Datos y cifras
- En 2022, el 57% de la población mundial (4600 millones de personas) utilizaba un servicio de saneamiento gestionado de forma segura.
- Más de 1500 millones de personas siguen sin tener acceso a servicios básicos de saneamiento, como retretes o letrinas privados.
- De ellas, 419 millones todavía defecan al aire libre, por ejemplo en alcantarillas, detrás de arbustos o en masas abiertas de agua.
- En 2020, el 44% de las aguas residuales domésticas generadas en el mundo se vertieron sin ser tratadas de manera segura (1).
- Se estima que al menos el 10% de la población mundial consume alimentos regados con aguas residuales.
- Un saneamiento deficiente reduce el bienestar humano y el desarrollo social y económico a causa de factores como la ansiedad, el riesgo de padecer agresiones sexuales y la pérdida de oportunidades educativas y laborales.
- Un saneamiento deficiente va asociado a la transmisión de enfermedades diarreicas como el cólera y la disentería, así como la fiebre tifoidea, las helmintiasis intestinales y la poliomielitis. También agrava el retraso del crecimiento y contribuye a la propagación de la resistencia a los antimicrobianos.
Generalidades
Según las últimas estimaciones de la carga de morbilidad relacionada con el agua, el saneamiento y la higiene, 1,4 millones de personas mueren cada año por falta de agua potable, saneamiento e higiene adecuados. La gran mayoría de estas muertes se producen en países de ingreso bajo y mediano. Los riesgos relacionados con el saneamiento son responsables de 564 000 de estas muertes, en su mayor parte debidas a enfermedades diarreicas, y son un factor importante en relación con varias enfermedades tropicales desatendidas, como las helmiantasis intestinales, la esquistosomiasis y el tracoma. Las deficiencias de saneamiento también contribuyen a la malnutrición.
En 2022, el 57% de la población mundial (4600 millones de personas) utilizaba un servicio de saneamiento gestionado de forma segura; el 33% (2700 millones de personas) utilizaba instalaciones privadas de saneamiento conectadas al alcantarillado, desde el cual se trataban las aguas residuales; el 21% (1700 millones de personas) utilizaba retretes o letrinas en los que se eliminaban los excrementos de forma segura in situ; y el 88% de la población mundial (7200 millones de personas) utilizaba al menos un servicio básico de saneamiento (2).
La diarrea sigue siendo una de las principales causas de muerte, pero es en gran medida prevenible. La mejora de la calidad del agua, el saneamiento y la higiene podría prevenir muertes de niños menores de 5 años: 395 000 en 2019.
La defecación al aire libre perpetúa un círculo vicioso de enfermedad y pobreza. Los países donde la defecación al aire libre está más extendida registran el mayor número de muertes de niños menores de cinco años, así como los niveles más altos de malnutrición y pobreza, y grandes disparidades en la distribución de la riqueza.
Beneficios de la mejora del saneamiento
Los beneficios de la mejora del saneamiento se extienden más allá de la reducción del riesgo de diarrea. En particular:
- la reducción de la propagación de las helmiantasis intestinales, la esquistosomiasis y el tracoma, enfermedades tropicales desatendidas que provocan el sufrimiento de millones de personas;
- la reducción de la gravedad y las consecuencias de la malnutrición;
- la promoción de la dignidad y el aumento de la seguridad, especialmente entre las mujeres y las niñas;
- la promoción de la asistencia a la escuela: la asistencia de las niñas a la escuela se ve potenciada especialmente por el establecimiento de instalaciones de saneamiento separadas;
- la reducción de la propagación de la resistencia a los antimicrobianos;
- la posible obtención segura de agua, nutrientes y energía renovable a partir de aguas residuales y lodos; y
- el potencial para aumentar la resiliencia general de la comunidad a las perturbaciones climáticas, por ejemplo, mediante el uso seguro de las aguas residuales para el riego con el fin de mitigar la escasez de agua.
Según un estudio de la OMS de 2012, cada dólar de los EE.UU. invertido en saneamiento produce un rendimiento de 5,50 dólares, traducido en menores costos de atención de salud, más productividad y menos muertes prematuras.
Desafíos
En 2013, el Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas hizo un llamado en relación con el saneamiento que incluía la eliminación de la defecación al aire libre para 2025. El mundo avanza hacia la eliminación de la defecación al aire libre para 2030, si no para 2025, pero este ritmo histórico de avance tendría que duplicarse para que el mundo logre la cobertura universal de los servicios básicos de saneamiento para 2030. Para lograr unos servicios universales gestionados de forma segura, dicho ritmo tendría que quintuplicarse.
