Fiebre del valle del Rift

20 de diciembre de 2024

Datos y cifras

  • La fiebre del valle del Rift es una zoonosis vírica que afecta principalmente a los animales, si bien también puede afectar al ser humano.
  • La mayoría de las infecciones en el ser humano se deben al contacto con sangre u órganos de animales infectados.
  • También se producen infecciones por picadura de mosquitos infectados.
  • Hasta la fecha no se ha documentado la transmisión de persona a persona del virus de la fiebre del valle del Rift.
  • El periodo de incubación (es decir, el intervalo entre la infección y la aparición de los síntomas) oscila entre dos y seis días.
  • Los brotes en los animales se pueden prevenir mediante un programa continuo de vacunación.

Panorama general

La fiebre del valle del Rift es una zoonosis vírica que afecta principalmente a los animales, si bien también puede afectar al ser humano. La enfermedad debida a esta infección puede ser grave tanto en los animales como en el ser humano. Da lugar a importantes pérdidas económicas debido a las muertes y a los abortos que causa en el ganado infectado.

El virus de la fiebre del valle del Rift forma parte del género Phlebovirus. El virus se identificó por vez primera en 1931 durante la investigación de una epizootia ovina acaecida en el valle del Rift (Kenya).

Desde entonces se han notificado varios brotes en el África Subsahariana. En 1977 se registró un brote de carácter explosivo en Egipto, país donde el virus de la fiebre del valle del Rift se había introducido por vía del comercio de ganado a lo largo del sistema de riego del Nilo. En 1997-1998 se produjo un brote importante en Kenya, Somalia y Tanzanía tras las grandes inundaciones causadas por el fenómeno de El Niño. Nuevamente a través del comercio de ganado infectado procedente del Cuerno de África, el virus se propagó a la Arabia Saudita y el Yemen en septiembre de 2000. Estos primeros casos fuera del continente africano causaron preocupación por su posible propagación a otras zonas de Asia y a Europa.

Vectores y huéspedes animales

Ecología y mosquitos vectores

Hay varias especies de mosquitos que pueden actuar como vectores del virus de la fiebre del valle del Rift. La especie dominante como vector varía según la región y cada especie puede desempeñar funciones diferentes en el mantenimiento de la transmisión del virus.

Entre los animales, el virus de la fiebre del valle del Rift se propaga principalmente por la picadura de mosquitos infectados, sobre todo del género Aedes, que pueden adquirir el virus al ingerir sangre de animales infectados. Las hembras también pueden transmitir el virus directamente a su descendencia a través de los huevos, lo que produce así nuevas generaciones de mosquitos infectados.

El virus de la fiebre del valle del Rift en huéspedes animales

El virus de la fiebre del valle del Rift puede infectar a muchas especies de animales y causar enfermedades graves a animales domésticos como vacas, ovejas, cabras o camellos. Las ovejas y las cabras parecen ser más vulnerable que las vacas o los camellos. Los brotes de fiebre del valle del Rift en los animales se manifiestan frecuentemente por una ola de abortos inexplicados en el ganado, que puede ser la señal del inicio de una epidemia.

El análisis de los principales brotes de fiebre del valle del Rift muestra dos situaciones distintas desde el punto de vista ecológico:

  • Zonas de focos primarios. El virus persiste mediante la transmisión entre vectores y huéspedes y se mantiene por transmisión vertical a través de los mosquitos Aedes.
  • Propagación a focos secundarios. Durante un brote importante en los focos primarios, la enfermedad puede propagarse a causa del desplazamiento del ganado o, de forma pasiva, por la dispersión de mosquitos. Posteriormente la transmisión puede amplificarse entre rumiantes no tratados previamente por la picadura de mosquitos presentes en la zona capaces de transmitir el virus, como los de los géneros Culex, Mansonia y Anopheles, que actúan como vectores mecánicos. Los sistemas de riego, donde las poblaciones de mosquitos abundan durante largos periodos del año, son lugares que favorecen mucho la transmisión secundaria de la enfermedad.

Transmisión al ser humano

La mayoría de las infecciones en el ser humano son el resultado del contacto directo o indirecto con la sangre o los órganos de animales infectados. La transmisión al ser humano a través de la manipulación de tejidos animales se puede producir durante el sacrificio o el despiece, la asistencia al parto de los animales, la realización de procedimientos veterinarios o la eliminación de animales o fetos muertos. Por tanto, algunos grupos ocupacionales, como los pastores, granjeros, matarifes y veterinarios, corren mayor riesgo de infección. Algunos datos indican que el ser humano se puede infectar a través de la ingestión de leche no pasteurizada o no hervida de animales infectados.

