Datos y cifras
- Los plaguicidas se utilizan para proteger los cultivos contra insectos, malas hierbas, hongos y otras plagas.
- Los plaguicidas son potencialmente tóxicos para los seres humanos y pueden tener efectos agudos y crónicos en la salud de las personas, dependiendo de la cantidad y la forma de exposición.
- Algunos de los plaguicidas más antiguos y menos costosos pueden permanecer durante años en el suelo y el agua. Muchos de estos productos químicos han sido prohibidos para uso agrícola en los países desarrollados, pero todavía se utilizan en muchos países en desarrollo.
- Las personas cuyos riesgos para la salud por exposición a los plaguicidas son mayores son aquellos que entran en contacto con ellos en el trabajo, el hogar o el jardín.
- Los plaguicidas desempeñan un papel importante en la producción de alimentos. Protegen o aumentan el rendimiento, y pueden aumentar el número de veces al año que se puede plantar un cultivo en la misma tierra. Esto reviste especial importancia en los países que padecen períodos de escasez alimentaria.
- Para proteger a los consumidores de alimentos de los efectos adversos de los plaguicidas, la OMS examina las pruebas y elabora listas de límites máximos de residuos aceptados internacionalmente.
Información general
Hoy en día se utilizan más de 1000 plaguicidas en todo el mundo para garantizar que las plagas no dañen ni destruyan los alimentos. Cada plaguicida tiene diferentes propiedades y efectos toxicológicos.
Muchos de los plaguicidas más antiguos y menos costosos (sin patente), como el diclorodifeniltricloroetano (DDT) y el lindano, pueden permanecer durante años en el suelo y el agua. Estas sustancias químicas han sido prohibidas por los países que firmaron el Convenio de Estocolmo de 2001, un tratado internacional que tiene como objetivo eliminar o restringir la producción y el uso de contaminantes orgánicos persistentes.
La toxicidad de un plaguicida depende de su función y de otros factores. Por ejemplo, los insecticidas tienden a ser más tóxicos para los seres humanos que los herbicidas. La misma sustancia química puede tener diferentes efectos en diferentes dosis, es decir, la cantidad de sustancia química a la que se expone la persona. La toxicidad también puede depender de la vía por la cual se produce la exposición, por ejemplo, si se traga o inhala el producto, o si entra en contacto directo con la piel.
Ninguno de los plaguicidas actualmente autorizados para su uso en alimentos en el comercio internacional es genotóxico (perjudicial para el ADN, es decir, que puede causar mutaciones o cáncer). Los efectos adversos de estos plaguicidas solo se producen cuando se rebasa un cierto nivel seguro de exposición. Cuando una persona entra en contacto con grandes cantidades de plaguicidas, el resultado puede ser una intoxicación aguda o efectos a largo plazo en la salud que pueden incluir cáncer y efectos adversos sobre la reproducción.
Magnitud del problema
Los plaguicidas se encuentran entre las principales causas de muerte por autointoxicación, sobre todo en los países de ingreso mediano bajo.
Dado que los plaguicidas son intrínsecamente tóxicos y se propagan deliberadamente en el medio ambiente, su producción, distribución y uso requieren una regulación y un control estrictos. También es necesario controlar periódicamente los residuos en los alimentos y el medio ambiente.
La OMS tiene dos objetivos en relación con los plaguicidas:
- prohibir los plaguicidas más tóxicos para los seres humanos, así como los plaguicidas que permanecen durante más tiempo en el medio ambiente;
- proteger la salud pública mediante el establecimiento de límites máximos de residuos de plaguicidas en los alimentos y el agua.
Grupos de riesgo
La población con un mayor riesgo la componen aquellos que están directamente expuestos a los plaguicidas. Esto incluye a los trabajadores agrícolas que aplican plaguicidas y cualquier otra persona en las inmediaciones durante, y poco después, de que se propaguen los plaguicidas.
La población general, aquellos que no están en la zona donde se usan plaguicidas, está expuesta a niveles significativamente más bajos de residuos de pesticidas a través de los alimentos y el agua.
Prevención y control
Nadie debe estar expuesto a cantidades insalubres de plaguicidas.
