Schistosomiasis Control Initiative
Children fishing in a pond. They can come into contact with contaminated water, staring point of Schistosomiasis.
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Esquistosomiasis

1 de febrero de 2023

Datos y cifras

  • La esquistosomiasis es una enfermedad aguda y crónica causada por gusanos parásitos.
  • La infección se contrae al realizar actividades agrícolas, domésticas, profesionales o recreativas habituales en las que hay contacto con aguas infestadas.
  • La falta de higiene y algunas actividades lúdicas de los niños en edad escolar, incluidas la natación y la pesca en aguas infestadas, los hacen particularmente vulnerables a la infección.
  • El control de la esquistosomiasis se centra en la reducción del número de casos mediante el tratamiento periódico y a gran escala de la población con prazicuantel; un enfoque más amplio relativo al agua potable, el saneamiento apropiado y el control de los caracoles también limitaría la transmisión.
  • Se calcula que en 2021 necesitaron tratamiento profiláctico contra la esquistosomiasis al menos 251,4 millones de personas, de las cuales consta que lo recibieron más de 75,3 millones.
  • En 2021, la pandemia de COVID-19 y las labores emprendidas para mitigar sus efectos tuvieron por consecuencia una menor implantación de intervenciones contra las enfermedades tropicales desatendidas y una menor cobertura del tratamiento contra la esquistosomiasis.

Presentación general

La esquistosomiasis es una enfermedad parasitaria aguda y crónica causada por duelas sanguíneas (trematodos) del género Schistosoma. Se calcula que al menos 251,4 millones de personas necesitaron tratamiento profiláctico en 2021. El tratamiento profiláctico, que se debería repetir durante algunos años, permite reducir y prevenir la morbilidad. Hay constancia de la transmisión de la enfermedad en 78 países. Sin embargo, la quimioprofilaxis para la esquistosomiasis, en la que se aplica un tratamiento a gran escala a personas y comunidades, solamente se requiere en 51 países en los que la enfermedad es endémica y tienen una transmisión de moderada a alta.

Infección y transmisión

Las personas se infectan cuando las formas larvarias del parásito, liberadas por caracoles de agua dulce, penetran en la piel durante el contacto con aguas infestadas.

La transmisión se produce cuando las personas infectadas con esquistosomiasis contaminan fuentes de agua dulce con huevos del parásito contenidos en sus heces u orina, huevos que luego eclosionan en el agua.

En el cuerpo, las larvas se convierten en esquistosomas adultos. Los gusanos adultos viven en los vasos sanguíneos, donde las hembras liberan huevos. Algunos de esos huevos salen del organismo en las heces o la orina y continúan el ciclo vital del parásito. Otros quedan atrapados en los tejidos corporales, donde causan una reacción inmunitaria y progresivamente van dañando los órganos.

Epidemiología

La esquistosomiasis es prevalente en las regiones tropicales y subtropicales, especialmente en las comunidades pobres sin acceso a agua potable segura ni a saneamiento adecuado. Se estima que al menos un 90% de las personas que necesitan tratamiento contra la esquistosomiasis viven en África.

Hay dos formas principales de esquistosomiasis (intestinal y urogenital), causadas por cinco especies principales de duelas sanguíneas.

Cuadro: Especies de parásitos y distribución geográfica de la esquistosomiasis

EspeciesDistribución geográfica
Esquistosomiasis intestinal Schistosoma mansoni África, Oriente Medio, el Caribe, el Brasil, Venezuela y Suriname
 Schistosoma japonicum China, Indonesia y Filipinas
 Schistosoma mekongi Varios distritos de Camboya y la República Democrática Popular Lao
 Schistosoma guineensis y su congénere S. intercalatum Zonas de bosque pluvial de África central
Esquistosomiasis urogenital Schistosoma haematobium África, Oriente Medio, Córcega (Francia)

La esquistosomiasis afecta principalmente a las comunidades pobres y rurales, en particular las poblaciones agrícolas y pesqueras. Las mujeres que realizan tareas domésticas en aguas infestadas, como lavar ropa, también están en riesgo y pueden padecer esquistosomiasis genital femenina. Los niños son especialmente vulnerables a la infección en caso de higiene inadecuada y de contacto con agua infestada.

La migración hacia las áreas urbanas y los desplazamientos de población están introduciendo la enfermedad en nuevas zonas. El aumento de la población y las correspondientes necesidades de energía y agua generan a menudo planes de desarrollo y modificaciones ambientales que contribuyen a aumentar la transmisión.