Las infecciones en el ser humano pueden deberse también a la picadura de mosquitos infectados, por lo general de los géneros Aedes y Culex. También es posible la transmisión de este virus a través de moscas que se alimentan de sangre.

Hasta la fecha no se ha documentado la transmisión de persona a persona y tampoco ha habido casos de transmisión al personal de salud cuando se han tomado las precauciones básicas para el control de las infecciones.

Síntomas en el ser humano

El periodo de incubación (es decir, el intervalo entre la infección y la aparición de los síntomas) oscila entre dos y seis días.

La mayoría de las infecciones en el ser humano no producen síntomas o provocan una forma leve de la enfermedad caracterizada por un síndrome febril con aparición repentina de fiebre de tipo gripal, dolor muscular y articular y cefalea. Algunos pacientes presentan rigidez de nuca, sensibilidad a la luz, pérdida de apetito y vómitos. En estos casos la enfermedad puede confundirse en sus fases iniciales con una meningitis.

Los síntomas de la fiebre del valle del Rift generalmente duran entre cuatro y siete días, al cabo de los cuales se detecta una respuesta inmunitaria (aparición de anticuerpos) y el virus desaparece de la sangre.

Un pequeño porcentaje de pacientes sufre una forma mucho más grave de la enfermedad, que generalmente consiste en la aparición de uno o más de los tres síndromes siguientes:

  • Forma ocular (0,5 % – 2 % de los casos): los síntomas asociados a la forma leve de la enfermedad se acompañan de lesiones retinianas. Las lesiones en los ojos suelen aparecer entre una y tres semanas después de los primeros síntomas. Los pacientes se quejan de pérdida de visión o visión borrosa. Estos síntomas pueden desaparecer en 10 a 12 semanas. No obstante, cuando las lesiones afectan a la mácula, el 50 % de los casos sufren una pérdida de visión permanente.
  • Forma meningoencefalítica (menos del 1 % de los casos): suele aparecer entre una y cuatro semanas después de los primeros síntomas de la enfermedad. Entre sus manifestaciones clínicas destacan: cefaleas intensas, pérdida de memoria, alucinaciones, confusión, desorientación, vértigo, convulsiones, letargo y coma. Pueden aparecer complicaciones neurológicas al cabo de dos meses o más. Si bien la tasa de mortalidad en estos casos es baja, las secuelas neurológicas son frecuentes y pueden ser graves.
  • Fiebre hemorrágica (menos del 1 % de los casos): los síntomas de esta forma aparecen entre dos y cuatro días después del inicio de la enfermedad y comienzan con signos de afectación hepática grave. Posteriormente aparecen signos hemorrágicos, como vómitos de sangre, sangre en las heces, púrpura o equimosis, hemorragias nasales o gingivales, menorragia o sangrado por los puntos de venopunción. La tasa de letalidad en estos casos es elevada (aproximadamente el 50 %). La muerte suele producirse de tres a seis días después del inicio de los síntomas.

Diagnóstico

Puede ser difícil distinguir clínicamente la fiebre del valle del Rift de otras enfermedades infecciosas como el paludismo, la fiebre tifoidea, la sigelosis, la fiebre amarilla y otras fiebres hemorrágicas víricas, especialmente al principio de la enfermedad.

Para confirmar que los síntomas se deben a una infección por el virus de la fiebre del valle del Rift se utilizan los siguientes medios de diagnóstico:

  • reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscripción (RT-PCR)
  • enzimoinmunoanálisis de adsorción (ELISA) para la detección de  IgG e IgM
  • aislamiento del virus en cultivo celular.

Las muestras obtenidas de los pacientes entrañan un peligro biológico extremo. Las pruebas analíticas con muestras no inactivadas deberían realizarse en condiciones de máxima contención biológica. Todas las muestras biológicas no inactivadas deberían envasarse utilizando el sistema de triple envasado para su transporte nacional o internacional.

Tratamiento y vacunación

Puesto que la mayoría de los casos humanos de fiebre del valle del Rift son relativamente leves y de corta duración, estos pacientes no necesitan tratamiento específico. Para los casos más graves, el tratamiento principal consiste en atención de apoyo intensivo y temprano que incluya rehidratación y el tratamiento de los síntomas específicos.

