Datos y cifras
- La rabia es un grave problema de salud pública que afecta a más de 150 países y territorios, principalmente en Asia y África. Es una virosis zoonótica y tropical desatendida que causa decenas de miles de defunciones al año, el 40% de ellas entre niños menores de 15 años.
- Las mordeduras y los arañazos de perro, que causan el 99% de los casos de rabia humana, pueden prevenirse vacunando a los perros y evitando su mordedura.
- Una vez que el virus alcanza el sistema nervioso central y aparecen los síntomas clínicos, el desenlace es siempre mortal.
- Sin embargo, la muerte puede evitarse instaurando rápidamente medidas de profilaxis postexposición para que el virus no llegue al sistema nervioso central: lavar minuciosamente las heridas y los tejidos infectados y, cuando esté indicado, administrar inmunoglobulinas antirrábicas.
- En caso de mordedura o arañazo por un animal potencialmente rabioso, debe iniciarse siempre la profilaxis postexposición.
- La OMS y sus asociados en todo el mundo pretenden poner fin a las muertes humanas debidas a la rabia transmitida por perros mediante el enfoque mundial de «Una sola salud» basado en la vacunación masiva de estos animales, el acceso a la profilaxis postexposición, la formación del personal de salud, la mejora de la vigilancia y la prevención de las mordeduras mediante la sensibilización de la población.
Panorama general
Rabia humana transmitida por el perro
La rabia es una virosis zoonótica que afecta al sistema nervioso y que se puede prevenir administrando una vacuna. En el 99% de los casos, la trasmisión al ser humano se produce a partir de un animal infectado. Los niños de 5 a 14 años son víctimas frecuentes.
El virus de la rabia infecta a mamíferos como los perros, los gatos, el ganado y la fauna silvestre.
La vía de propagación a personas y animales es la saliva, con la que se entra en contacto a través de mordeduras, arañazos o mediante el contacto directo con las mucosas (de los ojos, la boca o en heridas abiertas). Una vez que aparecen los síntomas clínicos, la enfermedad es mortal en prácticamente todos los casos.
Se estima que la rabia cuesta en todo el mundo unos USD 8600 millones al año, teniendo en cuenta las muertes y la pérdida de medios de subsistencia, el coste de la atención médica y los gastos asociados. Además, cabe tener en cuenta los traumas psicológicos que ocasiona, cuyo coste no se puede calcular.
Hay rabia en todos los continentes, excepto la Antártida. Se calcula que cada año fallecen 59 000 personas a causa de esta enfermedad en el mundo; sin embargo, debido a que no se notifican todos los casos, se suele estimar un número de defunciones superior al de casos confirmados.
Se trata de una enfermedad tropical desatendida que afecta principalmente a grupos de población marginados. Aunque hay inmunoglobulinas y vacunas eficaces para la rabia humana, no suelen estar disponibles ni ser accesibles para las personas que las necesitan.
Según las estimaciones, el costo promedio de la profilaxis postexposición a la rabia en 2018 (junto con los costos de viaje y la pérdida de ingresos) fue de USD 108 por persona, lo que puede ser un gasto importante para una persona que gana 1 o 2 dólares al día.
Cada año se vacuna contra la rabia a más de 29 millones de personas en todo el mundo.
Rabia transmitida por animales distintos del perro
En las Américas, donde la rabia transmitida por el perro está prácticamente bajo control, los murciélagos hematófagos son ahora la principal fuente de rabia humana. La rabia transmitida por murciélagos se está convirtiendo en una amenaza para la salud pública también en Australia y en partes de Europa occidental.
Las defunciones de seres humanos por rabia contraída por contacto con zorros, mapaches, mofetas, chacales, mangostas y otros huéspedes carnívoros salvajes infectados son muy raras, y no hay casos conocidos de transmisión a través de mordeduras de roedores.
También se puede contraer la enfermedad por el trasplante de órganos infectados, el consumo de carne o leche de animales infectados y la inhalación de aerosoles que contengan el virus, aunque se dan poquísimos casos.
