Preguntas y respuestas sobre la eliminación del paludismo en China

30 de junio de 2021

¿Qué es una certificación OMS de la eliminación del paludismo?

La certificación de la eliminación del paludismo (o malaria) es el reconocimiento oficial por la OMS de que un país ha adquirido la condición de estar libre de paludismo. La OMS otorga esta certificación cuando un país ha demostrado, con pruebas rigurosas y creíbles, que la cadena de transmisión local de todos los parásitos causantes del paludismo humano se ha interrumpido en todo el país durante al menos los últimos tres años consecutivos, y que existe un sistema de vigilancia y respuesta plenamente operativo que puede prevenir el restablecimiento de la transmisión autóctona.

El proceso de certificación de la eliminación del paludismo es voluntario y solo puede iniciarse cuando un país presenta una solicitud oficial al Director General de la OMS. China inició el proceso en noviembre de 2020 tras notificar cero casos autóctonos de paludismo durante cuatro años consecutivos.

¿Qué proceso siguió la OMS para verificar la eliminación del paludismo en China? 

La OMS tiene un proceso establecido para certificar que un país ha adquirido la condición de estar libre de paludismo. El proceso se explica brevemente en esta página web (en inglés) y con mayor detalle en la publicación Preparing for certification of malaria elimination (Preparación para la certificación de la eliminación del paludismo). Se sigue este mismo proceso para todos los países que solicitan a la OMS una certificación de eliminación del paludismo.

El Comité de Certificación de la Eliminación del Paludismo (MECP), un órgano consultivo de la OMS de carácter independiente, se ocupa de verificar que un país ha adquirido al condición de estar libre de paludismo. Después de examinar las pruebas presentadas por los países, analizar fuentes independientes y realizar misiones de evaluación in situ, el Comité formula una recomendación a la OMS para que certifique que el país está libre de paludismo o que posponga la certificación.

¿Cuáles fueron las impresiones generales de los miembros del MECP y sus principales conclusiones?

El equipo de evaluación del MECP constató que el personal del sistema de salud de China, a todos los niveles, tiene un conocimiento sólido del diagnóstico y la gestión del paludismo, que se refuerza mediante capacitación periódica. Los integrantes del equipo señalaron que China ofrece una atención de alta calidad a los pacientes con paludismo, así como pautas terapéuticas adecuadas.

El equipo de evaluación determinó que China tiene un sólido sistema de vigilancia del paludismo capaz de detectar de manera fiable los casos importados de la enfermedad, además de otras medidas para reducir el riesgo de que el paludismo se restablezca a lo largo de la frontera común con Myanmar, país en el que la enfermedad sigue siendo endémica. También se reconoció el firme compromiso de China, tanto del gobierno central como de los gobiernos provinciales, de mantener a cero la incidencia del paludismo.

¿Qué sectores del gobierno –más allá del sector de la salud– contribuyeron a este logro?

A través de un acuerdo firmado en 2010, 13 ministerios – en representación de los ámbitos de la aduana, la salud, la educación, las finanzas, la investigación y la ciencia, el desarrollo, el orden público, el ejército, la policía, el comercio, la industria y la tecnología de la información, los medios de comunicación y el turismo–  unieron fuerzas para poner fin al paludismo en todo el país. Todos ellos formularon conjuntamente el «Plan de Acción para la Eliminación del Paludismo en China (2010-2020)», que fue el punto de arranque del programa nacional de eliminación del paludismo.

«Nos percatamos de que era necesario cooperar con todos los departamentos pertinentes y hacer partícipe a toda la sociedad para lograr los objetivos de eliminación del paludismo», señala He Qinghua, Director General Adjunto de la Oficina para la Prevención y el Control de Enfermedades de la Comisión Nacional de Salud de China.

Trabajando bajo los auspicios de las administraciones provinciales, distritales y municipales, esa alianza multisectorial contribuyó eficazmente a la eliminación del paludismo y seguirá desempeñando una función esencial en la prevención del restablecimiento de la transmisión del paludismo en China.

¿Qué herramientas o estrategias innovadoras fueron fundamentales para que China lograra la eliminación del paludismo?

En las siete décadas que ha dedicado a luchar contra el paludismo, China ha estado a la vanguardia de la innovación en nuevas herramientas y estrategias para derrotar esta enfermedad.

En 1967, el gobierno chino puso en marcha el «Proyecto 523», un programa de investigación destinado a encontrar nuevos tratamientos antipalúdicos. Este esfuerzo de ámbito nacional, en el que participaron más de 500 científicos de 60 instituciones, desembocó en la década de 1970 en el descubrimiento de la artemisinina –el compuesto esencial de los TCA (tratamientos combinados basados en la artemisinina), los fármacos antipalúdicos más eficaces utilizados actualmente. En reconocimiento a su contribución al descubrimiento de la artemisinina, la profesora china Youyou Tu fue galardonada con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2015.

A partir de la década de 1980, China fue uno de los primeros países en poner a prueba de manera extensiva sobre el terreno el uso de mosquiteros tratados con insecticida, mucho antes de que pasaran a ser una intervención recomendada por la OMS en la lucha contra el paludismo. Tales mosquiteros redujeron considerablemente la incidencia del paludismo en las zonas donde se utilizaron, principalmente en las provincias de Sichuan, Guangdong, Henan y Jiangsu.

Además, en los últimos años China ha elaborado y pesto en marcha una estrategia de vigilancia sumamente eficaz. Conocida como «1-3-7», la estrategia incluye plazos estrictos a lo largo de 7 días para frenar el paludismo y prevenir su transmisión.

¿Qué otros elementos clave explican los satisfactorios resultados logrados en China?

