Enfermedad por coronavirus (COVID-19): corticosteroides, incluida la dexametasona

23 de abril de 2025 | Questions and answers

Actualizado el 17 de enero de 2023

Los corticosteroides son medicamentos que salvan vidas recomendados para los pacientes con un cuadro grave o crítico de COVID-19*. Su administración se debe combinar con otros tratamientos de referencia utilizados actualmente para combatir la COVID-19, que a día de hoy incluyen el uso de oxígeno y la toma de otros medicamentos. 

Los corticosteroides no se deben administrar a pacientes con COVID-19 no grave*. Aunque es más bien raro, estos medicamentos pueden ser perjudiciales para la salud de esos pacientes.

* Se considera que un paciente tiene COVID-19 grave si presenta signos de neumonía, disnea intensa e hipoxemia (concentración baja de oxígeno en sangre). Se considera que un paciente se encuentra en estado crítico por la COVID-19 si necesita tratamiento para mantenerlo con vida, si presenta síndrome de dificultad respiratoria aguda o si presenta choque séptico (evidencia de lesión en otros órganos). Para obtener más información puede consultar el documento «Orientaciones evolutivas para el manejo clínico de la COVID-19: orientaciones evolutivas, 23 de noviembre de 2021».  

Los corticosteroides, entre ellos la dexametasona, tienen cualidades antiinflamatorias e inmunodepresoras que se usan para tratar una amplia gama de afecciones. Los pacientes con COVID-19 grave o en estado crítico desarrollan una  sobreestimulación del sistema inmunitario que puede ser muy perjudicial para la salud. Los corticosteroides rebajan esta estimulación excesiva, y con ello ayudan a equilibrar las respuestas del sistema inmunitario para que actúe de forma eficaz sin dañar al paciente.

Los datos empíricos actualmente disponibles provienen de los resultados combinados de ocho ensayos clínicos elaborados con información sobre 7000 pacientes que presentaban niveles bajos de oxígeno, los cuales ponen de manifiesto que la dexametasona (u otros corticosteroides) reduce las muertes por COVID-19. Los datos de estos estudios demuestran que se produce una reducción de la mortalidad de un 20% entre los pacientes con COVID-19 grave que reciben tratamiento con corticosteroides durante su enfermedad. Otro beneficio adicional es que se reduce la necesidad de aplicar ventilación a los pacientes (es decir, conectarlos a  una máquina que les ayuda a respirar).

Los corticosteroides se administran mediante píldoras o inyecciones, dependiendo de la formulación.

Los pacientes con COVID-19 grave o en estado crítico deben recibir dosis bajas de corticosteroides durante un periodo de entre 7 y 10 días. La dosis diaria dependerá del tipo de corticosteroide que se utilice

La OMS recomienda administrar corticosteroides únicamente a los pacientes con COVID-19 grave o que se encuentren en estado crítico. 

Sí, la OMS ha precalificado la solución inyectable de dexametasona. Hay tres fabricantes que producen esta solución para su uso en el tratamiento de la COVID-19. El hecho de que este medicamento esté precalificado significa que la OMS lo ha evaluado y ha considerado que es seguro y eficaz para el tratamiento de la COVID-19.

La OMS recomienda monitorear a todos los pacientes tratados con corticosteroides, incluso a los que no padezcan diabetes. Esta recomendación se debe a que los corticosteroides pueden aumentar temporalmente los niveles de glucosa (azúcar) en sangre. Normalmente, la necesidad de monitorear el aumento de los niveles de glucosa en sangre derivado de la toma de corticosteroides finaliza con la suspensión de esa toma.

Hay determinados pacientes que están expuestos a un mayor riesgo de desarrollar complicaciones, y por ello requieren un monitoreo intensivo cuando son tratados con corticosteroides. Algunos de ellos son los que padecen diabetes, cáncer, heridas abiertas debidas a traumatismos, quemaduras graves o desnutrición. También se debería monitorear a los pacientes que toman inmunodepresores/inmunomoduladores, a los que padecen inmunodeficiencias graves y a los consumidores de drogas intravenosas. 

Los corticosteroides están fácilmente disponibles a bajo costo en todo el mundo.

Asimismo, están incluidos en las Listas Modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS. El corticosteroide más utilizado, es decir, la dexametasona, ofrece una opción común y libre de patente para el tratamiento de apoyo, generalmente a un precio asequible. Unas encuestas realizadas por la OMS en 2016 y 2019 en diferentes establecimientos de salud de países de ingreso bajo y mediano indicaron que había dexametasona a disponibilidad de los pacientes, y que la mediana del precio de una ampolla inyectable de 4mg/ml era de US$ 0,33 (rango: US$ 0,13-3,5).

Los corticosteroides, incluida la dexametasona, suelen ser seguros. Sus beneficios superan con creces los riesgos, sobre todo al administrarse a pacientes con formas graves de neumonía. La administración de corticosteroides podría aumentar los niveles de glucosa en sangre (hiperglucemia), de manera que es necesario monitorear este parámetro, sobre todo en pacientes diabéticos. Los tratamientos con corticoides suelen ser breves y no se asocian con otros efectos secundarios graves, ni siquiera  cuando se administran en dosis elevadas.

Su administración prolongada (es decir, durante más de 2 semanas) puede asociarse a efectos adversos como glaucoma, cataratas, retención de líquidos, hipertensión, alteraciones psicológicas (por ejemplo, cambios de humor, problemas de memoria, confusión o irritación), aumento de peso o incremento del riesgo de padecer infecciones y osteoporosis.

Sí, pueden utilizarse para tratar a niños enfermos, personas mayores y personas embarazadas.