Excma. Sra. Dra. Gro Harlem Brundtland,
Sr. As Sy,
Excelencias, estimados colegas y amigos,
Hace dos años, el Banco Mundial y la OMS fundaron la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación ante el temor de que el mundo hubiera caído, como señalaron la Dra. Brundtland y el Dr. As Sy, en un ciclo de pánico y abandono.
En los últimos años hemos visto repetirse la misma pauta. Se gastan grandes cantidades de dinero en combatir un brote epidémico y luego se hace poco para evitar el siguiente.
Se han encargado numerosos exámenes, informes y recomendaciones. Algunos se han tenido en cuenta, pero muchos otros no.
Es como si esperáramos a que el avión se estrellara para reclamar más inspecciones de seguridad.
Esperamos a que la ciudad se incendie para decidir que necesitamos bomberos.
Esperamos a que estalle la tormenta para reparar el tejado.
Permítanme decirlo sin ambages: tenemos que colaborar, planificar a largo plazo y entender que los gastos salud y preparación no son una obra de caridad, son una inversión en nuestro futuro.
Los gobiernos y los organismos internacionales debemos rendir cuentas ante las poblaciones a las que nos hemos comprometido a servir.
En este nuevo informe, la Junta expone las enseñanzas que se deben aprender y las medidas concretas que podemos tomar para protegernos.
Si no las aprendemos ahora y damos los pasos necesarios para hacer nuestro mundo más seguro, ¿cuándo lo haremos?
La pandemia de COVID-19 se ha cobrado un precio muy alto en vidas y medios de subsistencia, y ha perturbado los sistemas de salud, las economías y las sociedades.
Incluso los países con sistemas de salud avanzados y economías potentes se han visto abrumados.
Ahora bien, muchos de los países que han salido bien parados son los que han aprendido de brotes anteriores, como los del SRAS, MERS, H1N1, ebola y otros.
Esa «memoria muscular» los ha preparado para esta pandemia.
Ahora corresponde al mundo entero aprender del mismo modo.
Ya no basta con preocuparnos sin pasar a la acción.
Ha llegado el momento de que los países se pongan manos a la obra y construyan sistemas de salud pública que garanticen que no vuelva a declararse una pandemia de esta magnitud y gravedad.
Esta no será la última pandemia, ni la última emergencia sanitaria mundial.
Ahora bien, si ahora impulsamos las inversiones políticas y financieras adecuadas, podemos prevenir y mitigar futuras pandemias y proteger nuestro futuro y el de las generaciones venideras.
Cada día de pasividad e inacción es un día que nos acerca a la siguiente emergencia sanitaria mundial, ya sea por un brote epidemiológico, el cambio climático o un desastre natural o autoinducido.
No sabemos cuál será la próxima emergencia sanitaria, pero sabemos que llegará. Y debemos estar preparados.
Con esto no pretendo sembrar el miedo, sino hacer un llamamiento a la acción. Contamos con las herramientas y los conocimientos especializados para hacer frente a estos desafíos.
Por la misma razón, los cinturones de seguridad son obligatorios, invertimos en servicios de bomberos y vacunamos a nuestros hijos.
Lo cierto es que, en cuanto a preparación, nuestro mayor obstáculo somos nosotros mismos.
Este interés personal a corto plazo simplemente no basta. Es un principio básico de salud pública: nadie puede protegerse solo de un brote, y ninguna nación puede actuar sola ante una pandemia.
Únicamente podemos hacer frente a estas amenazas mundiales como comunidad global, unida en solidaridad y comprometida a cooperar a largo plazo.
El año 2020 ha sido una llamada de advertencia. La pandemia de COVID-19 ha acarreado un costo elevadísimo para la humanidad. Han sido lecciones dolorosas. Debemos aprender de ellas. Y debemos reconstruir para mejorar.
La Junta nos ofrece un plan. Gracias a Gro, gracias a As Sy y a todos los miembros de la Junta.
Si nosotros, en tanto que dirigentes nacionales e internacionales, no cumplimos lo prometido, habremos fracasado en nuestra responsabilidad más fundamental con las poblaciones a las que nos hemos comprometido a servir.
En nombre de la OMS y de nuestro asociado, el Banco Mundial, quisiera dar las gracias a los copresidentes y miembros de la Junta por este informe y sus recomendaciones.
Ahora recae en todos nosotros la responsabilidad de actuar en consecuencia.
Les doy las gracias.