Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Me gustaría dar la bienvenida a todos nuestros miembros de la prensa con sede en Ginebra y expresar mi alegría por poder reunirnos hoy en persona.
Hace ya mucho tiempo las naciones del mundo definieron un ideal:
después de años de guerra se dieron cuenta de que era mejor trabajar juntas que pelear entre ellas.
Se dieron cuenta de que un mundo más saludable era un mundo más seguro.
Su ideal era sencillo pero valiente: alcanzar el grado máximo de salud para todas las personas.
Para lograr ese ideal acordaron establecer una nueva organización.
Debatieron y acordaron el ser y la función de esa organización en un documento llamado la Constitución de la Organización Mundial de la Salud.
Mañana se celebra el 75.º aniversario del día en que entró en vigor esa constitución.
Fue, y sigue siendo, un documento histórico.
La Constitución de la OMS fue el primer documento de la historia en el que se reconocía formalmente la salud como un derecho humano.
Desde entonces, el mundo ha realizado importantes avances hacia la consecución de ese ideal.
La esperanza de vida a nivel mundial, para ambos sexos, ha aumentado de 46 a 73 años: las mayores ganancias se han producido en los países más pobres.
La viruela ha sido erradicada y la poliomielitis está a punto de serlo;
se trata de dos de los aspectos más destacados de los 75 años de existencia de la Organización.
42 países han eliminado el paludismo;
las epidemias de VIH y tuberculosis han sido contenidas;
47 países han eliminado al menos una enfermedad tropical desatendida;
sólo en los últimos 20 años el tabaquismo y la mortalidad materna han disminuido en un tercio, y la mortalidad de niños menores de 5 años se ha reducido a la mitad;
sólo en los últimos cinco años se han desarrollado y autorizado nuevas vacunas contra el ébola y la malaria;
y en los últimos tres años, la OMS ha coordinado la respuesta mundial a la pandemia de COVID-19, la crisis de salud más grave de los últimos cien años.
No podemos atribuirnos todo el mérito por estos logros pero hemos desempeñado un papel de liderazgo en todos ellos trabajando conjuntamente con múltiples asociados, especialmente nuestros Estados Miembros.
Aunque hemos alcanzado muchos logros de los que estar orgullosos, todavía nos enfrentamos a múltiples problemas, algunos antiguos y otros más recientes.
En el mundo existen todavía grandes disparidades entre países y entre comunidades, y dentro de aquellos y de estas, a las que se enfrentan las personas cuando quieren acceder a servicios de salud.
Desde el año 2000, el acceso a los servicios esenciales ha aumentado significativamente, pero al menos la mitad de la población mundial todavía no puede acceder a uno o más servicios de salud, como el de planificación familiar o saneamiento básico, o a un profesional de la salud.
A menudo esto se debe al lugar donde viven, su género, su edad o quiénes son: personas que viven en la pobreza, refugiados y migrantes, personas con discapacidades, minorías étnicas y otros grupos marginados.
Mientras, desde 2000, el número de personas que afrontan penurias financieras debidas a los gastos directos en atención de salud ha aumentado un tercio, hasta casi 2000 millones de personas.
Las enfermedades no transmisibles representan ahora más del 70 por ciento de todas las muertes en el mundo. Las tasas de diabetes y obesidad han aumentado dramáticamente debido a dietas malsanas e inactividad física.
El progreso contra la malaria y la tuberculosis se ha estancado;
la resistencia a los antimicrobianos amenaza con deshacer un siglo de avances médicos;
la contaminación del aire y el cambio climático están poniendo en peligro la habitabilidad misma de nuestro planeta;
y tal como la COVID-19 ha puesto de manifiesto de forma tan dura, sigue habiendo importantes carencias en las defensas del mundo contra las epidemias y las pandemias.
Por todas estas razones y otras más, el mundo necesita ahora más que nunca a la OMS.
Dos reuniones celebradas en Ginebra esta semana ponen de relieve los problemas a los que nos enfrentamos y la labor que estamos realizando con nuestros Estados Miembros para superarlos.
La primera es una reunión del Órgano de Negociación Intergubernamental, que está debatiendo el «borrador preliminar» del acuerdo sobre pandemias.
