Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
La encefalitis japonesa es principalmente una enfermedad rural. El virus es transmitido por el mosquito vector Culex tritaeniorhynchus a través de un huésped vertebrado, principalmente cerdos y aves silvestres.
© Imagen

Encefalitis japonesa

6 de agosto de 2024

Datos y cifras

  • El virus de la encefalitis japonesa es un flavivirus relacionado con los virus del dengue, de la fiebre amarilla y del Nilo Occidental, y es transmitido por mosquitos (especialmente Culex tritaeniorhynchus).
  • El virus de la encefalitis japonesa es la principal causa de encefalitis vírica en muchos países de Asia, donde, según las estimaciones, se registran unos 100 000 casos clínicos cada año (1).
  • Aunque la encefalitis japonesa sintomática es rara, la tasa de letalidad entre las personas con encefalitis puede alcanzar hasta el 30%. Entre el 30% y el 50% de las personas con encefalitis tienen secuelas neurológicas, cognitivas y conductuales de carácter permanente.
  • La mayoría de los casos ocurren en niños menores de 15 años.
  • Veinticuatro países de la Región de Asia Sudoriental y la Región del Pacífico Occidental de la OMS tienen transmisión endémica del virus de la encefalitis japonesa, lo que expone a más de 3000 millones de personas al riesgo de infección.
  • Es una enfermedad incurable. El tratamiento se centra en aliviar los signos clínicos graves y ayudar al paciente a superar la infección.
  • Existen vacunas seguras y eficaces para prevenir la encefalitis japonesa. La OMS recomienda que la vacunación contra la encefalitis japonesa se integre en los calendarios nacionales de vacunación en todas las zonas donde esta enfermedad sea reconocida como un problema de salud pública.

Panorama general

El virus de la encefalitis japonesa es una causa importante de encefalitis vírica en Asia. Es un flavivirus transmitido por mosquitos que pertenece al mismo género que los virus del dengue, de Zika, de la fiebre amarilla y del Nilo Occidental. El primer caso de encefalitis japonesa vírica se documentó en 1871 en el Japón. La incidencia anual de la enfermedad clínica varía tanto entre los países donde la enfermedad es endémica como dentro de ellos, siendo de 10 casos por cada 100 000 habitantes o más durante los brotes. Según un estudio de revisión de la literatura y modelización, cada año se producen en el mundo unos 100 000 casos clínicos (IC del 95%: 61 720-157 522) de encefalitis japonesa, de los que aproximadamente 25 000 fallecen (IC del 95%: 14 550-46 031). La encefalitis japonesa afecta principalmente a los niños. La mayoría de los adultos en los países donde la enfermedad es endémica tienen inmunidad natural debido a la infección en la niñez, pero las personas de cualquier edad pueden verse afectadas. 

Signos y síntomas

La mayoría de las infecciones por el virus de la encefalitis japonesa son leves (fiebre y dolor de cabeza) o sin síntomas aparentes, pero aproximadamente 1 de cada 250 infecciones evoluciona a enfermedad clínica grave. El período de incubación es de 4 a 14 días. En los niños, el dolor gastrointestinal y los vómitos pueden ser los síntomas iniciales dominantes. La enfermedad grave se caracteriza por la aparición rápida de fiebre alta, dolor de cabeza, rigidez de nuca, desorientación, coma, convulsiones, parálisis espástica y, en última instancia, la muerte. La tasa de letalidad puede alcanzar hasta el 30% entre aquellas personas con síntomas de la enfermedad. De los que sobreviven, entre el 20% y el 30% sufren secuelas cognitivas, conductuales o neurológicas permanentes como convulsiones, pérdida de audición o visión, problemas de habla, lenguaje, memoria y comunicación o debilidad de las extremidades. 

Transmisión

Veinticuatro países de la Región de Asia Sudoriental y la Región del Pacífico Occidental de la OMS tienen riesgo de transmisión del virus de la encefalitis japonesa, lo que incluye a más de 3000 millones de personas. El virus de la encefalitis japonesa se transmite a los humanos a través de las picaduras de mosquitos infectados de la especie Culex (principalmente Culex tritaeniorhynchus). Los seres humanos, una vez infectados, no desarrollan suficiente viremia para infectar a los mosquitos que les piquen. El virus existe en un ciclo de transmisión entre mosquitos, cerdos y/o aves acuáticas (ciclo enzoótico). La enfermedad se localiza predominantemente en entornos rurales y periurbanos, donde los humanos viven más cerca de estos huéspedes vertebrados, en particular los cerdos domésticos. En la mayoría de las zonas templadas de Asia, el virus de la encefalitis japonesa se transmite principalmente durante la estación cálida, cuando pueden producirse grandes epidemias. En los trópicos y en los subtrópicos puede haber transmisión durante todo el año, pero a menudo se intensifica durante la estación de lluvias y el periodo previo a la cosecha en las regiones donde se cultiva arroz. 

Diagnóstico

Las personas que viven o han viajado a una zona donde la encefalitis japonesa es endémica y experimentan encefalitis se consideran casos sospechosos de encefalitis japonesa. El diagnóstico inicial de la encefalitis japonesa puede establecerse a partir de una exploración física seguida de una punción lumbar. Se requiere una prueba de laboratorio para confirmar la infección por el virus de la encefalitis japonesa y descartar otras causas de encefalitis. La OMS recomienda realizar pruebas de detección de anticuerpos IgM específicos del virus de la encefalitis japonesa en una sola muestra de líquido cefalorraquídeo (LCR) o suero, utilizando una prueba ELISA de captura de IgM. Si el resultado es negativo, puede analizarse una muestra en fase de convalecencia. Se prefiere la prueba de la muestra de líquido cefalorraquídeo para reducir las tasas de falsos positivos por infecciones previas o vacunación.

