- En Haití, donde el terremoto ha matado a más de 1900 personas, seguimos apoyando al Gobierno y a la población por todos los medios posibles en este difícil momento.
- El pueblo del Afganistán se enfrenta a un enorme desafío. Nos preocupa especialmente la salud y el bienestar de las mujeres y las niñas. Nuestro personal sigue presente en el país y comprometido con la prestación de servicios de salud a los más vulnerables.
- Esta semana se ha detectado un nuevo caso de ébola en Côte d’Ivoire. Se han enviado miles de dosis de vacunas contra el ébola desde Guinea a Côte d’Ivoire y se ha iniciado la vacunación en anillo de los contactos de alto riesgo.
- Tan solo 10 países han administrado el 75% de todo el suministro disponible de vacunas y los países de bajos ingresos apenas han vacunado al 2% de su población. He hecho un llamamiento para establecer una moratoria temporal a la administración de dosis de refuerzo para ayudar a transferir el suministro de vacunas a aquellos países que aún no han podido vacunar siquiera a sus trabajadores de la salud y comunidades vulnerables, y que ahora se enfrentan a aumentos muy pronunciados en el número de casos.
- La injustica en torno a las vacunas es una vergüenza para toda la humanidad y, si no la abordamos juntos, terminaremos prolongando la fase aguda de la pandemia durante años cuando podríamos ponerle fin en cuestión de meses. Cuando los ministros de salud del G20 se reúnan los días 5 y 6 de septiembre en Roma, les pediré que tengan en cuenta la fragilidad de este momento histórico y que asuman un compromiso claro con la solidaridad.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Buenos días, buenas tardes y buenas noches,
Quiero empezar rindiendo homenaje al Dr. Ousmane Touré, un brillante epidemiólogo de Guinea que murió trágicamente en el terremoto que sacudió Haití el sábado por la mañana, cuando se encontraba desplegado en este país.
El Dr. Touré era un miembro muy querido del equipo, un trabajador entregado que dedicaba todas sus horas a ayudar a las comunidades a vencer el ébola tanto en África Occidental como en la República Democrática del Congo.
Ocurrida cuando tenía solo 39 años, con una esposa y dos hermosas hijas de apenas cuatro y un años, su muerte supone un desgarrador recordatorio del peligro al que se exponen muchos funcionarios de la OMS que trabajan en primera línea de las actividades de respuesta humanitaria y de salud pública.
En este momento tan difícil, quiero enviar mis condolencias a su familia y amigos, y también a Guinea.
Hasta el momento se sabe que el terremoto de Haití ha causado más de 1900 muertes, ha dejado a miles de personas heridas y sin hogar, y afectado a más de dos millones.
Para agravar aún más la situación, la tormenta tropical Grace ha provocado fuertes lluvias e inundaciones en el país.
Nuestros colegas de la OPS han ayudado a enviar equipos médicos de emergencia y suministros.
También han estado sobre el terreno para apoyar a las autoridades en la evaluación de los daños sufridos por las instalaciones de salud.
Cuatro de estas instalaciones han quedado destruidas y otras veinte han sufrido daños.
Las necesidades más urgentes se centran en el personal médico, los medios para combatir enfermedades y el apoyo logístico necesario para la entrega de suministros, el despliegue de personas y el traslado de pacientes.
Seguimos apoyando al Gobierno y al pueblo de Haití por todos los medios posibles en este difícil momento.
El pueblo del Afganistán también se enfrenta a un enorme desafío.
Estamos muy preocupados por los grandes desplazamientos de personas que se están produciendo en mitad de una pandemia, así como por el aumento de los casos de diarrea, malnutrición, hipertensión, casos probables de COVID-19 y complicaciones de salud reproductiva.
Es preciso garantizar de inmediato un acceso sostenido para las labores humanitarias y dar continuidad a los servicios de salud en todo el país, prestando especial atención a que las mujeres y las niñas tengan acceso a trabajadoras de la salud de sexo femenino.
Nos preocupa especialmente la salud y el bienestar de las mujeres y las niñas.
