Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Ayer regresé de mi visita a Türkiye y la República Árabe Siria.
Me sentí profundamente conmocionado y entristecido por la devastación y el sufrimiento que vi y oí.
En la provincia de Hatay, en Türkiye, casi todos los edificios se han derrumbado o se inclinan peligrosamente.
Me imaginé lo aterradora que debió ser aquella madrugada, en la más profunda oscuridad, bajo la lluvia y la nieve, y con el estrépito horroroso de los edificios derrumbándose y los gritos de la población.
Visité un campamento para personas desplazadas, donde conocí a una mujer de 67 años que estuvo atrapada bajo los escombros durante tres horas hasta ser rescatada.
Su esposo no tuvo tanta suerte. Su hija está en el hospital y puede que le amputen una pierna.
La mujer dijo que no sabía lo que haría a continuación.
Es imposible describir el sufrimiento con palabras o incluso con imágenes. Nada puede transmitir la profundidad del dolor y la pérdida de tantas personas.
La destrucción es inmensa; pero también lo es la respuesta del gobierno turco.
Durante las dos primeras semanas, más de 55 000 personas que requerían atención médica fueron transportadas a hospitales de todo el país con todos los medios posibles: helicóptero, ambulancia o automóvil.
Desde el primer día, el Ministro de Salud ha liderado la respuesta sobre el terreno en las zonas más afectadas.
El Ministerio de Salud al completo se ha trasladado a las zonas afectadas y vive en tiendas de campaña, contenedores o automóviles, codo a codo con los trabajadores de la salud y otros participantes en la respuesta.
Me impresionó enormemente la dedicación y diligencia de los trabajadores de la salud, tanto en Türkiye como en la República Árabe Siria.
El sufrimiento causado por el terremoto a ambos lados de la frontera es similar.
Pero los riesgos a los que se enfrentan las personas en la parte siria son mucho mayores que los de quienes viven a pocos kilómetros de distancia, en la parte turca.
Los desafíos que tienen ante sí los trabajadores de la salud son similares a ambos lados, pero en la parte siria tienen que combatirlos con muchos menos recursos.
Doce años de guerra han destruido las infraestructuras, los hogares y la esperanza.
La sequía, el colapso económico, la pandemia de COVID-19 y un brote de cólera en curso han provocado un cúmulo de desgracias.
Incluso antes del terremoto, más del 90% de la población siria vivía en la pobreza.
Las ONG que trabajan en el noroeste de la República Árabe Siria agradecieron mi visita, pero expresaron su decepción por ser yo el primer funcionario de alto nivel de las Naciones Unidas que los visitaba desde el comienzo de la guerra.
En la provincia de Idlib, conocí a un niño de 15 años que se había roto los dos brazos al saltar por una ventana durante el terremoto. No ha ido a la escuela desde que tenía nueve años por culpa del conflicto.
Visité un centro de acogida en el que cientos de personas viven tan solo con lo que llevaban puesto cuando huyeron de sus hogares.
Me mostraban fotos de los hijos que habían perdido.
Los niños que rondaban por allí estaban sucios y ese día no habían comido. No tienen nada que hacer. No hay juguetes, ni juegos, ni escuela.
Durante los últimos diez años, la OMS ha suministrado en torno a un tercio de los medicamentos en las zonas controladas por la oposición del noroeste de la República Árabe Siria. El porcentaje se ha elevado ahora a dos tercios.
El día del terremoto, pudimos entregar suministros rápidamente desde nuestros almacenes locales.
Hasta la fecha, hemos distribuido más de 200 toneladas de ayuda a los establecimientos de salud del noroeste de Siria, y seguimos entregando tanta ayuda como podemos de todas las formas posibles, ya sea cruzando fronteras o líneas de conflicto.
El pueblo sirio ha sufrido más de lo que la mayoría de los pueblos sufrirán jamás, o podrían soportar. Han soportado lo indecible y han demostrado una gran resiliencia ante todos los infortunios.
Sus necesidades, sueños y esperanzas son los mismos que los de todas las personas:
Salud, alimentos, agua, un lugar donde vivir y paz. Un futuro mejor para sus hijos.
Hago un llamamiento a la comunidad internacional para que haga todo lo posible por prestar ayuda a la población de Türkiye y la República Árabe Siria, de dos maneras.
En primer lugar, prestando apoyo humanitario a ambos países y, en segundo lugar, promoviendo una solución política que permita establecer una paz duradera en la República Árabe Siria.
