Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID-19 del 12 de julio de 2022

12 de julio de 2022

Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

Resulta preocupante que el número de casos de COVID-19 siga al alza, porque aumenta la presión sobre unos sistemas de salud y unos profesionales que no dan abasto. Además, también me preocupa la tendencia al alza en el número de defunciones.

El Comité de Emergencia sobre la COVID-19 se reunió el viernes de la pasada semana y concluyó que la COVID-19 sigue representando una emergencia de salud pública de importancia internacional.

Además, el Comité manifestó su inquietud con respecto a varios problemas interrelacionados.

En primer lugar, las subvariantes de la variante ómicron, como la BA.4 y la BA.5, continúan causando oleadas de casos, hospitalizaciones y muertes en todo el mundo.

En segundo lugar, se ha reducido la vigilancia de forma significativa, especialmente la realización de pruebas diagnósticas y la secuenciación. Por esta razón, cada vez más difícil es evaluar el impacto de las variantes sobre la transmisión, las características de la enfermedad y la eficacia de las medidas de respuesta. 

En tercer lugar, no se están desplegando eficazmente las pruebas diagnósticas, los tratamientos y las vacunas.

El virus campa a sus anchas y los países no están gestionando adecuadamente la carga de enfermedad conforme a su capacidad, tanto en lo que se refiere a la hospitalización de los casos agudos como al número cada vez mayor de personas con cuadros característicos posteriores a la COVID-19, lo que se conoce como COVID-19 prolongada o de larga duración. 

Por último, hay un gran desfase en la percepción del riesgo de la COVID-19 que tienen la comunidad científica, los dirigentes políticos y la población general.

Es importante insistir en dos aspectos básicos: comunicar el riesgo y aumentar la confianza de la población en las herramientas y las medidas preventivas a nivel social y de la salud pública, como el uso de mascarillas, el distanciamiento físico y la ventilación.

El Comité formuló además una serie de recomendaciones, entre las cuales me gustaría destacar las siguientes.

Las nuevas oleadas del virus demuestran una vez más que estamos lejos de haber vencido a la COVID-19. 

Si el virus nos ataca, debemos contraatacar. 

Estamos en una situación mucho mejor que al principio de la pandemia.

Es cierto que se han hecho muchos progresos.

Disponemos de herramientas seguras y eficaces para prevenir las infecciones y evitar hospitalizaciones y muertes.

Sin embargo, no debemos dar sentado que todos pueden usarlas.

Los ministros de economía de los países del G-20 se reunirán la próxima semana, y es necesario que los gobiernos de todo el mundo financien a la OMS y al Acelerador ACT para garantizar la distribución equitativa de las herramientas médicas.

Ante el aumento de la transmisión y las hospitalizaciones, los gobiernos deben aplicar medidas de eficacia demostrada, como el uso de mascarillas y la mejora de los protocolos de ventilación, detección y tratamiento.

Insto a los gobiernos a que revisen y reajusten periódicamente sus planes de respuesta a la COVID-19 en función de la situación epidemiológica y de la posibilidad de que surjan nuevas variantes.

Asimismo, los gobiernos deben esforzarse por contrarrestar la reducción de la vigilancia, la realización de pruebas y la secuenciación, y por repartir mejor los antivíricos.

Las vacunas han salvado millones de vidas y es importante que los gobiernos se centren en los sectores de población que corren más riesgo, procurando vacunar a quienes no lo están para alcanzar una cobertura del 70%.

La planificación y la lucha contra la COVID-19 también deben ir de la mano de la vacunación contra enfermedades mortales como el sarampión, la neumonía y las enfermedades diarreicas.

No es una cuestión de elegir entre una u otra opción: ambas son posibles. 

Y es preciso continuar incorporando nuevas vacunas, entre ellas las del papiloma humano y el paludismo.

La OMS ha publicado hoy el primer informe sobre las vacunas que se están desarrollando para prevenir infecciones causadas por patógenos resistentes a los antimicrobianos.

En el informe se examinan algunos de los retos a los que se enfrenta el desarrollo de vacunas y se proponen enfoques revolucionarios para fomentar la innovación en un ámbito al que no se ha prestado la debida atención.