Teóricamente, se podría transmitir también de una persona a otra por mordeduras o a través de la saliva, pero nunca se han confirmado casos.
Síntomas
El periodo de incubación de la rabia suele ser de 2 a 3 meses, pero puede oscilar entre una semana y un año dependiendo de factores como el lugar por donde entra el virus y la cantidad de estos. Los primeros signos son comunes a otras afecciones: fiebre, dolor y sensaciones de hormigueo, y picor o quemazón en la herida inusuales o no explicables por otra causa. Cuando el virus se desplaza al sistema nervioso central aparece una inflamación progresiva del encéfalo y la médula espinal que acaba produciendo la muerte. El tratamiento puede aliviar los síntomas pero en muy pocos casos conduce a la curación y, aun así, los supervivientes sufren graves déficits neurológicos.
La enfermedad puede adoptar dos formas:
- En la primera, la rabia furiosa, los enfermos presentan signos de hiperactividad, excitación, alucinaciones, falta de coordinación, hidrofobia (miedo al agua) y aerofobia (miedo a las corrientes de aire o al aire libre). La muerte se produce a los pocos días por paro cardiorrespiratorio.
- La segunda forma es la rabia paralítica, que abarca aproximadamente el 20% de los casos humanos. Esta forma tiene una evolución menos grave y, por lo general, más prolongada. Los músculos se paralizan gradualmente, empezando por los más cercanos a la herida. El paciente entra en coma lentamente y acaba falleciendo. A menudo, la forma paralítica no se diagnostica correctamente, lo cual contribuye a la infranotificación de la enfermedad.
Diagnóstico
Por el momento, la OMS no ha aprobado métodos que permitan diagnosticar la rabia antes del inicio de la fase clínica.
Es difícil hacer un diagnóstico clínico de la rabia cuando no se sabe si la persona ha estado en contacto con un animal rabioso o cuando no hay síntomas específicos de hidrofobia o aerofobia.
Por ello, es fundamental evaluar con precisión el riesgo para decidir si se debe administrar profilaxis postexposición.
Una vez que aparecen los síntomas y la muerte es inevitable, se recomienda ofrecer cuidados paliativos y compasivos.
La rabia en el ser humano se puede confirmar en vida o en una autopsia mediante distintas técnicas que permiten detectar virus enteros, antígenos víricos o ácidos nucleicos del virus en los tejidos infectados (encéfalo, piel o saliva).
Siempre que se pueda hay que examinar al animal responsable de la mordedura.
Prevención
Vacunación de los perros
Los programas de vacunación masiva de los perros, incluidos sus cachorros, es la estrategia más rentable para prevenir la enfermedad en el ser humano, porque se interviene en la fuente de infección.
El sacrificio de los perros vagabundos no es una forma eficaz de combatir la rabia.
Sensibilización
Además de los programas de vacunación antirrábica, es fundamental enseñar a los niños y adultos cómo se comportan los perros y cómo evitar sus mordeduras, qué hacer cuando se recibe una mordedura o un arañazo de un animal potencialmente rabioso, y cuáles son las obligaciones de los propietarios de animales de compañía.
Vacunación de las personas
Hay vacunas eficaces para inmunizar antes y después de una posible exposición a la rabia. Como se indica en la lista de productos médicos precalificados por la OMS, en 2024 hay solo tres vacunas antirrábicas precalificadas por la OMS para uso humano: RABIVAX-S, del Serum Institute of India Pvt. Ltd; VaxiRab N, de Zydus Lifesciences Limited; y VERORAB, de Sanofi Pasteur.
Se recomienda aplicar medidas profilácticas previas a la exposición a las personas que desempeñen determinadas ocupaciones de alto riesgo (como el personal de laboratorio que maneja virus vivos de la rabia y similares) y a las que realicen actividades profesionales o personales en las que puedan tener contacto directo con mamíferos infectados, como el personal que trabaja en los programas de lucha contra las enfermedades animales y los guardabosques.
