Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Ayer se celebró el Día Internacional del Personal de Enfermería, una ocasión para conmemorar a ese colectivo sanitario de primera línea y de importancia crucial, que salva vidas de personas con COVID-19, ebola y otras muchas enfermedades.
Mientras celebrábamos la jornada, la noticia de un ataque a un hospital de MSF en el Afganistán, en el que morían enfermeras, madres y bebés, me dejó conmocionado y horrorizado.
Ni los civiles ni los profesionales sanitarios deberían ser nunca el blanco de ningún ataque y, como mi colega y querido amigo Mike Ryan dijo la semana pasada, convertir la salud en un arma arrojadiza no ayuda en ningún sitio.
Necesitamos salud y paz.
Necesitamos paz para la salud y salud para la paz.
¡Y las necesitamos ya!
En este tiempo de pandemia, insto a todas las partes interesadas a dejar de lado la política y dar prioridad a la paz, a un alto el fuego mundial y a que entre todos acabemos con esta pandemia.
Cada día en el que no se aplica un alto el fuego es un día en el que muere más gente de forma innecesaria.
Por una cuestión de solidaridad y de respeto para con los fallecidos y heridos, así como para con el personal de enfermería y los profesionales sanitarios que trabajan actualmente en algunos de los entornos más difíciles en el mundo, me gustaría pedir un minuto de silencio por aquellos que han sido asesinados mientras trabajaban salvando vidas. Les ruego que se unan a mí en este minuto de silencio.
(Se realiza un minuto de silencio).
Gracias.
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Hoy la OMS ha publicado las Estadísticas Sanitarias Mundiales 2020.
Hay buenas noticias: de forma general, en todo el mundo las personas viven más años y de forma más sana.
El mayor progreso se ha registrado en los países de bajos ingresos, en los que la esperanza de vida ha aumentado en más de un quinto con respecto a principios del milenio.
La mejora en la salud de la madre y el niño ha reducido a la mitad la mortalidad infantil desde el año 2000. Todo un logro para el mundo.
Además, los países de bajos ingresos han reforzado de forma espectacular el acceso a servicios para prevenir y tratar el VIH, la malaria y la tuberculosis, así como algunas enfermedades tropicales desatendidas como la dracunculosis.
Con todo, el informe muestra que el ritmo de avance es demasiado lento para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y se verá todavía más afectado con la COVID-19.
Los nuevos datos estadísticos arrojan luz sobre una de las causas fundamentales de esta pandemia: la desigualdad.
¿Cómo es posible que en 2020 aproximadamente 1000 millones de personas se gasten, como mínimo, el 10% de su presupuesto doméstico en atención de salud?
¿Cómo es posible que en 2020, más de un 55% de los países tengan menos de 40 profesionales de enfermería y partería por 10 000 habitantes?
¿Cómo es posible que en 2020, por no haber invertido en preparación, estemos corriendo el peligro de retroceder en la inmunización infantil, el paludismo, las enfermedades tropicales desatendidas y el VIH?
La respuesta es que el mundo no ha hecho lo suficiente para lograr la promesa de una salud para todos.
La pandemia de COVID-19 está provocando una pérdida importante de vidas, destruyendo medios de subsistencia y amenazando con deshacer muchos de los avances que habíamos logrado.
Aunque la COVID-19 supone un impacto sin precedentes para el mundo, con unidad nacional y solidaridad mundial podemos salvar vidas y medios de subsistencia, y velar por que los servicios de salud para las enfermedades desatendidas, la vacunación infantil, el VIH, la tuberculosis y la malaria sigan funcionando y mejorando.
En la Asamblea Mundial de la Salud que se celebra la próxima semana debatiremos con líderes mundiales en materia de salud cómo acabar con la COVID-19 pero también cómo reforzar otra vez los sistemas de salud de todo el mundo.
Tenemos una oportunidad única en la historia para demostrar que el mundo es más que una simple colección de países con coloridas banderas.
Entre todos tenemos mucho más en común de lo que podríamos imaginar.
Esto ha quedado sumamente claro con la pandemia.
La mejor defensa contra los brotes epidémicos y otras amenazas para la salud es la preparación, lo que implica invertir en fortalecer los sistemas sanitarios y la atención primaria de salud.
Los sistemas de salud y la seguridad sanitaria son las dos caras de la misma moneda.
Si no invertimos en ambos, no solo tendremos que afrontar consecuencias sanitarias sino también los efectos secundarios a nivel social, económico y político que estamos viendo con esta pandemia.
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Hoy me uno a los líderes de instituciones mundiales en el ámbito de la salud, los derechos humanos y el desarrollo para llamar la atención de los líderes políticos sobre el incremento en la vulnerabilidad de la población carcelaria durante la pandemia de COVID-19.
Les aliento a que mejoren todas las medidas de prevención y control relativas a las poblaciones vulnerables que se encuentran en esos lugares de detención de acuerdo con las orientaciones de la OMS sobre centros penitenciarios.
El hacinamiento en esos centros pone en peligro la higiene, la salud, la seguridad y la dignidad humana; en esos entornos no basta con aplicar una respuesta sanitaria para la COVID-19.
Por ese motivo exhorto a los líderes políticos a que las medidas de preparación y respuesta para luchar contra la COVID-19 en los centros de detención se elaboren y apliquen conforme a los derechos humanos fundamentales y las orientaciones y recomendaciones de la OMS para la protección de la salud humana.
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Además, la OMS anuncia hoy el lanzamiento de la aplicación de la Academia de la OMS, diseñada para ayudar al personal sanitario, y de la aplicación WHO Info, diseñada para informar al público general durante la pandemia de COVID-19.
Las dos aplicaciones estarán disponibles en todos los idiomas de las Naciones Unidas: árabe, chino, español, francés, inglés y ruso.
Con esas nuevas aplicaciones móviles, la OMS está poniendo el poder del aprendizaje y de la divulgación de conocimientos directamente en manos del personal sanitario y del público general de todo el mundo.
La aplicación de la Academia de la OMS ofrece al personal sanitario un acceso móvil a numerosos recursos sobre la COVID-19 elaborados por la Organización, como por ejemplo información actualizada al minuto a través de orientaciones, instrumentos, formaciones y talleres virtuales que les ayudarán a cuidar a los pacientes con esta enfermedad y a protegerse a sí mismos.
Además, en respuesta a la COVID-19, la OMS ha utilizado nuestra plataforma OpenWHO y elaborado formaciones a partir de orientaciones, incluidos 68 cursos en línea para mejorar la respuesta a emergencias sanitarias.
La plataforma ya ha registrado más de 2,5 millones de inscripciones y ofrece formaciones gratuitas sobre diez temas diferentes en 22 idiomas para apoyar la respuesta a la COVID-19, incluido nuestro primer curso en suajili esta semana.
Cada día adquirimos más conocimientos sobre la COVID-19, y podemos divulgarlos de forma rápida y eficaz gracias a las nuevas aplicaciones y cursos para el personal sanitario y el público general.
Comunicar experiencias y prácticas óptimas es esencial para reforzar nuestra respuesta a la pandemia.
Aprender juntos es clave para conseguir la unidad nacional y la solidaridad mundial y para avanzar unidos y de forma más rápida hacia un mundo mejor para todos.
Gracias.