Al mismo tiempo, hago un llamamiento a los mandatarios de todas las partes en el conflicto sirio para que tomen el sufrimiento común provocado por esta crisis como una plataforma para la paz; como una oportunidad de reconciliación.
Doce años de guerra no han aportado nada más que división y la destrucción de la distinguida historia y la riqueza cultural de la República Árabe Siria.
Si algo bueno puede salir de este sufrimiento, debe ser la paz.
===
En los últimos días ha habido un renovado interés por los orígenes de la pandemia de COVID-19.
Como hemos dicho en otras ocasiones, si algún país tiene información sobre los orígenes de la pandemia, es esencial que se comparta con la OMS y la comunidad científica internacional, no para señalar culpables, sino para avanzar en nuestros conocimientos sobre los inicios de la pandemia, a fin de impulsar la prevención, preparación y respuesta frente a futuras epidemias y pandemias.
Quiero dejar muy claro que la OMS no ha abandonado ningún plan para investigar los orígenes de la pandemia de COVID-19, contrariamente a las recientes noticias de los medios de comunicación y los comentarios de políticos.
En 2021, la OMS estableció el Grupo Consultivo Científico sobre los Orígenes de los Nuevos Patógenos, o SAGO.
En su informe del año pasado, el SAGO señaló varios estudios fundamentales que deben llevarse a cabo en China y en otros lugares para verificar o eliminar las diversas hipótesis sobre los orígenes de la pandemia de COVID-19.
La OMS sigue pidiendo a China que sea transparente en la transmisión de información, que lleve a cabo las investigaciones necesarias y comparta los resultados. A tal fin, he escrito a mandatario chinos de alto nivel y he mantenido conversaciones con ellos en numerosas ocasiones, la última de ellas hace apenas unas semanas.
Mientras no tengamos más información, todas las hipótesis sobre el origen del virus siguen sobre la mesa.
Al mismo tiempo, la continua politización de la investigación sobre los orígenes del virus ha transformado lo que debería ser un proceso puramente científico en un partido de fútbol geopolítico, lo que solo dificulta aún más la labor de investigación.
Y por todo ello el mundo es un lugar menos seguro.
Comprender los orígenes de la pandemia de COVID-19 sigue siendo un imperativo científico, para establecer medidas que permitan prevenir futuras epidemias y pandemias, y también un imperativo moral, por el bien de los millones de personas que han perdido la vida a causa de la COVID-19 y sus familias, de quienes siguen viviendo con la afección posterior a la COVID-19.
===
Hoy, la OMS publica una nueva política de prevención y lucha contra todo tipo de conductas sexuales indebidas, incluidos la explotación, los abusos y el acoso sexuales.
Tras las denuncias por conductas sexuales indebidas por parte de empleados de la OMS durante el 10.º brote de ébola en la República Democrática del Congo en 2020, establecí una Comisión Independiente para que investigara y formulara recomendaciones sobre la reforma de las políticas, procedimientos y prácticas de la OMS.
Desde que la Comisión presentara su informe en 2021, la OMS ha trabajado incansablemente en la aplicación de sus recomendaciones.
Esta nueva política arranca de los logros que hemos conseguido hasta la fecha y aborda las deficiencias detectadas en los exámenes de la anterior política.
Sitúa a las víctimas y los supervivientes en el centro de nuestro enfoque, y se aplica a todo el personal y colaboradores de la OMS, y a cualquier persona allí donde la OMS y sus asociados colaboren.
La nueva política es un paso importante en nuestro recorrido para ser una organización en que la «tolerancia cero» sea una realidad y no solamente un eslogan.
===
Finalmente, el próximo miércoles se celebra el Día Internacional de la Mujer.
En los últimos 20 años, se han logrado avances importantes en la salud de las mujeres y las niñas.
La mortalidad materna ha disminuido en un tercio.
Con todo, 800 mujeres mueren cada día por complicaciones prevenibles durante el embarazo y el parto.
Tales riesgos aumentan en caso de embarazo durante la adolescencia, lo que afecta a más de 20 millones de niñas cada año.
Y si bien las mujeres representan el 70% del personal de salud en todo el mundo, de media ganan una cuarta parte menos que sus homólogos masculinos, y ocupan solo uno de cada cuatro puestos de dirección en el ámbito de la salud mundial.
La OMS se ha comprometido a subsanar las causas profundas de las disparidades en la salud de las mujeres y las niñas, y a hacer del sector de la salud una fuerza motriz que permita un mundo más saludable, seguro y justo para todas las mujeres y las niñas.
Christian, le devuelvo la palabra.