Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID-19 del 1 de junio de 2022

1 de junio de 2022

Buenos días, buenas tardes y buenas noches: 

Como saben, el sábado finalizó la primera Asamblea Mundial de la Salud presencial desde que comenzase la pandemia de COVID-19.  

Como es habitual, los Estados Miembros de la OMS debatieron una amplia gama de cuestiones. 

Con todo, la decisión más importante de la semana fue la adopción por parte de la Asamblea de una resolución histórica en la que se estableció como objetivo aumentar las contribuciones señaladas (las cuotas que los países pagan en cuanto Miembros) hasta un 50% del presupuesto básico de aquí al final del decenio, desde el 16% actual.  

Este cambio dará a la OMS la flexibilidad y la previsibilidad necesarias para planificar la programación en los países a largo plazo, y para atraer y conservar a las personas que necesitamos para llevar a cabo estos programas.  

Junto a ello, la OMS está decidida a reforzar la gobernanza, la rendición de cuentas y la eficiencia. 

La Asamblea también tomó decisiones importantes sobre el fortalecimiento de la preparación y la respuesta de la OMS frente a las emergencias sanitarias, incluida la introducción de enmiendas concretas en el Reglamento Sanitario Internacional (RSI). 

Además de un nuevo acuerdo internacional sobre la preparación frente a pandemias, la mejora del RSI será una pieza fundamental en el fortalecimiento de la arquitectura mundial de preparación y respuesta frente a emergencias sanitarias.  

Por otra parte, me llena de honor y de humildad el que los Estados Miembros me hayan elegido para un segundo mandato.  

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A nivel mundial siguen disminuyendo los casos y muertes notificados de COVID-19, aunque esta tendencia debería interpretarse con cuidado ya que muchos países han reducido el número de pruebas que llevan a cabo, lo que a su vez reduce el número de casos que detectan.   

Además estamos observando tendencias preocupantes en varias regiones. Los casos y las muertes notificados están aumentando en las Américas, mientras que las muertes también están aumentando en la Región del Pacífico Occidental y en África. 

Lo volvemos a repetir: la pandemia no ha terminado. Seguimos pidiendo a todos los países que mantengan los servicios de pruebas y secuenciación para que puedan ofrecernos una imagen más clara de por dónde se está propagando el virus y en qué medida está mutando. 

Y les pedimos también que vacunen a todos los trabajadores de la salud, a las personas mayores y a otros grupos de riesgo. 

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Paso ahora a ofrecerles información actualizada sobre la viruela símica.  

Hasta hoy se han notificado a la OMS más de 550 casos confirmados de 30 países en los que la enfermedad no es endémica.  

Las investigaciones están en curso, pero la aparición repentina de la viruela símica simultáneamente en muchos países indica que es posible que se haya estado produciendo una transmisión no detectada de la enfermedad durante algún tiempo.  

Hasta ahora, la mayoría de los casos notificados son de hombres que tiene relaciones sexuales con hombres y que presentan síntomas que se detectan en ambulatorios de salud sexual. 

Estas comunidades están trabajando intensamente para informar a sus miembros sobre los riesgos de la viruela símica y evitar su transmisión. 

Todos debemos esforzarnos por combatir la estigmatización, que no solo está mal sino que también puede impedir que las personas infectadas soliciten atención, lo que dificulta la detención de la transmisión.  

La OMS insta a los países afectados a ampliar su vigilancia para detectar casos entre el público general.  

Cualquier persona puede infectarse por el virus de la viruela símica si tiene contacto físico estrecho con otra persona infectada. 

La situación sigue evolucionando y creemos que seguirán detectándose más casos.  

Es importante recordar que, en general, los síntomas de la viruela símica se resuelven por sí solos, aunque en algunos casos pueden ser graves.  

La OMS sigue recibiendo información actualizada sobre la situación de los brotes de la enfermedad en los países de África donde esta es endémica. 

Actualmente las prioridades de la Organización son, en primer lugar, proporcionar información precisa a los grupos que corren un mayor riesgo de contraer la enfermedad;  

en segundo lugar, evitar una mayor propagación entre los grupos de riesgo;  

en tercer lugar, proteger al personal de salud de primera línea, 

y en cuarto lugar, avanzar en nuestra comprensión de la enfermedad. 