Se ha desarrollado una vacuna inactivada para uso humano, si bien su comercialización no está autorizada. Solo se ha utilizado de forma experimental para proteger al personal veterinario y de laboratorio con alto riesgo de exposición a la fiebre del valle del Rift. Se están investigando otras vacunas candidatas.

Prevención y control

Control de la fiebre del valle del Rift en los animales

Los brotes de fiebre del valle del Rift en los animales se pueden prevenir mediante un programa continuo de vacunación. Se han desarrollado vacunas de uso veterinario, tanto con virus vivos atenuados como con virus inactivados.

Para prevenir epizootias es necesario inmunizar a los animales antes de que se declaren los brotes. NO se debe vacunar a los animales una vez declarado un brote, pues se corre el riesgo de intensificarlo mediante el uso de viales multidosis y de la reutilización de agujas y jeringas.

La restricción o prohibición de los desplazamientos del ganado pueden ser eficaces para retrasar la propagación del virus de las zonas infectadas a las no infectadas.

Dado que los brotes de fiebre del valle del Rift en los animales son anteriores a los casos humanos, el establecimiento de un sistema de vigilancia activa para detectar nuevos casos en los animales es esencial para alertar tempranamente a las autoridades de sanidad animal y de salud pública humana.

Educación en materia de salud pública y reducción del riesgo

La única forma de reducir las infecciones en el ser humano pasa por concienciar a la población acerca de los factores de riesgo de la infección por el virus de la fiebre del valle del Rift y de las medidas de protección para evitar las picaduras de mosquitos.

Los mensajes de salud pública destinados a reducir el riesgo deberían centrarse en:

  • reducir el riesgo de transmisión de los animales al ser humano a consecuencia de las prácticas poco seguras de cría y sacrificio de animales. Lavarse debidamente las manos y utilizar guantes y otros equipos de protección personal apropiados al sacrificar animales o manipular animales enfermos o sus tejidos;
  • reducir el riesgo de transmisión de los animales al ser humano a consecuencia del consumo de sangre fresca, leche cruda o tejidos animales no cocinados. En las zonas epizoóticas se deben cocinar bien todos los productos de origen animal (sangre, carne y leche) antes de su consumo;
  • la importancia de adoptar medidas de protección personal y comunitaria contra las picaduras de los mosquitos utilizando mosquiteros impregnados de insecticida, repelentes de insectos de uso personal, si los hay, y ropas de color claro (pantalones y camisas de manga larga), y evitando las actividades al aire libre durante las horas de máxima actividad hematófaga de las especies vectoriales;
  • el control de vectores mediante medidas larvicidas en los criaderos de mosquitos si pueden identificarse claramente y son limitados en tamaño y extensión. Durante los periodos de inundación suelen ser demasiado grandes para que las medidas larvicidas resulten factibles.

Control de la infección en entornos de atención de salud

Aunque no se han demostrado casos de transmisión de la fiebre del valle del Rift de persona a persona, sigue habiendo un riesgo teórico de transmisión del virus de los pacientes infectados a los trabajadores de la salud a través del contacto con sangre o tejidos infectados. Los trabajadores de la salud y los de laboratorio que atienden casos sospechosos o confirmados de fiebre del valle del Rift deberían aplicar las precauciones básicas cuando manipulen muestras de los pacientes.

Previsión y modelos climáticos de la fiebre del valle del Rift

La previsión de las condiciones climáticas asociadas frecuentemente a un aumento del riesgo de brotes puede contribuir a mejorar el control de la enfermedad. En África, la Arabia Saudita y el Yemen, los brotes de fiebre del valle del Rift se asocian estrechamente a los periodos en que las precipitaciones son superiores a la media; en África Oriental se asocian estrechamente a las intensas lluvias que se producen durante la fase caliente del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur.

Pueden utilizarse modelos de previsión y sistemas de alerta temprana contra la fiebre del valle del Rift que se sirven de imágenes satelitales y datos de previsión meteorológica/climatológica para activar la detección de casos animales en la fase inicial de un brote, lo que permite a las autoridades poner en marcha medidas para evitar epidemias.

Respuesta de la OMS

La OMS colabora con sus asociados para apoyar las actividades de vigilancia, capacidad de diagnóstico, atención a los pacientes y respuesta a los brotes de fiebre del valle del Rift en los países en riesgo.

La OMS se coordina con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) para mejorar la previsión de brotes en los seres humanos y llevar a cabo actividades en la interfaz entre los animales, los seres humanos y los ecosistemas.