Hago un llamamiento a la comunidad internacional y a todos los implicados para que den prioridad al acceso de estas mujeres y niñas a todos los servicios de salud y para que garanticen su futuro.
No podemos echar a perder los progresos logrados en dos décadas.
Nuestro personal sigue presente en el país y se compromete a prestar servicios de salud a los más vulnerables.
Ayer mismo, la OMS envió botiquines traumatológicos y otros suministros médicos para ayudar a los trabajadores de la salud a dar respuesta al aumento que están observando en el número de lesiones.
También hablé con el Ministro de Salud en funciones, el Dr. Wahid Majrooh.
Actualmente se encuentra en Kabul, trabajando para evitar que haya interferencias y para mantener en funcionamiento los servicios esenciales de salud.
Le agradecí que se quedara en el país para apoyar a los necesitados.
Le aseguré que la OMS y su personal seguirán prestando apoyo al país.
Un día antes de que se celebre el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, puedo decir con toda sinceridad que nunca había visto tantas emergencias simultáneas.
Estamos en un momento histórico de extrema fragilidad.
Los Estados Miembros que tienen la tentación de aislarse harían mejor en abrir vías de cooperación entre ellos.
La crisis climática, las catástrofes naturales, los conflictos y las pandemias están llevando al sistema humanitario al límite de su capacidad.
En un contexto de expansión de las zonas urbanas, los seres humanos y los animales viven cada vez más cerca y aumentan los casos de transmisión entre unos y otros.
Hace dos semanas notificamos al mundo un caso de enfermedad por el virus de Marburgo en Guinea.
Esta semana se ha detectado un nuevo caso de ébola en Côte d’Ivoire, lo que supone el tercer brote de ébola de este año.
El paciente infectado con el virus del Ébola había viajado por carretera hasta Abiyán partiendo de Guinea, por lo que ambos países se encuentran en situación de emergencia.
Se han enviado miles de dosis de vacunas contra el ébola desde Guinea a Côte d’Ivoire y se ha iniciado la vacunación en anillo de los contactos de alto riesgo.
Seguiremos haciendo todo lo que esté en nuestras manos; la OMS ha desplegado a expertos para que se unan a sus homólogos en el país y ayuden al Ministerio de Salud a intensificar las actividades de prevención y control de infecciones, así como las labores de diagnóstico, rastreo de contactos, tratamiento, movilización de la comunidad y vigilancia transfronteriza.
Por otro lado, Guinea ha desplegado a expertos en vacunación en anillo y, en colaboración con sus asociados, ha suministrado tratamientos con anticuerpos monoclonales a Cote d’Ivoire.
Este tipo de solidaridad y liderazgo es la mejor arma que tenemos contra un virus peligroso que no respeta las fronteras.
La aplicación de un tratamiento temprano y eficaz, en combinación con tratamientos de apoyo, puede mejorar notablemente las probabilidades de sobrevivir al ébola, y la vacunación en anillo puede ayudar a detener la propagación de un brote.
Este grado de solidaridad resultaría útil también para hacer frente a la pandemia de COVID-19.
El año pasado, por estas mismas fechas, la OMS lanzó una advertencia sobre el nacionalismo de las vacunas y señaló que este solo serviría para prolongar la pandemia.
A lo largo de este año hemos pedido a los países que compartan las dosis y aumenten la fabricación de forma equitativa.
Algunos países están empezando a compartir sus dosis. El más grande de estos países son los Estados Unidos de América, cuyo comportamiento agradecemos y alentamos a otros países a imitar, compartiendo más dosis y de forma más rápida.
La variante Delta sigue avanzando con más rapidez que nuestra respuesta colectiva, y los puntos críticos en cuanto a hospitalizaciones y muertes que surgen en los distintos países se concentran allí donde hay bajos niveles de vacunación y escasas medidas de salud pública.
Tenemos soluciones para los desafíos que suponen actualmente la variante Delta y otras.
Por eso mismo decimos que el Plan Estratégico de Preparación y Respuesta frente a la COVID-19 para 2021 necesita urgentemente US$ 1000 millones adicionales.