La vigilancia de la enfermedad es mayoritariamente sindrómica para el síndrome de encefalitis aguda. A menudo se realizan pruebas de laboratorio confirmatorias en sitios centinela especializados, y se realizan esfuerzos para ampliar la vigilancia basada en laboratorios. La vigilancia basada en casos se establece en los países que controlan eficazmente la encefalitis japonesa a través de la vacunación. 

Tratamiento

La encefalitis es una emergencia médica y requiere atención médica urgente. No existe ningún tratamiento antivírico para los pacientes con encefalitis japonesa. El tratamiento es de apoyo e incluye la estabilización y el alivio de los síntomas. 

Quienes han tenido encefalitis suelen presentar necesidades de atención de salud que requieren tratamiento y cuidados a largo plazo, incluida la rehabilitación. Las repercusiones psicosociales permanentes de la discapacidad debida a la encefalitis pueden tener consecuencias médicas, educativas, sociales y de derechos humanos. A pesar de la alta carga de secuelas en las personas con encefalitis, sus familias y su comunidad, el acceso a servicios y apoyo para estas afecciones suele ser insuficiente, en especial en los países de ingreso bajo y mediano. Se debe alentar a las personas que tengan una discapacidad por encefalitis y a sus familias a que acudan a los servicios y pidan orientación a las organizaciones locales y nacionales de personas con discapacidad y a otras organizaciones centradas en la discapacidad, ya que estas pueden ofrecer un asesoramiento vital sobre derechos jurídicos, oportunidades económicas e interacción social y garantizar así que las personas con discapacidad por la encefalitis puedan llevar una vida plena y gratificante. 

Prevención y control

En Asia se han realizado progresos en la implementación de programas de vacunación contra la encefalitis japonesa, y la mayoría de los países donde la enfermedad es endémica cuentan con programas nacionales o de ámbito específico. En los últimos años se ha informado de una disminución en la incidencia de la enfermedad, que probablemente se deba en parte a la vacunación. Gavi apoya las campañas de puesta al día de la vacunación contra la encefalitis japonesa y cofinancia la vacuna para la inmunización sistemática en países elegibles.

Existen vacunas seguras y eficaces para prevenir la encefalitis japonesa. La OMS recomienda llevar a cabo actividades contundentes de prevención y control de la encefalitis japonesa, incluida la inmunización contra la enfermedad en todas las regiones donde la enfermedad sea una prioridad de salud pública reconocida, junto con el fortalecimiento de los mecanismos de vigilancia y notificación. Incluso si el número de casos confirmados de encefalitis japonesa es bajo, se debe considerar la vacunación cuando exista un entorno adecuado para la transmisión del virus causante de la enfermedad. La introducción de la vacuna debe realizarse junto con una campaña puntual de puesta al día.

En la actualidad se utilizan tres tipos principales de vacunas contra la encefalitis japonesa: varias vacunas inactivadas derivadas de células Vero, una vacuna viva atenuada y una vacuna viva recombinante (quimérica). Una vacuna inactivada y las dos vacunas vivas están precalificadas por la OMS.

El riesgo para quienes viajen a zonas donde la encefalitis japonesa es endémica suele ser bajo, pero los viajeros deben tomar precauciones para evitar las picaduras de mosquitos. Las medidas preventivas personales incluyen el uso de repelentes de mosquitos, ropa de manga larga, serpentines fumigantes y vaporizadores. Se recomienda a los viajeros que vayan a pasar mucho tiempo en áreas donde la enfermedad es endémica que se vacunen antes de viajar.

En las zonas donde la enfermedad es endémica hay poca evidencia de la reducción de la carga de la encefalitis japonesa a partir de intervenciones distintas de la vacunación de los seres humanos. Por tanto, la vacunación de los seres humanos debe priorizarse sobre la vacunación de los cerdos y las medidas de control de mosquitos. Sin embargo, la propagación del virus de la encefalitis japonesa en nuevas zonas se ha correlacionado con el desarrollo agrícola y el cultivo intensivo de arroz impulsado por programas de riego. 

Respuesta de la OMS

La OMS responde a la encefalitis japonesa de la siguiente manera:

  • apoya a los países para que confirmen los brotes por medio de su red de laboratorios colaboradores;
  • elabora normas de vigilancia y definiciones de casos a efectos de notificación;
  • proporciona orientación sobre el manejo clínico de la enfermedad y la atención a largo plazo;
  • apoya los esfuerzos de control de vectores junto con la Respuesta Mundial para el Control de Vectores;
  • elabora orientaciones sobre el uso óptimo de las vacunas mediante la publicación de documentos de posición sobre las vacunas;
  • precalifica vacunas como servicio al UNICEF y Gavi;
  • Además, la OMS está aplicando el Plan de Acción Mundial Intersectorial sobre la Epilepsia y Otros Trastornos Neurológicos en consulta con los Estados Miembros, con el fin de abordar numerosos desafíos y lagunas en la prestación de atención y servicios a las personas con epilepsia y otros trastornos neurológicos, como la encefalitis japonesa, que existen en todo el mundo. 

Referencias

1. Quan et al., https://elifesciences.org/articles/51027