Alocución de apertura del Director General de la OMS en la conferencia de prensa de la OMS celebrada el 17 de mayo de 2022

17 de mayo de 2022

Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

 

Durante la última semana, los casos de COVID-19 han aumentado en cuatro de las seis regiones de la OMS.

 

Debido a la reducción de las pruebas y la secuenciación en muchos países, cada vez es más difícil saber dónde está el virus y cómo está mutando.

 

La República Popular Democrática de Corea (RPDC) ha anunciado, a través de sus medios de comunicación estatales, su primer brote de COVID-19, con más de 1,4 millones de casos sospechosos desde finales de abril.

 

La OMS está muy preocupada por el riesgo de que se siga propagando la COVID-19 en el país, sobre todo porque la población no está vacunada y muchos tienen otras afecciones subyacentes que les hacen correr el riesgo de contraer enfermedad grave y morir.

 

También nos preocupa Eritrea, otro país que aún no ha empezado a vacunar a su población.

 

La OMS ha solicitado que la República Popular Democrática de Corea comparta datos e información.

 

Y la OMS se ha ofrecido a proporcionar un paquete de apoyo técnico y suministros, que incluye pruebas de diagnóstico, medicamentos esenciales y vacunas listas para ser desplegadas en el país.

 

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Después de tres años, me alegrará mucho encontrarme cara a cara con muchos líderes sanitarios en Ginebra el domingo para el comienzo de una Asamblea Mundial de la Salud de importancia crítica.

 

Son muchos los temas que debemos debatir en torno a la salud y hay una serie de crisis que están llevando al límite a los trabajadores, los recursos y los sistemas de salud, lo que pone en riesgo muchas vidas, los medios de subsistencia y la seguridad en general.

 

Se hablará de la pandemia y de cómo poner fin a la emergencia, con temas como el aumento del acceso a las vacunas, los antivirales y otras herramientas que pueden salvar vidas.

 

La semana pasada, acogí con satisfacción el anuncio del Presidente Biden sobre el intercambio de tecnologías sanitarias entre los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, el Acceso Mancomunado a las Tecnologías contra la COVID-19 de la OMS y el Banco de Patentes de Medicamentos en relación con el desarrollo de terapias innovadoras, vacunas en fase inicial y herramientas de diagnóstico para la COVID-19.

 

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Como saben, la equidad es uno de los principios clave del acuerdo propuesto sobre la preparación frente a pandemias.

 

Durante esta pandemia nos enfrentamos a muchos retos, como la falta de intercambio de información, la incapacidad de compartir materiales biológicos y la escasez de tecnología compartida, entre otras cuestiones.

 

Esta situación obstaculizó la respuesta, costó vidas y dejó al descubierto las limitaciones de la preparación mundial.

 

Para que el mundo pueda responder con rapidez y eficacia al próximo brote o pandemia, debe prepararse ahora.

 

En el periodo de sesiones extraordinario de la Asamblea Mundial de la Salud, celebrado en noviembre de 2021, todos los Estados Miembros convinieron en que la COVID-19 reflejaba la necesidad de que todos los países compartieran juntos la información y reforzaran los sistemas de manera más eficaz.

 

La labor de la OMS es apoyar a los países, es decir, a nuestros Estados Miembros, en la negociación y concertación de un acuerdo de compromiso para proteger a las generaciones futuras de las posibles pandemias.

 

Nuestro mandato está determinado al 100% por los Estados Miembros y lo que ellos acuerdan.

 

El proceso de acuerdo lo dirigen los Estados Miembros con su propio Órgano de Negociación Intergubernamental, que representa a todas las regiones del mundo.

 

El Órgano de Negociación ha iniciado un proceso de dos años que incluye audiencias públicas mundiales con todas las partes interesadas.  

 

Esto representa la oportunidad del mundo de planificar conjuntamente, detectar los patógenos con mayor rapidez, compartir los datos de forma generalizada y responder en conjunto con mayor eficacia a las próximas enfermedades desconocidas o los patógenos conocidos.

 

Desgraciadamente, ha habido una pequeña minoría de grupos que han hecho declaraciones engañosas y han distorsionado los hechos a propósito.

 

Quiero ser meridianamente claro. La agenda de la OMS es pública, abierta y transparente.

 

La OMS defiende firmemente los derechos individuales.

 

Apoyamos con pasión el derecho de todos a la salud y haremos todo lo que esté en nuestras manos para garantizar que ese derecho se haga realidad.

 

La primera Asamblea Mundial de la Salud, que tuvo lugar poco después de la entrada en vigor de la Constitución de la OMS en 1948, supuso un hito en la salud pública mundial.

 

Y al igual que el acuerdo propuesto sobre la preparación frente a las pandemias, esto no significó que la OMS usurpara la soberanía de las naciones; de hecho, reforzó la capacidad de los países para luchar juntos contra las enfermedades.

 

La OMS es una expresión de la propia soberanía de los Estados Miembros; es exactamente lo que los 194 Estados Miembros soberanos quieren que sea.  

 

Cada año, estos gobiernos soberanos se reúnen en la Asamblea Mundial de la Salud para establecer la agenda sanitaria del mundo.

 

Por separado no podemos vencer a las pandemias; nuestra mejor oportunidad es actuar unidos.


Fue a través de la Asamblea, en el siglo pasado, que se sembró la semilla de la erradicación de la viruela cuando los países acordaron trabajar colectivamente para relegar la enfermedad, la viruela, a los libros de historia.

 

En 1988, la Asamblea acordó centrarse en la lucha contra la polio. En aquella época había 350 000 casos anuales en más de cien países.

                                   

El año pasado se registró el menor número de casos de poliovirus salvajes, ya que solo dos países siguen siendo endémicos.

 

Muchas personas conservan hoy la vista exclusivamente por haber recibido tratamiento contra la ceguera de los ríos.

 

Y gracias al creciente acceso a los antirretrovirales, quince países han eliminado la transmisión maternoinfantil del VIH y la sífilis. 

 

Todos los logros se remontan a ese acuerdo fundacional, que promovió el derecho individual a la salud y consagró esos derechos en una responsabilidad colectiva para trabajar juntos contra las enfermedades mortales. 

 

El mundo se enfrenta a graves desafíos con ecosistemas alterados, nuevos conflictos y la crisis climática.

 

Se trata de una convergencia que exige una respuesta colectiva, y un acuerdo sería un elemento fundamental para ello.

 

La OMS no se limita a luchar contra la COVID-19: hay un brote de ébola en la República Democrática del Congo, una hepatitis desconocida que afecta a niños de todo el mundo y la viruela del mono que está golpeando a varios países.  

 

La OMS está colaborando con las autoridades nacionales para responder rápida y eficazmente a estos brotes.  

 

Los últimos años nos han enseñado nuestra propia fragilidad colectiva y la amenaza que supone para las economías y la seguridad no trabajar en equipo.

 

El proceso de acuerdo se encuentra en el inicio de una negociación de varios años dirigida por los Estados Miembros, que no concluirá hasta 2024 después de realizar múltiples audiencias públicas en todo el mundo. Y se escucharán todas las voces.

 

La esencia del acuerdo de preparación frente a pandemias propuesto es mejorar la cooperación, la coordinación y el intercambio de datos, información, materiales biológicos y herramientas para salvar vidas.

 

Fadela, le devuelvo la palabra.