Estas medidas preventivas también pueden estar indicadas para las personas que realicen actividades de ocio o viajen en determinadas zonas y para las que vivan en zonas remotas donde la rabia sea endémica y donde haya poco acceso a los productos biológicos para tratarla.
Es importante recordar que la profilaxis preexposición no sustituye a la que se administra después de la exposición. Toda persona que haya estado en contacto con un animal en el que se sospeche rabia debe iniciar un tratamiento profiláctico postexposición.
Tras una mordedura es preciso administrar profilaxis postexposición urgentemente para que el virus no llegue al sistema nervioso central. Consiste en:
- lavar minuciosamente las heridas con agua y jabón durante al menos 15 minutos poco después de la mordedura;
- administrar la vacunación antirrábica completa; y
- administrar inmunoglobulina antirrábica o anticuerpos monoclonales en la herida, si está indicado.
Riesgo de exposición e indicaciones de la profilaxis postexposición
En función de la gravedad de la exposición, se recomiendan administrar la profilaxis postexposición completa, siguiendo los criterios siguientes:
Tipo de contacto con un animal presuntamente rabioso | Medidas profilácticas postexposición |
Tipo I: tocar o alimentar animales o ser lamido por un animal en la piel intacta (no hay exposición) | Lavar la superficie expuesta de la piel, sin profilaxis postexposición. |
Tipo II: mordisco, arañazo o erosión leves en piel expuesta, sin hemorragia (hay exposición). | Lavar la herida y vacunar de inmediato. |
Tipo III: una o varias mordeduras o arañazos transdérmicos, contaminación de mucosas o zonas de piel dañadas con saliva por lamedura o exposición por contacto directo con murciélagos (hay exposición intensa). | Lavar la herida, vacunar de inmediato y administrar inmunoglobulina antirrábica o anticuerpos monoclonales antirrábicos. |
Nota: tras la exposición de los tipos II o III es necesario vacunar contra la rabia humana.
Calidad de las vacunas
La OMS recomienda que todas las vacunas antirrábicas para uso humano cumplan las normas establecidas por la Organización.
El uso de vacunas antirrábicas de calidad insuficiente ha resultado ineficaz en varios países.
Administración intradérmica e intramuscular de la vacuna
Como se indica en las orientaciones sobre la administración de la profilaxis postexposición, la OMS recomienda administrar las vacunas antirrábicas para uso humano por vía intradérmica, en vez de intramuscular.
Con la administración intradérmica se necesitan menos volumen de vacuna y menos dosis, por lo que se puede ahorrar del 60% al 80% del costo sin comprometer la inocuidad ni la eficacia.
Además, es más probable que los pacientes completen el calendario de vacunación recomendado si tienen que ponerse menos dosis.
Respuesta de la OMS
La rabia está incluida en la Hoja de Ruta de la OMS para el Control Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas 2021-2030, que establece objetivos regionales y progresivos para el plan estratégico mundial con objeto de poner fin a las muertes humanas por rabia transmitida por perros de aquí a 2030 (véase también: Zero by 30). Para ello se necesita:
- mejorar el acceso a las vacunas contra la rabia humana gracias al trabajo de la OMS y sus asociados; Gavi, la Alianza para las Vacunas, incluyó las vacunas contra la rabia humana en su estrategia de inversión en vacunas para 2021-2025 (1). A pesar de los retrasos ocasionados por la pandemia, la OMS colabora ahora con Gavi para implantar el programa en 2024;
- proporcionar asesoramiento técnico a los países para que elaboren y apliquen sus planes nacionales de eliminación de la rabia, haciendo hincapié en reforzar la vigilancia y la notificación de casos;
- animar a los países a capacitar a su personal en el enfoque de «Una sola salud», fomentando la colaboración multisectorial gracias a los programas de eliminación de la rabia; y
- promover el uso del foro multilateral de la iniciativa «Unidos contra la Rabia» (2), que pusieron en marcha conjuntamente la OMS, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Organización Mundial de Sanidad Animal, a fin de promover la adopción de medidas y la inversión en el control de la rabia.