El éxito de China en la eliminación del paludismo arranca de un compromiso político inquebrantable, a todos los niveles de gobierno, de poner fin a la enfermedad a lo largo de 70 años. En la primera estrategia de lucha antipalúdica de China, publicada en 1951, se señalaba que el Gobierno debía considerar la lucha contra el paludismo una «tarea central» de su administración y que debía hacer todo lo posible por reducir la carga de la enfermedad en el país.

En 1956, el objetivo de eliminar el paludismo en el ámbito nacional se incluyó en las estrategias de agricultura y desarrollo. En 1957 se habían establecido puestos de lucha contra el paludismo en 70 distritos y ciudades y en algunas provincias se pusieron en marcha programas experimentales contra el paludismo.

El programa nacional de reducción de la pobreza, que dio lugar a mejoras destacadas en vivienda, condiciones de vida, comunicaciones y acceso a los servicios de salud, también desempeñó una función importante en la evolución de la situación, en particular en las zonas rurales. El programa se puso en marcha con la fundación de la República Popular China, en 1949, y se amplió a finales de la década de 1970. Los esfuerzos por acelerar la reducción de la pobreza se han intensificado en los últimos años.

El compromiso de China con la cobertura sanitaria universal también explica en gran medida el éxito. El país ofrece un conjunto básico de servicios de salud pública para sus residentes con carácter gratuito; como parte de este conjunto de servicios, todas las personas tienen acceso a servicios asequibles para el diagnóstico y el tratamiento del paludismo, independientemente de su situación jurídica o financiera.

Como se indica en el documento titulado «Estrategias de una China Saludable 2030», presentado por el Consejo de Estado en 2016, China continuará mejorando el acceso a servicios preventivos y curativos reduciendo los gastos directos y aumentando la inversión en servicios de salud pública, además de fortaleciendo la capacitación del personal de salud.

En los últimos años, ¿por qué la provincia de Yunnan, en el suroeste de China, se ha visto afectada de manera desproporcionada por el paludismo?

Cuando China anunció una política nacional para eliminar el paludismo en 2010, en la provincia de Yunnan se concentraba el mayor número de distritos considerados en riesgo en relación con esta enfermedad. La provincia ofrece fértiles lugares de reproducción de mosquitos durante la temporada de lluvias y alberga a varias especies del mosquito que son vectores de parásitos del paludismo.

Además, la provincia de Yunnan comparte frontera con tres países en los que el paludismo es endémico: Myanmar, la República Democrática Popular Lao y Viet Nam. Myanmar, en particular, sobrelleva una carga considerable de paludismo. Durante el periodo 2011-2019, se importaron a China más casos desde Myanmar (casi 5000) que desde ningún otro país.

Durante los diez últimos años, bajo el liderazgo de la Comisión Nacional de Salud y el gobierno provincial de Yunnan, el Instituto Yunnan de Enfermedades Parasitarias ha colaborado eficazmente con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China para acabar con los casos autóctonos de la enfermedad en toda la provincia.

¿Qué esfuerzos transfronterizos se han puesto en marcha para evitar el restablecimiento de la enfermedad?

Aunque China ha eliminado el paludismo, el riesgo de importación de casos sigue preocupando, sobre todo en el sur de la provincia de Yunnan. Para evitar el restablecimiento de la enfermedad, el país ha intensificado la vigilancia del paludismo en las zonas de riesgo y ha participado activamente en iniciativas regionales para hacer frente al paludismo.

En los pasos fronterizos hacia los países vecinos en los que el paludismo sigue presente se colocan tablones o pancartas para advertir a la población del riesgo de paludismo, y se han distribuido ampliamente folletos sobre el paludismo, el dengue y otras enfermedades infecciosas. La información sobre el paludismo se incluye en el programa de estudios de las escuelas, especialmente en provincias fronterizas como Yunnan.

A través de acuerdos intergubernamentales, los profesionales de la salud de China también han colaborado con los países vecinos para dar más apoyo a las comunidades del otro lado de la frontera.

China también se enfrenta al desafío de los casos importados de paludismo entre los ciudadanos chinos que regresan de África Subsahariana y otras regiones en las que el paludismo es endémico. La principal estrategia del país contra el paludismo importado es el mantenimiento de un sistema de vigilancia eficaz que permite detectar pronto los casos y ofrecer una respuesta adecuada.

¿Cómo apoyó la OMS las actividades de China por eliminar el paludismo?

Desde 2017, la OMS ha apoyado a un grupo de 21 países comprometidos a eliminar el paludismo, entre ellos China, a través de una iniciativa especial denominada «E-2020». En un reciente informe, publicado en abril de 2021, se trazan los progreso de esos países hacia un objetivo común: eliminar el paludismo en el periodo hasta 2020.

Para orientar a los países en sus itinerarios de eliminación, la OMS elaboró en 2017 el Marco para la eliminación de la malaria, en el que se esbozan los principales requisitos necesarios para lograr y mantener la eliminación, como los sistemas nacionales de vigilancia basados en casos, la gestión de datos de calidad y la solidez de los recursos humanos y financieros.

En el Marco se introdujo por primera vez el concepto de verificación de la eliminación del paludismo a nivel subnacional, lo que es especialmente pertinente en países grandes como el Brasil, China y México. Asimismo, en el documento se ofrecen orientaciones sobre el establecimiento de metas y sistemas para verificar las zonas sin paludismo dentro de las fronteras de un país, lo que puede ayudar a los países a prepararse para la certificación nacional.

Con el fin de prepararse para la certificación, China inició en 2017 un proceso subnacional por el que el Gobierno verificaba la eliminación del paludismo en las diferentes provincias. Para 2020, las 24 provincias y regiones autónomas que anteriormente eran endémicas de malaria habían recibido el reconocimiento nacional de la eliminación del paludismo.