El auge del ecoturismo y los viajes a zonas remotas están haciendo que aumente el número de turistas que contraen esquistosomiasis. A veces los turistas presentan infecciones agudas graves y problemas poco habituales, como la parálisis.

La esquistosomiasis urogenital también se considera un factor de riesgo de infección por VIH, sobre todo en la mujer.

Síntomas

Los síntomas de la esquistosomiasis son causados principalmente por la reacción del organismo ante los huevos del gusano.

La esquistosomiasis intestinal puede producir dolor abdominal, diarrea y sangre en las heces. En los casos avanzados es frecuente la hepatomegalia (aumento de tamaño del hígado), que se asocia frecuentemente a ascitis (acumulación de líquido en la cavidad peritoneal) e hipertensión portal (hipertensión en los vasos sanguíneos abdominales). En esos casos también puede haber esplenomegalia (aumento de tamaño del bazo).

El signo clásico de la esquistosomiasis urogenital es la hematuria (sangre en la orina). En los casos avanzados hay a veces lesiones renales y fibrosis de la vejiga y los uréteres. El cáncer de vejiga es otra posible complicación en los estadio avanzados de la enfermedad. Las mujeres con esquistosomiasis urogenital pueden presentar lesiones genitales, hemorragias vaginales, dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales) y nódulos vulvares. En el hombre puede ocasionar trastornos de la vesícula seminal, la próstata y otros órganos. La enfermedad también puede tener otras consecuencias crónicas irreversibles, tales como la infertilidad.

Los efectos económicos y sanitarios de la esquistosomiasis son considerables, ya que provoca más discapacidad que muertes. En los niños puede causar anemia, retraso del crecimiento y problemas de aprendizaje, aunque los efectos suelen ser reversibles con el tratamiento. La esquistosomiasis crónica puede afectar a la capacidad de trabajo y en algunos casos puede ser mortal. El número de muertes atribuibles a la esquistosomiasis es difícil de calcular debido a la existencia de patologías ocultas conexas como la insuficiencia hepática y renal, el cáncer de vejiga y embarazos ectópicos debidos a la esquistosomiasis genital femenina.

Los cálculos actuales cifran en 11 792 el número de muertes anuales por esquistosomiasis en el mundo, aunque se trata probablemente de una subestimación y es necesario efectuar nuevos cálculos.

Diagnóstico

La esquistosomiasis se diagnostica mediante la detección de huevos del parásito en muestras de heces u orina. La detección de anticuerpos y/o antígenos en las muestras de sangre u orina también es un indicio de infección.

Para la esquistosomiasis urogenital, la técnica diagnóstica habitual consiste en pasar la orina por filtros de nailon, papel o policarbonato. Los niños infestados por S. haematobium tienen casi siempre microhematuria, que se puede detectar con tiras reactivas.

En la esquistosomiasis intestinal los huevos pueden detectarse en muestras de heces colocadas entre un portaobjetos de cristal y papel de celofán empapado en glicerina con azul de metileno, lo que se conoce como técnica Kato-Katz. En las zonas de transmisión de S. mansoni también se puede utilizar la prueba del antígeno catódico circulante (CCA).

En el caso de las personas que viven en zonas de baja transmisión o en las que la enfermedad no es endémica, las pruebas serológicas e inmunológicas podrían ser útiles para determinar la exposición a la infección y la necesidad de realizar un examen, una tratamiento y su seguimiento a fondo.

Prevención y control

La lucha contra la esquistosomiasis reposa en el tratamiento a gran escala de los grupos de población expuestos a riesgo, el acceso a agua salubre, la mejora del saneamiento, la educación en materia de higiene, la modificación de ciertos comportamientos, el control de los caracoles y la gestión del medio ambiente.

En la nueva Hoja de Ruta para las Enfermedades Tropicales Desatendidas 2021–2030, aprobada por la Asamblea Mundial de la Salud, se establecen como objetivos mundiales la eliminación de la esquistosomiasis como problema de salud pública en todos los países donde la enfermedad es endémica y la interrupción de la transmisión (ausencia de infecciones en el ser humano) en determinados países.

La estrategia de la OMS para controlar la esquistosomiasis se centra en la reducción del número de casos mediante el tratamiento periódico y focalizado con prazicuantel mediante el tratamiento a gran escala (quimioprofilaxis) de las poblaciones afectadas. Esto implica el tratamiento periódico de todas las personas pertenecientes a grupos de riesgo. En algunos países con baja transmisión de la enfermedad se debería procurar interrumpir dicha transmisión.