Como ocurre con la propia Constitución de la OMS, el acuerdo supone un compromiso generacional para hacer frente a amenazas compartidas a través de respuestas compartidas.
Ninguna nación puede protegerse contra futuras epidemias y pandemias sin el compromiso y la cooperación de las demás naciones.
Durante el próximo año, los países seguirán negociando el acuerdo en preparación para la Asamblea Mundial de la Salud de 2024, donde se presentará para su adopción.
La segunda reunión que se celebra esta semana es el quinto Foro Mundial sobre Recursos Humanos para la Salud.
Los trabajadores de la salud constituyen la columna vertebral de todos los sistemas de salud. En pocas palabras, no hay salud sin trabajadores y cuidadores de la salud.
A pesar de eso, muchos países se enfrentan a una grave escasez de estos profesionales, y muchos de los que sí cuentan con ellos, terminan perdiéndolos porque estos emigran a otros países en busca de mejores salarios y condiciones.
La OMS calcula que, si continúa la tendencia actual, el mundo se enfrentará a una escasez de 10 millones de trabajadores y cuidadores de la salud en 2030: la escasez más grave se producirá en los países más pobres.
La pandemia de COVID-19 ha recordado al mundo el inmenso valor de estos profesionales.
A pesar de ello, se calcula que el 50% de los trabajadores y cuidadores de la salud padecieron síndrome de desgaste profesional durante la pandemia.
Incluso antes de la COVID-19, muchos de estos profesionales habían recibido una formación inadecuada y trabajaban en condiciones inseguras y con bajos salarios.
Y aunque las mujeres representan casi siete de cada diez trabajadores de la salud en todo el mundo, ocupan menos de uno de cada cuatro puestos de alto nivel en el sector. Muchas trabajadoras de la salud también sufren violencia de género en el lugar de trabajo.
Ahora que el mundo se reconstruye después de la pandemia, pedimos a todos los países que protejan a sus trabajadores y cuidadores de la salud, e inviertan en ellos, con condiciones de trabajo seguras, salarios decentes, derechos laborales, y contra todo tipo de violencia y discriminación.
Junto con el Foro Mundial sobre Recursos Humanos para la Salud, la OMS también lanza hoy una nueva campaña para mejorar la formación en atención de emergencia para el personal de enfermería y partería.
Estos profesionales desempeñan un papel clave en situaciones de emergencia.
Cuando se ofrece la debida atención de emergencia, las posibilidades de sobrevivir a una lesión o enfermedad potencialmente mortal aumentan de forma espectacular, mientras que el riesgo de padecer una discapacidad de larga duración se reduce significativamente.
Para proporcionar una atención de emergencia de alta calidad, el personal de enfermería y partería tiene que recibir educación y formación de alta calidad.
Nuestra nueva campaña se llama 25x25x25: nuestro objetivo es ayudar a 25 países a capacitar al 25% de su personal de enfermería y partería en el curso de atención básica de emergencia («Basic Emergency Care») de la OMS para finales de 2025.
Por último, este año se celebra la cuarta edición del Festival de Cine «Salud para todos», de la OMS.
Para esta edición casi 800 cineastas de 106 países han presentado cortometrajes en seis categorías sobre diferentes temas, como las consecuencias en la salud de la crisis climática, la COVID-19, la salud mental, la malaria, la discapacidad, etc.
Se han preseleccionado 90 películas que serán revisadas por un jurado de artistas internacionales y líderes de desarrollo. Los ganadores se darán a conocer en junio de 2023.
Las películas preseleccionadas están disponibles en el canal de YouTube de la OMS en seis listas de reproducción correspondientes a las categorías del festival.
Alentamos a todo el mundo a ver las películas, escribir comentarios sobre ellas y dar a conocer en las redes sociales las que más les han gustado.
El cine es una forma poderosa de contar historias sobre la salud.
La historia de la OMS comenzó hace 75 años y todavía se está escribiendo.
Los problemas a los que nos enfrentamos hoy son muy diferentes a los de 1948, pero nuestro ideal no ha cambiado: lograr el grado máximo de salud para todas las personas.
Fadéla, le devuelvo la palabra.