- Desde el comienzo de la pandemia, una cuestión prioritaria ha sido comprender cómo la COVID-19 afecta a los niños.
- Sabemos que este virus puede matar a los niños, pero también que los niños suelen tener una infección más leve y que hay muy pocos casos graves y muertes por COVID-19 entre los niños y adolescentes.
- Se necesita más investigación sobre los factores que aumentan el riesgo de COVID‑19 grave y muerte por la enfermedad entre los niños y adolescentes.
- Aunque los niños se han librado en gran medida de muchos de los efectos más graves del virus sobre la salud, han sufrido de otras maneras.
- En muchos países se han interrumpido los servicios esenciales de nutrición e inmunización y millones de niños han perdido meses de escolaridad.
- Las medidas que se adopten en la comunidad para disminuir el riesgo de transmisión de la COVID-19 reducirán también el riesgo en las escuelas.
Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Me gustaría empezar dando la bienvenida a la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, y a la Directora Ejecutiva del UNICEF, Henrietta Fore.
Bienvenidas ambas y gracias por su colaboración y liderazgo.
Desde el comienzo de la pandemia, una cuestión prioritaria ha sido comprender cómo la COVID-19 afecta a los niños.
Tras nueve meses de pandemia quedan muchas preguntas por responder, pero estamos empezando a tener una imagen más clara.
Sabemos que los niños y adolescentes pueden ser infectados e infectar a otras personas.
Sabemos que este virus puede matar a los niños, pero también que los niños suelen tener una infección más leve y que hay muy pocos casos graves y muertes por COVID-19 entre los niños y adolescentes.
Los datos que tenemos muestran que menos del 10% de los casos notificados y menos del 0,2% de las muertes se dan en personas menores de 20 años.
Se necesita más investigación sobre los factores que aumentan el riesgo de COVID-19 grave y muerte por la enfermedad entre los niños y adolescentes.
Y todavía se desconocen los posibles efectos a largo plazo sobre la salud de las personas infectadas.
Aunque los niños se han librado en gran medida de muchos de los efectos más graves del virus sobre la salud, han sufrido de otras maneras.
En muchos países se han interrumpido los servicios esenciales de nutrición e inmunización y millones de niños han perdido meses de escolaridad.
Todos queremos que los niños vuelvan a la escuela, y todos queremos asegurarnos de que las escuelas sean los entornos de aprendizaje seguros y protectores que deben ser.
Las escuelas son parte de una comunidad. De hecho, las escuelas conectan a las comunidades.
Las medidas que se adopten en la comunidad para disminuir el riesgo de transmisión de la COVID-19 reducirán también el riesgo en las escuelas.
En algunos países, las escuelas han vuelto a abrir sus puertas. En otros permanecen cerradas.
Para apoyar a los países en todas las situaciones, la UNESCO, el UNICEF y la OMS publicaron ayer unas orientaciones actualizadas sobre las medidas de salud pública relacionadas con las escuelas en el contexto de la COVID-19.
En las orientaciones se ofrecen consejos prácticos para las escuelas en zonas sin casos, con casos esporádicos, con conglomerados de casos o con transmisión comunitaria.
Dadas las devastadoras consecuencias que el cierre de escuelas tiene para los niños, los jóvenes y nuestras sociedades en su conjunto, esta decisión debería adoptarse como último recurso, de manera temporal y solo a nivel local en zonas con transmisión intensa.
Durante los cierres de escuelas, se debería garantizar la continuidad de la educación a través de la enseñanza a distancia.
El tiempo durante el cual las escuelas permanezcan cerradas debería utilizarse para poner en práctica medidas destinadas a prevenir y responder a la transmisión cuando las escuelas vuelven a abrir.
Mantener a los niños a salvo y en la escuela no es una tarea que incumba de manera exclusiva a las escuelas, ni a los gobiernos ni a las familias. Es una labor que debemos realizar todos juntos.
Como solemos decir, no hay riesgo cero.
Sin embargo, con la combinación adecuada de medidas, podemos mantener a nuestros niños a salvo y enseñarles que la salud y la educación son dos de los bienes más preciados de la vida.
Ahora quisiera invitar a la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, a pronunciar unas palabras.
Directora General Azoulay, bienvenida. Tiene la palabra.