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Hablemos ahora de Ucrania.

Después de cien días de guerra, el sistema de salud del país se encuentra sometido a una fuerte presión. 

Ante el deterioro de la situación en materia de salud, la OMS ha aumentado su presencia en Ucrania y en los países que acogen a personas desplazadas. 

Desde que comenzase la invasión por parte de la Federación de Rusia, la OMS ha entregado más de 515 toneladas métricas de suministros y equipos médicos y ha capacitado a más de 1300 trabajadores de la salud en cirugía traumatológica, atención a víctimas a gran escala, quemaduras y exposición a productos químicos.  

Mientras tanto, el número de ataques a estructuras de atención de salud sigue aumentando.  

Hasta ayer, la OMS había verificado 269 ataques contra estructuras de atención de salud en Ucrania, que han dejado 76 muertos y 59 heridos.  

La atención de la salud nunca debe ser un objetivo. 

Seguimos pidiendo a la Federación Rusa que ponga fin a la guerra.  

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La invasión de Ucrania ha interrumpido gravemente el suministro de alimentos, lo que ha agravado el riesgo de hambruna en todo el mundo. A ello se suma el impacto del cambio climático y las condiciones meteorológicas extremas. 

El Cuerno de África está sufriendo una de las peores sequías de su historia reciente. 

Hay un alto riesgo de hambruna y malnutrición, que afecta gravemente a unos 15 a 20 millones de personas en Kenya, Somalia y Etiopía. También están afectadas las poblaciones de Djibouti, Eritrea, Uganda, Sudán del Sur y el Sudán. 

Decenas de miles de familias se ven obligadas a abandonar sus hogares en busca de alimentos, agua y pastos.   

El hambre y la desnutrición aumentan en gran medida los riesgos para la salud, especialmente para las mujeres embarazadas y lactantes, los recién nacidos, los niños pequeños, las personas mayores y las que tienen enfermedades no transmisibles y discapacidades.  

Los desplazamientos masivos y la falta de acceso al agua potable, la higiene y el saneamiento hacen que el riesgo de brotes sea muy real.  

Esto es especialmente preocupante en una población ya de por sí infrainmunizada y con poco acceso a  servicios de salud. 

Y la escasez no es solo de alimentos. En Tigray (Etiopía), los bloqueos han provocado una escasez de combustible que está paralizando el sistema de salud.  

Más de 6 millones de personas siguen sitiadas por las fuerzas etíopes y eritreas, después de más de 18 meses. Aunque se están entregando algunos alimentos, no son suficientes; los servicios básicos siguen sin estar disponibles, y la región continua aislada del resto del mundo. 

El Hospital Ayder de Mekelle, el único hospital de referencia de la región, corre el riesgo de cerrar por falta de combustible para hacer funcionar los generadores y las ambulancias.  

El hospital se está quedando sin suministros básicos, como líquidos intravenosos y antibióticos, mientras que el personal del hospital está al borde del colapso por el hambre.  

Se trata de un hospital que atiende a una población de 6 millones de personas y que realiza miles de cirugías y partos cada año.  

La OMS está haciendo todo lo posible para ayudar, pero la única solución a esta situación inhumana —como en Ucrania— es la paz.  

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Por último, ayer fue el Día Mundial sin Tabaco.  

El tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año.  

Estamos haciendo claros progresos. El consumo de tabaco sigue disminuyendo, y 60 países están en vías de alcanzar el objetivo de una reducción del 30% del consumo de tabaco para 2025. 

Más de 100 países han impuesto la colocación de advertencias sanitarias gráficas en los paquetes de tabaco, mientras que 18 países han introducido el empaquetado neutro y otros 9 están en vías de introducirlo.

Sin embargo, el tabaco no solo perjudica la salud humana, sino también la de nuestro medio ambiente. 

Un nuevo estudio de la OMS ha revelado que, cada año, la industria tabacalera le cuesta al mundo 60 000 millones de árboles, 84 millones de toneladas de emisiones de CO2, 20 millones de hectáreas de tierra y 22 000 millones de toneladas de agua. 

Los efectos se dejan sentir sobre todo en los países de ingresos bajos y medios. 

Como se destaca en nuestro nuevo informe, el tabaco está envenenando a las personas y el planeta. Es hora de dejar este hábito mortal.