La situación en las zonas urbanas, en particular en las zonas con alta densidad de población, de bajos ingresos e informales, es un problema cada vez mayor, ya que el alcantarillado es precario o inexistente, el espacio para retretes es escaso, los pozos y fosas sépticas están mal diseñados y gestionados y contaminan los desagües abiertos y las aguas subterráneas, y los servicios de eliminación de lodos fecales no están disponibles o son inasequibles. Las desigualdades se agravan cuando las aguas residuales que se descargan en los desagües pluviales y en los cursos de agua contaminan las zonas más pobres y bajas de las ciudades. Los efectos del cambio climático (inundaciones, escasez de agua y sequías, y aumento del nivel del mar) están retrasando los progresos para los miles de millones de personas que carecen de servicios gestionados de forma segura y amenazan con socavar los servicios existentes si no se hacen más resilientes.
Las aguas residuales y los lodos se consideran cada vez más un recurso valioso de la economía circular que puede proporcionar agua y nutrientes fiables para la producción de alimentos y posibilitar la recuperación de energía en diversas formas. De hecho, el uso de aguas residuales y lodos ya es habitual, pero dichas aguas y lodos se utilizan en gran medida de manera insegura sin un tratamiento adecuado, controles de uso o supervisión regulatoria. Un uso seguro que evite la transmisión de enfermedades relacionadas con los excrementos es vital para reducir los daños y maximizar el uso beneficioso de las aguas residuales y los lodos.
En 2019, ONU-Agua puso en marcha el Marco Mundial para Acelerar el Logro del ODS 6. En el Día Mundial del Retrete 2020, la OMS y el UNICEF presentaron el informe sobre el estado mundial del saneamiento, en el que se plantea la magnitud del desafío en términos de repercusiones para la salud, cobertura del saneamiento, progresos, políticas e inversiones, y se establece también un programa de aceleración del saneamiento conforme al mencionado Marco Mundial.
Respuesta de la OMS
En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció el acceso al agua potable y al saneamiento seguros y limpios como un derecho humano, e hizo un llamado para que se realizaran esfuerzos a escala internacional con miras a ayudar a los países a proporcionar agua potable y saneamiento seguros, limpios, accesibles y asequibles. La meta 6.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible consiste en lograr un saneamiento adecuado y equitativo para todos, y la meta 6.3 consiste en reducir a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentar considerablemente su reciclado y su reutilización sin riesgos.
Como autoridad internacional en materia de salud pública, la OMS encabeza los esfuerzos mundiales por prevenir la transmisión de enfermedades y asesora a los gobiernos acerca de las regulaciones y la prestación de servicios relacionados con la salud. En cuanto al saneamiento, la OMS monitorea la carga mundial de morbilidad (ODS 3.9) y el nivel de acceso al saneamiento y el tratamiento de las aguas residuales (ODS 6.2 y 6.3), y analiza lo que promueve o dificulta los progresos al respecto (ODS 6a, 6b y GLAAS). Gracias a dicho monitoreo, los Estados Miembros y los donantes disponen de datos mundiales que les ayudan a decidir las inversiones que deben hacerse para proporcionar retretes y garantizar la gestión segura de las aguas residuales y los excrementos.
La OMS colabora con sus asociados para promover prácticas eficaces de gestión y evaluación de riesgos relativas al saneamiento en las comunidades y los establecimientos de salud sobre la base de la evidencia y de guías, en particular directrices sobre el saneamiento y la salud, el uso seguro de las aguas residuales, la calidad de las aguas recreativas y la promoción de planes de seguridad del saneamiento y de inspecciones sanitarias, así como a través de comunidades de práctica como RegNet y la iniciativa sobre los trabajadores del sector del saneamiento. La OMS también apoya la colaboración entre los programas de agua, saneamiento e higiene y los programas de salud en los que el saneamiento es fundamental para la prevención de enfermedades y la reducción de riesgos, incluidas las enfermedades tropicales desatendidas, el cólera, la poliomielitis y la resistencia a los antimicrobianos, y la vigilancia ambiental de los patógenos. En todos los documentos de orientación de la OMS sobre el saneamiento se incorporan aspectos relacionados con la resiliencia ante el clima.
Referencias
- ONU-Hábitat y OMS, 2021. Progress on wastewater treatment – Global status and acceleration needs for SDG indicator 6.3.1. Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) y Organización Mundial de la Salud (OMS), Ginebra.
- Progress on household drinking water, sanitation and hygiene 2000–2022: special focus on gender. Nueva York: Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y Organización Mundial de la Salud (WHO); https://washdata.org/reports/jmp-2023-wash-households