Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Ya se han notificado más de 8 millones de casos de COVID-19 en todo el mundo.
En los dos primeros meses se notificaron 85 000 casos, mientras que en los dos últimos meses se han notificado 6 millones de casos.
Se han registrado más de 435 000 fallecimientos y el número de casos sigue aumentando rápidamente en las Américas, África y Asia meridional.
Sin embargo, hay indicios de esperanza y de que la humanidad puede superar esta pandemia gracias a la solidaridad mundial.
Muchos países han dado buen ejemplo y han mostrado cómo detener eficazmente el virus mediante una combinación de pruebas de detección, rastreo y puesta en cuarentena de pacientes y prestación de atención a aquellos que enferman.
Se ha incrementado radicalmente la capacidad de laboratorio en todo el mundo con el objetivo de aumentar el número de pruebas de detección de la COVID-19 que se realizan, lo cual es fundamental para identificar dónde se encuentra el virus y orientar las medidas adoptadas por los gobiernos.
Se han establecido nuevos centros de operaciones a gran escala que desempeñan una función esencial en la distribución de equipos de protección individual, a saber, millones de mascarillas, gafas, delantales y guantes, así como otros insumos médicos.
Las empresas de tecnología han desarrollado aplicaciones que pueden asistir en el rastreo de contactos, una tarea que reviste gran importancia.
Además, se han realizado enormes esfuerzos encaminados a acelerar los avances científicos para luchar contra la pandemia.
Al principio del brote, el 11 de febrero, la OMS organizó un foro sobre investigación e innovación en relación con la COVID-19 que reunió a cientos de investigadores de todo el mundo con el objetivo de desarrollar rápidamente medios diagnósticos, tratamientos y vacunas de calidad.
Una de las principales prioridades identificadas fue la necesidad de que el mundo se centrara en acelerar la investigación sobre los tratamientos para pacientes con COVID-19.
En concreto, los investigadores convinieron en investigar sobre posibles medicamentos, incluidos los corticoesteroides.
La OMS también elaboró un protocolo básico que ha sido adaptado y utilizado por investigadores en todo el mundo.
Por otro lado, ayer recibimos buenas noticias sobre los resultados iniciales positivos del ensayo RECOVERY, llevado a cabo en el Reino Unido.
Se ha demostrado que la dexametasona, un corticoesteroide común, tiene un efecto beneficioso en pacientes graves con COVID-19.
Según las conclusiones preliminares compartidas con la OMS, el tratamiento logra reducir en una quinta parte la mortalidad entre pacientes que solo necesitan oxigenoterapia.
La mortalidad se reduce en aproximadamente una tercera parte entre pacientes que requieren ventilación.
Sin embargo, se comprobó que la dexametasona no tiene un efecto beneficioso en pacientes con un cuadro leve de la enfermedad que no necesitan asistencia respiratoria.
Son noticias muy buenas para los pacientes en estado grave. Este medicamento solo debe utilizarse bajo estricta supervisión clínica.
Necesitamos más tratamientos que puedan utilizarse en la lucha contra este virus, incluso en pacientes con síntomas más leves.
La OMS ha empezado a coordinar un metaanálisis que combina datos de varios ensayos clínicos a fin de ampliar nuestros conocimientos generales sobre esta intervención.
Además, las orientaciones clínicas de la OMS se actualizarán para reflejar cómo y cuándo debería utilizarse la dexametasona en pacientes con COVID-19.
Me gustaría dar las gracias al Gobierno del Reino Unido, la Universidad de Oxford y los numerosos hospitales, investigadores, pacientes y familias que han contribuido a este avance científico.
La OMS continuará colaborando con todos los asociados para seguir desarrollando tratamientos y vacunas contra la COVID-19, en particular en el marco del Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19.
Esperamos contar con más tratamientos que mejoran los resultados para los pacientes y salvan vidas en las próximas semanas y meses.
Mientras continúe la búsqueda de tratamientos contra la COVID-19 debemos continuar realizando esfuerzos firmes para prevenir el mayor número posible de infecciones mediante la localización, el aislamiento, la realización de pruebas y el tratamiento de cada caso, y el rastreo y la puesta en cuarentena de cada contacto.
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La COVID-19 está afectando a toda la población mundial, pero es importante recordar que es solo una de las numerosas amenazas a las que se enfrentan las comunidades más vulnerables.
Hemos hecho hincapié sistemáticamente en la importancia de garantizar el mantenimiento de los servicios de salud esenciales, en particular la vacunación sistemática y los servicios relativos al paludismo, la tuberculosis y el VIH.
Hoy me gustaría hablar de las enfermedades tropicales desatendidas, una cuestión que me preocupa profundamente.
Las enfermedades tropicales desatendidas son un grupo de 20 enfermedades, entre ellas la elefantiasis, la enfermedad del sueño, la lepra, el tracoma y las lombrices intestinales, que colectivamente causan estragos en las comunidades más pobres y marginadas.
Estas enfermedades desfiguran, provocan discapacidades y pueden causar la muerte, y golpean con más fuerza en lugares pobres y en zonas remotas donde el acceso a servicios de salud de calidad es muy limitado.
La OMS y sus asociados han elaborado una nueva hoja de ruta que sustituye los programas centrados en una sola enfermedad por enfoques integrados de prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades tropicales desatendidas, como parte de una estrategia general para lograr la cobertura sanitaria universal.
La hoja de ruta para las enfermedades tropicales desatendidas hace hincapié en una mayor implicación por parte de los gobiernos nacionales y locales en la promoción de las acciones.
Al igual que con la COVID-19, insta a una mayor colaboración entre los gobiernos, las instituciones académicas, la sociedad civil y el sector privado para impulsar la innovación y el acceso a tecnologías sanitarias.
He visto personalmente el valor de las personas que viven con enfermedades tropicales desatendidas, por lo que pido a los países que no se olviden de los más vulnerables.
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Juntos podemos lograr cualquier cosa y es alentador constatar el progreso en la lucha contra el brote de ebola en el este de la República Democrática del Congo.
Si no se registran más casos en los próximos siete días, el Gobierno de este país podrá declarar el fin del brote.
Las enseñanzas extraídas y las experiencias adquiridas por el personal sanitario congoleño se están aplicando para orientar la respuesta al brote de ebola en el oeste de la República Democrática del Congo; también se están aplicando enseñanzas más amplias sobre las pruebas de detección y el rastreo de contactos, las cuales se pueden aplicar directamente en la lucha contra la COVID-19.
Gracias.
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