Los grupos destinatarios del tratamiento son:

  • los niños en edad preescolar;
  • los niños en edad escolar;
  • los adultos considerados en riesgo de las zonas donde la enfermedad es endémica y las personas cuyos trabajos impliquen contacto con aguas infestadas, como la pesca, las labores agrícolas o la irrigación, así como las mujeres cuyas tareas domésticas las pongan en contacto con aguas infestadas; y
  • las comunidades enteras de zonas de gran endemicidad.

La OMS recomienda el tratamiento de los niños infectados en edad preescolar, atendiendo al dictamen diagnóstico y a criterios clínicos, y su inclusión en programas de tratamiento a gran escala con la formulación pediátrica de prazicuantel.

La frecuencia de tratamiento de los niños en edad escolar depende de la prevalencia de la infección. En zonas de intensa transmisión, es posible que haya que repetir un tratamiento anual durante varios años. El seguimiento es esencial para determinar los efectos de las intervenciones de lucha.

El objetivo se cifra en reducir la morbilidad y la transmisión con el fin de eliminar la enfermedad como problema de salud pública. El tratamiento periódico de las poblaciones expuestas a riesgo curará los síntomas leves y evitará que las personas infectadas lleguen a las fases tardías y graves de la enfermedad crónica. Ahora bien, una de las principales limitaciones del control de la esquistosomiasis es la escasa disponibilidad del prazicuantel, especialmente para el tratamiento de adultos. Los datos de 2021 muestran que, a escala mundial, se pudo llegar a un 29,9% de las personas que necesitaban tratamiento y que un 43,3% de los niños en edad escolar que necesitaban quimioprofilaxis contra la enfermedad la recibieron. Estas cifras suponen una caída del 38% con respecto a las de 2019, retroceso que se explica por la pandemia de COVID-19, que llevó a suspender campañas de tratamiento en muchas zonas donde la enfermedad es endémica.

El prazicuantel es el tratamiento recomendado contra todas las formas de esquistosomiasis. Es eficaz, seguro y de bajo costo. Aunque puede haber reinfección tras el tratamiento, el riesgo de padecer enfermedad grave disminuye, e incluso se revierte cuando el tratamiento se inicia y se repite en la infancia.

En los últimos 40 años se ha combatido con éxito la esquistosomiasis en algunos países, entre otros la Arabia Saudita, el Brasil, Camboya, China, Egipto, Jordania, Marruecos, Mauricio, Omán, la República Islámica del Irán y Túnez. En muchos países se ha podido extender el tratamiento de la esquistosomiasis al ámbito nacional y se han conseguido resultados en pocos años. En varios países es necesario evaluar la situación de la transmisión.

En los últimos 10 años se han realizado campañas de tratamiento a gran escala en algunos países subsaharianos en los que viven la mayor parte de las personas en riesgo, campañas que han deparado una reducción de casi un 60% de la prevalencia de esquistosomiasis en los niños en edad escolar (1) 

Respuesta de la OMS

La labor de la OMS en relación con la esquistosomiasis forma parte de una estrategia integrada de control de las enfermedades tropicales desatendidas. Aunque son muy diversas desde el punto de vista médico, estas enfermedades tienen características comunes que hacen que persistan en condiciones de pobreza, en las que se suelen agregar y solapar.

La OMS coordina la estrategia de quimioprofilaxis en consulta con los centros colaboradores y los asociados de las instituciones académicas y de investigación, del sector privado, de las organizaciones no gubernamentales, de los organismos internacionales de desarrollo y de otras organizaciones de las Naciones Unidas. La OMS también elabora directrices técnicas e instrumentos para uso de los programas nacionales de control.

En colaboración con diversos asociados y con el sector privado, la OMS ha preconizado un mayor acceso al prazicuantel y a los recursos necesarios para aplicar la medida. El sector privado y los asociados para el desarrollo se han comprometido a facilitar una importante cantidad de prazicuantel, suficiente para tratar cada año a más de 100 millones de niños en edad escolar.

 


  1. Kokaliaris C, Garba A, Matuska M, Bronzan RN, Colley DG, et al. «Effect of preventive chemotherapy with praziquantel on schistosomiasis among school-aged children in sub-Saharan Africa: a spatiotemporal modelling study». Lancet Infect Dis. 2022 Jan;22(1):136-149. doi: 10.1016/S1473-3099(21)00090-6. Epub 2021 Dec 2. Erratum in: Lancet Infect Dis. 2022 Jan;22(1):e1.