Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
A escala mundial, la OMS ha recibido notificación de casi 1,5 millones de casos confirmados de COVID-19, y más de 92 000 víctimas mortales.
En la última semana, hemos constatado una ralentización muy bienvenida en algunos de los países más afectados de Europa, como España, Italia, Alemania y Francia.
Desde un punto de vista personal, me alegró ver que mi amigo Boris Johnson ya no está en cuidados intensivos. Le deseo todo lo mejor, al igual que deseo lo mejor a todas las personas que pasan por lo que él ha pasado.
Al mismo tiempo, hemos observado una aceleración alarmante en otros países.
Quisiera centrar un momento la atención en África, donde estamos constatando la propagación del virus a las zonas rurales. Estamos detectando conglomerados de casos y propagación comunitaria en más de 16 países.
Prevemos dificultades importantes para unos sistemas de salud ya sobrecargados, especialmente en las zonas rurales, que por lo general carecen de los recursos de las zonas urbanas.
Como señaló ayer la Dra. Moeti, Directora Regional de la OMS para África, ello significa que los países tienen que adaptar la respuesta fortaleciendo urgentemente las infraestructuras de salud pública y de atención primaria de salud con las que cuentan los países.
En la reciente reunión de los países del G20 se manifestó un apoyo decidido a África que debe agilizarse, si bien las cifras en ese continente son todavía relativamente modestas, aunque comienzan a acelerarse.
Sé que algunos países ya están planificando la salida gradual del confinamiento domiciliario.
La OMS desea, igual que todos, el levantamiento de las restricciones.
Al mismo tiempo, levantar las restricciones demasiado pronto podría provocar un rebrote mortal.
La bajada puede ser tan peligrosa como la subida si no se gestiona debidamente.
La OMS colabora con los países afectados en el establecimiento de estrategias para atenuar las restricciones de forma gradual y segura.
Factores importantes que deben tenerse en cuenta:
Primero, que la transmisión esté controlada;
Segundo, que existan suficientes servicios médicos y de salud pública;
Tercero, que los riesgos de brotes en entornos especiales, como los servicios de atención crónica, se reduzcan al mínimo;
Cuarto, que se disponga de medidas de prevención en los lugares de trabajo, las escuelas y otros lugares a los que es imprescindible ir;
Quinto, que puedan gestionarse los riesgos de importación;
Y sexto –y no puedo dejar de insistir en este punto– que las comunidades sean perfectamente conscientes de la situación y colaboren en la transición.
Todas las personas tienen una función que desempeñar en el fin de la pandemia.
Nos preocupa especialmente el elevado número de infecciones notificadas entre los profesionales de la salud.
En algunos países hay noticias de que más del 10 por ciento de los profesionales de la salud están contagiados. Es una tendencia alarmante.
Cuando el personal sanitario está en riesgo, lo estamos todos.
Los datos científicos recabados en China, España, los Estados Unidos, Italia y Singapur nos ayudan a entender las razones y lo que podemos hacer para evitarlo.
Los datos muestran que algunos profesionales de la salud se infectan en realidad fuera de los centros de salud, en su domicilio o en la comunidad.
En los centros de salud, algunos problemas frecuentes son el reconocimiento tardío de la COVID-19 y la falta de formación o la inexperiencia en el tratamiento de patógenos respiratorios.
Además, muchos profesionales de la salud deben atender a un elevado número de pacientes en turnos prolongados y con pausas de descanso insuficientes.
No obstante, los datos muestran también que cuando el personal sanitario lleva puesto de forma correcta el equipo de protección personal, las infecciones pueden prevenirse.
Por ello es especialmente importante que el personal sanitario tenga acceso a las mascarillas, guantes, batas y otro EPP necesario para desempeñar su trabajo de forma segura y eficaz.
Con objeto de apoyar a los países, la OMS ha puesto en marcha tres herramientas que ayudarán a los gestores y planificadores a calcular el personal sanitario, suministros y equipo que se necesitarán para abordar el incremento de pacientes con COVID-19.
El miércoles mencioné el nuevo Equipo de Tareas de las Naciones Unidas sobre las Cadenas de Suministro, para coordinar y ampliar la adquisición y distribución de equipo de protección personal, pruebas diagnósticas de laboratorio y oxígeno a los países que más lo necesitan.
Esta iniciativa estará coordinada por la OMS y el Programa Mundial de Alimentos, y partirá de la colaboración ya existente entre múltiples asociados de dentro y fuera de las Naciones Unidas.
El sistema contará con centros neurálgicos en Bélgica, China, los Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Ghana, Malasia, Panamá y Sudáfrica.
Estimamos que puede que esta cadena de suministros tenga que cubrir más del 30% de las necesidades mundiales en la fase aguda de la pandemia.
Cada mes necesitaremos expedir al menos 100 millones de mascarillas médicas y guantes;
hasta 25 millones de mascarillas N95, batas y pantallas faciales;
hasta 2,5 millones de pruebas diagnósticas;
y grandes cantidades de concentradores de oxígenos y otros equipos de atención clínica.
Para transportar estos suministros por todo el mundo, el Programa Mundial de Alimentos movilizará ocho aviones 747, ocho aeronaves de carga de tamaño medio y varias avionetas de pasajeros para desplazar a trabajadores de ayuda humanitaria, personal técnico, formadores y otro personal.
Ni que decir tiene que los costos conexos serán considerables. El PMA estima que necesitará aproximadamente US$ 280 millones solo para sufragar los costos de almacenamiento y transporte de los suministros. Los costos de su adquisición serán mucho mayores.
Instamos a los donantes a que apoyen este sistema de vital importancia. Hacemos un llamamiento a todos los donantes para que apoyen al Programa Mundial de Alimentos.
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Hoy he convocado una reunión del Comité de Emergencias sobre el ébola en la República Democrática del Congo.
Tras 52 días sin ningún caso, los equipos de vigilancia y respuesta sobre el terreno han confirmado un nuevo caso de ébola en la República Democrática del Congo.
Nos hemos preparado para más casos y, de hecho, los esperábamos.
Lamentablemente, ello significa que el Gobierno de la República Democrática del Congo no podrá declarar el fin del brote este lunes, como se esperaba.
Ahora bien, la OMS y todos sus asociados permanecen sobre el terreno y comprometidos como siempre a trabajar bajo la dirección del Gobierno, las comunidades afectadas y nuestros asociados para poner fin al brote.
Muchas gracias.