Además, en el marco de una petición de financiación en la que participan múltiples organismos, el Acelerador ACT ha hecho un llamamiento para recaudar US$ 7700 millones.
El objetivo es ampliar rápidamente la disponibilidad de pruebas, suministros de oxígeno, tratamientos, vacunas y equipo de protección para los trabajadores de la salud, así como potenciar la investigación y el desarrollo de la próxima generación de medios para combatir las enfermedades.
Hasta ahora, apenas 10 países han administrado el 75% de todo el suministro disponible de vacunas y los países de bajos ingresos apenas han vacunado al 2% de su población.
He hecho un llamamiento para establecer una moratoria temporal a la administración de dosis de refuerzo para ayudar a transferir el suministro de vacunas a aquellos países que aún no han podido vacunar siquiera a sus trabajadores de la salud y comunidades vulnerables, y que ahora se enfrentan a aumentos muy pronunciados en el número de casos.
La semana pasada, la OMS reunió a 2000 expertos de todo el mundo para evaluar la evidencia disponible sobre las dosis de refuerzo.
De lo que no hay duda es que es crucial administrar la primera dosis a los más vulnerables antes de empezar a desplegar las dosis de refuerzo.
La brecha entre aquellos que tienen acceso a las vacunas y aquellos que no lo tienen seguirá aumentando mientras los fabricantes y los líderes sigan dando prioridad a las dosis de refuerzo antes que al suministro de vacunas a los países de ingresos bajos y medianos.
El virus está evolucionando y el interés superior al que deben atender los dirigentes no son los estrechos objetivos nacionalistas, menos aún en el contexto de un mundo interconectado y de un virus que muta con rapidez.
De hecho, un firme liderazgo nacional exigiría un compromiso total con la equidad de las vacunas y la solidaridad mundial, para así salvar vidas y frenar el surgimiento de variantes.
En este contexto, me quedé atónito ante la noticia de que las vacunas de J&J preparadas y envasadas en Sudáfrica están abandonando el continente para dirigirse a Europa, donde ya se han ofrecido vacunas a prácticamente todos los adultos.
Instamos a J&J a priorizar urgentemente la distribución de sus vacunas en África antes de considerar el suministro a países ricos que ya tienen suficiente acceso a ellas.
Por otro lado, tras la recomendación de la OMS sobre el uso de antagonistas de los receptores de interleucina 6 (IL-6), que redujo el número de muertes en pacientes hospitalizados graves con COVID-19, el desafío vuelve a ser la limitación del suministro.
Hacemos un llamamiento para la distribución equitativa de estos medicamentos e instamos a Roche, el fabricante, a compartir su tecnología y sus conocimientos especializados.
Si queremos superar estos tiempos difíciles debemos esforzarnos por compartir los recursos y los medios para combatir las enfermedades.
Nuestra resiliencia colectiva no es mayor que la del eslabón más débil del sistema.
La injustica en torno a las vacunas es una vergüenza para toda la humanidad y, si no la abordamos juntos, terminaremos prolongando la fase aguda de la pandemia durante años cuando podríamos ponerle fin en cuestión de meses.
Cuando los ministros de salud del G20 se reúnan los días 5 y 6 de septiembre en Roma, les pediré que tengan en cuenta la fragilidad de este momento histórico y que asuman un compromiso claro con la solidaridad.
Identificar los orígenes de la situación actual, compartir las vacunas de forma equitativa, construir sociedades resilientes y preparadas para hacer frente a crisis climáticas y a futuros brotes de enfermedades. Este es el gran cometido que nos corresponde llevar a cabo, e insto a los líderes a que se unan entre ellos y sepan estar a la altura.
Ya se trate de la respuesta a una pandemia, de nuevos brotes de enfermedades por los virus de Marburgo o del Ébola, de conflictos civiles, de un terremoto en Haití o de la respuesta a los efectos de la crisis climática: la OMS siempre estará ahí trabajando para salvar vidas, respaldar la ciencia, encontrar soluciones y fomentar la solidaridad.
Tarik, le devuelvo la palabra.