Las personas que propagan plaguicidas en los cultivos, en los hogares o en los jardines deben estar adecuadamente protegidas. Las personas que no están directamente involucradas en la propagación de pesticidas deben mantenerse alejadas de la zona mientras se produce la propagación, y durante algún tiempo después.
Los alimentos que se venden o donan (como la ayuda alimentaria) deben cumplir igualmente con las regulaciones sobre plaguicidas, en particular con los límites máximos de residuos. Las personas que usan plaguicidas cuando cultivan sus propios alimentos deben seguir las instrucciones de uso y protegerse usando guantes y máscaras faciales según sea necesario.
Los consumidores pueden limitar aún más su consumo de residuos de pesticidas pelando o lavando frutas y verduras, lo que también reduce otros peligros transmitidos por los alimentos, como las bacterias dañinas.
Repercusión mundial
La División de Población de las Naciones Unidas estima que para el año 2050 habrá 9.700 millones de personas en la Tierra, alrededor de un 30% más de personas que en 2017. Casi todo este crecimiento de la población se producirá en los países en desarrollo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que en los países en desarrollo, se proyecta que el 80% del aumento en la producción de alimentos necesario para mantener el ritmo del crecimiento de la población procederá de aumentos en el rendimiento o el número de veces al año que se pueden plantar los cultivos en la misma tierra. Se espera que solo el 20% de la producción adicional de alimentos sea el resultado de una expansión de las tierras agrícolas.
Los plaguicidas pueden prevenir grandes pérdidas de cultivos y, por lo tanto, seguirán desempeñando un papel en la agricultura. Sin embargo, los efectos de la exposición a los plaguicidas en los seres humanos y el medio ambiente son una preocupación constante.
El uso de plaguicidas para producir alimentos, tanto para alimentar a las poblaciones locales como para la exportación, debe cumplir con las buenas prácticas agrícolas, independientemente de la situación económica del país. Los agricultores deben limitar la cantidad de plaguicida utilizado al mínimo necesario para proteger sus cultivos.
También es posible, en ciertas circunstancias, producir alimentos sin el uso de plaguicidas.
Respuesta de la OMS
La OMS, en colaboración con la FAO, es responsable de evaluar los riesgos de los plaguicidas para los seres humanos, ya sea a través de la exposición directa o de residuos en los alimentos, y de recomendar medidas de protección adecuadas.
Las evaluaciones del riesgo de los residuos de plaguicidas en los alimentos son realizadas por un grupo científico internacional independiente de expertos, la Reunión Conjunta FAO/OMS sobre Residuos de Plaguicidas (JMPR). Estas evaluaciones se basan en todos los datos presentados para los registros nacionales de plaguicidas en todo el mundo, así como en todos los estudios científicos publicados en revistas sometidas a revisiones científicas. Después de evaluar el nivel de riesgo, la JMPR establece límites para la ingesta segura con el fin de garantizar que la cantidad de residuos de plaguicidas a los que las personas están expuestas al comer alimentos a lo largo de su vida no se traduzca en efectos adversos para la salud.
Estas ingestas diarias aceptables son utilizadas por los gobiernos y los gestores de riesgos internacionales, como la Comisión del Codex Alimentarius (el organismo intergubernamental que establece las normas alimentarias), para establecer límites máximos de residuos (LMR) para los plaguicidas en los alimentos. Las normas del Codex son la referencia para el comercio internacional de alimentos, lo que significa que los consumidores de todo el mundo pueden estar seguros de que los alimentos que compran cumplen con las normas acordadas de inocuidad y calidad, independientemente de dónde se hayan producido. En la actualidad, existen normas del Codex para más de 100 plaguicidas diferentes.
La OMS y la FAO han elaborado conjuntamente el Código Internacional de Conducta para la Gestión de Plaguicidas. La edición más reciente de este marco voluntario se publicó en el 2014. Ofrece orientación a los organismos de reglamentación, el sector privado, la sociedad civil y otras partes interesadas sobre las mejores prácticas en la gestión de plaguicidas a lo largo de su ciclo de vida, desde la producción hasta la eliminación.