Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Ya se han notificado a la OMS más de 10,3 millones de casos de COVID-19 y más de 506 000 muertes.
Durante esta última semana, todos los días se han registrado más de 160 000 casos nuevos.
El 60 % del total de los casos hasta la fecha se han notificado solo en el último mes.
Nunca nos cansaremos de repetir que la mejor manera de salir de esta pandemia es adoptar un enfoque integral.
Encontrar, aislar, hacer pruebas y atender a cada caso, rastrear y poner en cuarentena a cada contacto, equipar y capacitar a los trabajadores de la salud y educar y empoderar a las comunidades para que se protejan a sí mismas y a los demás.
No basta solo con hacer pruebas. No basta solo con respetar el distanciamiento físico. No basta solo con hacer el seguimiento de los contactos. No basta solo con usar mascarillas. Hay que hacerlo todo.
Los países que han adoptado un enfoque integral han suprimido la transmisión y han salvado vidas.
Es de esperar que se produzcan repuntes a medida que los países empiecen a levantar las restricciones.
Pero los países que cuentan con los sistemas necesarios para aplicar un enfoque integral estarán en condiciones de contener estos brotes a nivel local y evitar la reintroducción de restricciones generalizadas.
No obstante, nos preocupa que algunos países no hayan utilizado todas las herramientas de que disponen y hayan adoptado un enfoque fragmentado.
Esos países tienen un largo y duro camino por delante.
Ahora bien, una de las lecciones que nos ha dejado la pandemia es que, sea cual sea la situación en la que se encuentre un país, es posible revertirla. Nunca es demasiado tarde.
Como saben, en marzo, Italia y España se encontraban en el epicentro de la pandemia. En el pico de su epidemia, en España había casi 10 000 casos al día y, en Italia, más de 6 500.
Pero ambos países controlaron sus epidemias con una combinación de liderazgo y humildad, la participación activa de todos los miembros de la sociedad y la aplicación de un enfoque integral.
Ambos países se enfrentaron a una situación abrumadora, pero le dieron la vuelta.
La forma más rápida de salir de esta pandemia es escuchar a la ciencia y adoptar el método que sabemos que da resultado: el enfoque integral.
Hoy y mañana, la OMS celebra un segundo foro de investigación e innovación en el que se reúnen más de 1000 científicos de todo el mundo para hacer un balance de los progresos realizados hasta la fecha, debatir nuevas preguntas de investigación y lagunas de conocimiento y definir las prioridades de investigación para el resto de este año y en adelante.
La investigación y la innovación han desempeñado un papel clave desde el comienzo de la pandemia, e incluso antes.
En enero, la OMS publicó el primer protocolo relativo a las pruebas de PCR para el nuevo coronavirus.
En febrero, reunimos a cientos de investigadores de todo el mundo para definir las prioridades de investigación.
En marzo, pusimos en marcha el ensayo Solidaridad, un gran estudio internacional para encontrar respuestas sobre cuáles son los tratamientos más eficaces.
Y, en abril, con la Comisión Europea y otros muchos asociados, lanzamos el Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 para catalizar el desarrollo y la asignación equitativa de las vacunas, las pruebas diagnósticas y los tratamientos.
Esta pandemia es un desafío científico, pero también una prueba para demostrar de qué pasta estamos hechos. Debemos actuar en aras de la solidaridad mundial y de nuestra humanidad compartida.
Compartimos la responsabilidad de garantizar que todas las personas, especialmente las que mayor riesgo corren, tengan acceso a las herramientas necesarias para protegerse.
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Si bien la pandemia es mundial, las experiencias y los enfoques de cada región y país son diferentes.
En las próximas semanas, hemos previsto ir presentando distintas regiones para poner de manifiesto las dificultades en las diferentes partes del mundo, así como las lecciones que estamos aprendiendo.
Hoy comenzamos con la Región del Mediterráneo Oriental, que comprende gran parte de Oriente Medio y el norte de África, y es la tercera región más afectada del mundo, después de la de las Américas y de la de Europa.
Me complace estar acompañado por el Dr. Ahmad Al-Mandhari, Director Regional de la OMS para el Mediterráneo Oriental, y el Dr. Rick Brennan, Director del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS en esa región, para hablar de su experiencia y sus dificultades.
Dr. Al-Mandhari, Dr. Brennan, bienvenidos y gracias por dedicarnos su tiempo hoy. Dr. Al-Mandhari, tiene la palabra.