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Me complace estar acompañado hoy por los miembros del Consejo Científico de la OMS, que establecí hace poco más de un año para que asesore sobre los avances científicos y tecnológicos que pueden mejorar en la salud de las personas en todo el mundo.

El Consejo Científico, que dirige el Dr. Harold Varmus, acaba de celebrar su primera reunión presencial, que se ha centrado en la genómica, habida cuenta de la incidencia de esta disciplina en la salud pública y de los retos que conlleva su expansión en los países de ingresos medianos y bajos.

Durante la pandemia de COVID-19, la genómica fue fundamental para detectar inicialmente el virus y sus variantes, y también se utilizó para obtener pruebas, tratamientos y vacunas.

Como se indica en la nueva estrategia mundial de la OMS para la vigilancia genómica, que tendrá una duración de 10 años, esta abarca la detección de enfermedades, el refuerzo de los sistemas de laboratorios, el desarrollo de pruebas y el intercambio y análisis de datos para poder obtener y utilizar nuevas herramientas en la esfera de la salud.

Además, la genómica puede aportar enormes beneficios a la salud de las personas, más allá de la vigilancia de los patógenos.

Es hora de que los países inviertan en infraestructuras y recursos humanos en este ámbito.

Cedo la palabra al Dr. Harold Varmus para que nos hable de la labor del Consejo Científico.

Dr. Varmus, tiene usted la palabra.

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Interviene el Dr. Harold Varmus.

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Gracias, Dr. Varmus, por esta exposición detallada de la labor del Consejo Científico y del campo de la genómica.

Estoy totalmente de acuerdo con usted en que es importante aumentar la capacidad de secuenciación genómica en todo el mundo y de formar a suficientes bioanalistas en esta disciplina.

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Hablaré ahora sobre la viruela símica. Actualmente hay 9200 casos en 63 países.

El Comité de Emergencia sobre esta enfermedad se reunirá de nuevo la próxima semana, examinará las tendencias observadas y la eficacia de las medidas de control y formulará recomendaciones a los países y la población sobre lo que deben hacer para luchar contra esta epidemia.

Por el momento, se sigue aplicando un enfoque que abarca varios aspectos:

En primer lugar, la OMS está colaborando estrechamente con la sociedad civil y la comunidad LGBTIQ+, entre otras cosas para combatir la estigmatización relacionada con el virus y difundir información para que la población se proteja.

En segundo lugar, la OMS sigue trabajando con los países y los fabricantes de vacunas para coordinar la distribución de estas, que actualmente escasean.

En tercer lugar, la OMS sigue colaborando con los países y los expertos para impulsar la investigación y el desarrollo.

El domingo y el lunes pasados, el Instituto Nacional de Investigación Biomédica de la República Democrática del Congo, el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica y el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas, en colaboración con la OMS, reunieron a investigadores y expertos en ensayos de todo el mundo para llegar a un consenso sobre el uso de un protocolo básico (CORE) a escala mundial a fin de evaluar los tratamientos contra la viruela símica.

Me gustaría volver a insistir en que debemos trabajar para detener la transmisión y aconsejo a los gobiernos que procuren encontrar a los contactos para conocer mejor la propagación del virus y que ayuden a las personas que están en aislamiento.

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En Ghana hay actualmente dos casos sospechosos de enfermedad por el virus de Marburgo.

El país está enviando muestras al Instituto Pasteur de Dakar (Senegal) para estudiarlas.

Entre tanto, el Ministerio de Salud ha iniciado el rastreo preventivo de contactos, la investigación de casos y la preparación en los establecimientos de salud, con ayuda de la OMS.

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Por último, con respecto a Siria:

La nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre las operaciones transfronterizas en el noroeste del país es una muy buena noticia para los casi cuatro millones y medio de sirios cuyas vidas y salud dependen de este acceso humanitario.

La OMS y sus asociados seguirán entregando suministros y prestando asistencia para salvar las vidas de esta población vulnerable, que está compuesta en un 80% por mujeres y niños.

Agradecemos al Consejo de Seguridad que haya protegido y asegurado esta operación civil de importancia vital y que haya evitado la interrupción casi total de la asistencia para seguir salvando vidas.

Tarik, te cedo la palabra.