Alocución del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID-19 celebrada el 12 de junio de 2020

12 de junio de 2020

Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

La OMS es una organización internacional, pero también está orgullosa de formar parte de las ciudades y comunidades que la acogen y de ser un miembro activo de las mismas.

La famosa fuente de Ginebra, el Jet d’Eau, ha estado apagada durante el periodo de confinamiento de la ciudad, desde el 20 de marzo.

Ayer tuve el enorme honor de poner en marcha de nuevo el Jet d’Eau, un símbolo de la reapertura de la ciudad ahora que el número de casos ha disminuido.

Estoy profundamente agradecido a la ciudad y al cantón de Ginebra por la hospitalidad y el apoyo que han brindado a la OMS y por iluminar el Jet d’Eau en azul en honor de la OMS y las Naciones Unidas.

Sin embargo, aunque el número de nuevos casos en Ginebra es ahora de un solo dígito, observamos que la pandemia sigue creciendo a nivel mundial.

A medida que la propagación de la enfermedad se acelera en países de ingresos bajos y medianos, la OMS se preocupa particularmente por su impacto en las personas que ya experimentan dificultades a la hora de acceder a servicios de salud, habitualmente mujeres, niños y adolescentes.

Es posible que estos grupos se vean más afectados por las consecuencias indirectas de la COVID-19 que por el número de fallecimientos a causa del propio virus.

Los sistemas de salud están desbordados por la pandemia en muchos lugares, lo que puede aumentar el riesgo de las mujeres de fallecer debido a complicaciones del embarazo y el parto.

La OMS ha elaborado orientaciones para que los centros de salud y las actividades comunitarias mantengan los servicios esenciales, en particular para las mujeres, los recién nacidos, los niños y los adolescentes.

Para ello, hay que garantizar que las mujeres y los niños puedan acceder a servicios dotados de medidas apropiadas de prevención y control de infecciones y a una atención respetuosa con las madres y los recién nacidos.

Asimismo, la OMS ha investigado detenidamente los riesgos de transmisión de la COVID-19 de madre a hijo durante la lactancia.

Sabemos que los niños corren un riesgo relativamente bajo de contraer la COVID-19, pero que son muy vulnerables a muchas otras enfermedades y afecciones que previene la lactancia.

Habida cuenta de los datos disponibles, la OMS estima que los beneficios de la lactancia materna superan los posibles riesgos de transmisión de la COVID-19.

Se debería alentar a las madres con COVID-19, presunta o confirmada, a iniciar y continuar la lactancia. Además, no deberían ser separadas de sus bebés a no ser que estén demasiado enfermas.

La OMS ha facilitado información detallada en sus orientaciones clínicas sobre cómo amamantar de forma segura.

La OMS también está preocupada por los efectos de la pandemia en los adolescentes y los jóvenes.

Los datos iniciales indican que las personas adolescentes y en la veintena corren un mayor riesgo de depresión y ansiedad, acoso en línea, violencia física y sexual y embarazos no deseados, y que su capacidad para solicitar los servicios que necesitan es reducida.

El cierre de escuelas y universidades también puede repercutir de forma dramática en la capacidad de los adolescentes para acceder a servicios de prevención.

En algunos países, más de un tercio de los adolescentes con problemas de salud mental recibe su tratamiento exclusivamente en su centro escolar.

Asimismo, millones de niños cuya alimentación depende de programas de comedores escolares también han visto reducido su acceso a alimentos.

La falta de oportunidades para realizar actividad física, junto con el aumento del consumo de tabaco, alcohol y drogas pueden afectar a largo plazo la salud de estos jóvenes.

Tal y como hemos señalado anteriormente, la OMS ha formulado directrices sobre cómo mantener los servicios esenciales.

Podemos hacer muchas cosas para mantener una buena salud, por ejemplo, mantenernos activos, comer alimentos nutritivos y limitar el consumo de alcohol.

La forma en que se prestan los servicios de salud está evolucionando gracias a los nuevos productos, información y tecnologías.

Un número creciente de medicamentos y pruebas pueden obtenerse sin receta en las farmacias o pueden ser recetados en línea por un médico y ser entregados a domicilio.

La OMS ha elaborado orientaciones sobre medidas de autoasistencia en el ámbito de la salud que los países pueden introducir rápidamente para salvar y mejorar vidas.

Por ejemplo, proporcionar anticonceptivos autoinyectables a mujeres y niñas puede reducir los embarazos no deseados.

El acceso a tratamiento para personas con VIH y medicamentos para otras afecciones que los pacientes pueden autogestionar puede reducir la carga en sistemas de salud sometidos a una gran presión y, al mismo tiempo, atender las necesidades sanitarias y los derechos de las personas.

Las intervenciones de autoasistencia permiten a un mayor número de personas obtener los servicios de salud que necesitan durante la pandemia, en el momento y el lugar oportunos.

Garantizar la disponibilidad y accesibilidad de estas intervenciones para todas las personas que las necesitan es nuestra responsabilidad colectiva.

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Me gustaría seguir hablando del impacto de la COVID-19 en las mujeres, los niños y los adolescentes y, para ello, hoy tengo el honor de contar con la presencia de cuatro invitados distinguidos: Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del       Fondo de Población de las Naciones Unidas; Gabriela Cuevas Barron, Presidenta de la Unión Interparlamentaria; Jayathma Wickramanayake, Enviada del Secretario General de las Naciones Unidas para la Juventud, y Mary-Ann Etiebet, Directora Ejecutiva de Merck for Mothers.

Doy la palabra a mi compañera Natalia.