneamente, en raras ocasiones la hepatitis E aguda puede ser grave y dar lugar a una hepatitis fulminante (insuficiencia hepática aguda). Estos pacientes corren el riesgo de morir. Las gestantes con hepatitis E, sobre todo en el segundo y tercer trimestres, corren mayor riesgo de sufrir insuficiencia hepática aguda, de fallecer o de muerte intrauterina. Las tasas de letalidad entre las gestantes que contraen la hepatitis E en el tercer trimestre pueden rondar el 20 %-25 %.
Rara vez se han descrito también casos de hepatitis E crónica en personas inmunodeprimidas, sobre todo en receptores de trasplantes y pacientes tratados con inmunodepresores.
Diagnóstico
La hepatitis E no se puede distinguir clínicamente de otros tipos de hepatitis víricas agudas ni de otras posibles enfermedades infecciosas que provocan ictericia. Sin embargo, la sospecha puede estar fundada cuando se dan condiciones epidemiológicas propicias, por ejemplo, si se registran varios casos en municipios distintos de zonas en las que se sabe que la enfermedad es endémica, si hay riesgo de contaminación del agua, si la enfermedad es más grave en las gestantes o si ya se ha descartado la hepatitis A.
El diagnóstico definitivo de la hepatitis E suele basarse en la detección en la sangre de anticuerpos IgM específicos contra el VHE. Existen pruebas rápidas para su uso sobre el terreno. Otros datos indicativos de laboratorio son la detección de concentraciones séricas elevadas de bilirrubina, alanina-aminotransferasa (ALAT) y aspartato transaminasa (AST).
Otra prueba utilizada es la reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscripción (RT-PCR), que permite detectar el ARN del VHE en la sangre y las heces. Este análisis, sin embargo, solo puede realizarse en laboratorios especializados. La prueba es especialmente necesaria en las zonas en las que la hepatitis E no es frecuente y en casos poco comunes de infección crónica por el VHE.
Tratamiento
No existe ningún tratamiento antivírico específico capaz de alterar la evolución de la hepatitis E aguda. Como la enfermedad suele remitir espontáneamente, por lo general no es necesario hospitalizar al paciente. Es importante evitar medicamentos innecesarios que pueden afectar negativamente la función hepática, por ejemplo el acetaminofeno (paracetamol).
Debe hospitalizarse a los pacientes con hepatitis fulminante; también cabe considerar esta posibilidad en el caso de las gestantes sintomáticas.
Prevención
La prevención es la medida más eficaz contra la infección. Es especialmente importante garantizar que las gestantes expuestas tengan acceso a información adecuada y a medidas de prevención. A nivel de la población, la transmisión del VHE y de la infección por el virus de la hepatitis E se pueden reducir:
- manteniendo la calidad de los sistemas públicos de suministro de agua
- estableciendo sistemas adecuados de eliminación de las heces humanas.
A nivel individual, el riesgo de infección puede disminuirse:
- manteniendo prácticas higiénicas
- no consumiendo agua ni hielo si no se está seguro de que no están contaminados.
La prevención del VHE y el control de la enfermedad que provoca dependen principalmente de las medidas de agua, saneamiento e higiene (ASH), que suelen aplicarse de forma inadecuada en los entornos que más se beneficiarían de ellas.
Además, el desarrollo de la única vacuna disponible actualmente contra la hepatitis E, conocida con el nombre de vacuna HEV 239 (Hecolin®), constituye una oportunidad para proteger a las poblaciones vulnerables y frenar brotes epidémicos.
La vacuna está autorizada en China desde 2011 para utilizarse en adultos sanos a partir de 16 años por medio de una inyección intramuscular en un esquema de tres dosis (0, 1 y 6 meses). El producto se suministra en una jeringa precargada con un tiempo de conservación aprobado de al menos 36 meses. En un amplio ensayo clínico de fase III realizado en China la vacuna mostró una elevada tasa de eficacia y un buen perfil de seguridad, especialmente en adultos a partir de 16 años.
En marzo de 2022, se alcanzó en el continente africano un importante hito en la vacunación contra la hepatitis E. En respuesta al brote de hepatitis E de Bentiu (Sudán del Sur), Médicos Sin Fronteras ayudó al Ministerio de Salud de Sudán del Sur a poner en marcha una campaña de vacunación contra la hepatitis E. Se realizaron tres rondas de vacunación, en cada una de las cuales se inmunizó a más de 24 000 personas, incluidas mujeres gestantes. Esta fue la primera vez que se utilizó la vacuna para mitigar las consecuencias de un brote, según recomendó la OMS en su documento de posición de 2015 sobre la vacuna contra la hepatitis E.
En 2023 se llevó a cabo una segunda campaña para responder a un brote en el distrito de Fangak, estado de Yonglei (Sudán del Sur).
Respuesta de la OMS
La vacuna contra la hepatitis E fue la quinta vacuna aprobada en el marco del mecanismo del Grupo Internacional de Coordinación (GIC). Actualmente, la OMS colabora con expertos y asociados de todo el mundo para fomentar la disponibilidad de las vacunas como intervención de respuesta a los brotes.
Además, en 2014 la OMS publicó el informe técnico titulado Waterborne outbreaks of hepatitis E: recognition, investigation and control (Brotes de hepatitis E de transmisión hídrica: detección, investigación y control). El manual ofrece información sobre la epidemiología, las manifestaciones clínicas y el diagnóstico de la enfermedad. Asimismo, proporciona orientaciones para ayudar a las autoridades de salud pública a hacer frente a los brotes de hepatitis E.
La OMS desempeña una función crucial en la respuesta mundial a los brotes y en la detección y verificación rápidas de las emergencias sanitarias. El sistema de vigilancia mundial de la OMS detecta las amenazas para la salud pública las 24 horas del día, 365 días al año. Los brotes de hepatitis E se notifican periódicamente a la OMS, que proporciona una respuesta coordinada en sus tres niveles para apoyar, de ser necesario, a sus Estados Miembros. En 2024, la OMS ha desempeñado una función central en la coordinación y respuesta a los brotes del VHE en el Chad, Sudán del Sur y la República Centroafricana, entre otros.
Las Estrategias mundiales del sector de la salud contra el VIH, las hepatitis víricas y las infecciones de transmisión sexual para el periodo 2022-2030 orientan al sector de la salud en la aplicación de medidas estratégicas para lograr los objetivos de poner fin al sida, las hepatitis víricas (en particular, las hepatitis B y C crónicas) y las infecciones de transmisión sexual de aquí a 2030.
La OMS organiza campañas anuales con motivo del Día Mundial contra la Hepatitis (una de sus nueve campañas anuales de salud emblemáticas) con el objetivo de crear más conciencia y mejorar los conocimientos acerca de las hepatitis víricas. En la edición de 2024 del Día Mundial contra la Hepatitis, la OMS se centró en el lema «Es hora de actuar» con el fin de ilustrar la urgencia de ampliar la prevención, la realización de pruebas y el tratamiento de las hepatitis víricas para prevenir las enfermedades hepáticas y el cáncer y alcanzar la meta de eliminar la hepatitis para 2030.
Referencias
- Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), Acute hepatitis E—Level 4 cause, https://www.healthdata.org/research-analysis/diseases-injuries-risks/factsheets/2021-acute-hepatitis-e-level-4-disease