Se estima que los mosquitos matan cada año a unas 700 000 personas. Si están infectados por los virus que causan enfermedades como el dengue, el chikungunya o la enfermedad por el virus de Zika, pueden transmitir dichas enfermedades al hombre con una sola picadura. Varios investigadores han descubierto una nueva técnica para controlar las enfermedades transmitidas por los mosquitos por medio de la naturaleza.

Rita Ramos vive en Jurujuba, una comunidad de pescadores de unos 1000 habitantes situada enfrente de Río de Janeiro (Brasil), al otro lado de la Bahía de Guanabara. Es una de las administradoras de la comunidad, y su marido trabaja en una tienda de materiales de construcción.
Desde junio de 2016, Rita participa en un proyecto para ayudar a combatir una verdadera amenaza para su comunidad: los mosquitos.

Varios investigadores de la Universidad de Monash, en Australia (con la participación del Dr. Luciano Moreira, del centro federal de investigación del Brasil denominado Fundação Oswaldo Cruz o Fiocruz) han descubierto que los mosquitos infectados artificialmente por una bacteria llamada Wolbachia no transmiten tan fácilmente el dengue, el chikungunya o el zika. La bacteria Wolbachia está presente de manera natural en el 60% de los insectos comunes.
Esta estrategia innovadora para controlar las enfermedades transmitidas por mosquitos fue introducida en el Brasil por Fiocruz en 2012. En un principio se trataba de un proyecto de lucha contra el dengue, que comenzó en 2014 en una pequeña comunidad situada en las cercanías del aeropuerto internacional. En la fase actual del proyecto, esta vez en Jurujuba (Niterói), los investigadores crían y liberan mosquitos portadores de la bacteria Wolbachia para saber en qué medida estos mosquitos, cuando se aparean con otros salvajes, pueden transmitir la bacteria a la siguiente generación de mosquitos y crear poblaciones que no pueden transmitir virus mortales.

A principios de 2015, Rita conoció a Jorge Pedrosa (en el centro de la imagen) a través de un agente de salud comunitario. Jorge, que coordina las actividades que involucran a las comunidades en el proyecto de lucha contra el dengue, explicó el proyecto de investigación, que consiste en criar y liberar directamente en la comunidad este tipo especial de mosquito. «Al principio, Jorge venía todas las semanas a explicar siempre lo mismo», comenta Rita. «No entendíamos el proyecto. También queríamos saber por qué habían elegido nuestra comunidad».
Rita forma parte de uno de los 28 hogares de esta parte de Jurujuba que participan en el proyecto. Gabriel Sylvestre Ribeiro (a la derecha de la imagen), el coordinador entomológico del proyecto, se une a Rita y Jorge.

Rita guarda este cubo blanco debajo de las escaleras de delante de su casa. Contiene un pequeño paquete de huevos de mosquito, unos cuantos gránulos de comida para peces y agua. Juntos, estos elementos forman el entorno ideal para que los mosquitos infectados por Wolbachia se reproduzcan. Gabriel y sus compañeros vienen a inspeccionar y cambiar el contenido del cubo cada dos semanas.
Rita dice que no ha notado que haya más mosquitos en la comunidad y que su punto de vista ha cambiado. «Cuando los veo, no los mato. Dejo que sigan volando. No les tengo miedo. Para mí, ahora es un privilegio tener mosquitos aquí».

Rita desempeñó un papel muy importante para establecer el primer contacto con la comunidad antes del lanzamiento del proyecto. En primer lugar, los investigadores del instituto de investigación Fiocruz hablaron con los agentes de salud comunitarios para responder a sus preguntas sobre el proyecto, y luego les pidieron que les ayudaran a ponerse en contacto con miembros influyentes y respetados de la comunidad.
Organizaron reuniones y explicaron todos los aspectos del proyecto. «Les explicamos la historia del proyecto y les hablamos de enfermedades como el dengue y la enfermedad por el virus del Zika. Les presentamos los datos científicos. Les dijimos que este proyecto también se iba a llevar a cabo en otros barrios, entre ellos algunos barrios ricos. Fuimos muy transparentes y no prometimos nada», comentó Jorge.

Jorge y Gabriel visitan cada dos semanas Jurujuba y otras comunidades piloto. Estas comunidades, junto a otras en Australia, Indonesia y Viet Nam, recopilan información muy valiosa que ayudará a los investigadores a entender en qué medida este método contribuye a controlar la enfermedad. Estos países también participan en un programa mundial que tiene como objetivo erradicar el dengue.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) fomenta la investigación de este nuevo método para el control de los mosquitos. En marzo de 2016, el Grupo Consultivo sobre Control de Vectores de la OMS recomendó la liberación experimental de mosquitos portadores de la bacteria Wolbachia para probar la eficacia del método y la realización posterior de un seguimiento y una evaluación independientes. «La bacteria Wolbachia no es una solución milagrosa», comenta Gabriel. «Pero es muy prometedora». Se espera que los resultados de Jurujuba y otras comunidades brasileñas se integren en unos resultados más amplios.

Fiocruz es uno de los asociados que trabajan en esta iniciativa experimental de liberación de mosquitos infectados por Wolbachia; otros asociados son la Universidad de Antioquia, en Medellín (Colombia), y el profesor Iván Darío Vélez.
Para más información, puede ver esta entrevista con Scott O’Neill, profesor y decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Monash (Australia), que dirige el equipo de investigadores que descubrió que la capacidad de los virus para crecer en los mosquitos Aedes aegypti infectados por la bacteria Wolbachia se veía significativamente reducida.