Alocución de apertura del Director General de la OMS en la conferencia de prensa sobre la COVID-19 celebrada el 23 de julio de 2020

23 de julio de 2020

Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

Ya se han notificado más de 15 millones de casos de COVID-19 a la OMS y casi 620 000 muertes.

Aunque todos los países se han visto afectados, la transmisión sigue siendo intensa en un grupo relativamente pequeño de países.

Casi 10 millones de casos, o dos tercios de todos los casos del mundo, proceden de 10 países, y casi la mitad de todos los casos notificados hasta el momento se concentran en solo tres países.

Como ya hemos dicho en otras ocasiones, el liderazgo político y la participación de la sociedad son los dos pilares fundamentales de la respuesta.

Una de las herramientas que los gobiernos pueden utilizar es la ley, no para coaccionar, sino para proteger la salud mediante la salvaguarda de los derechos humanos.

Ayer, la OMS, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Universidad de Georgetown pusieron en marcha el Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19, una base de datos que contiene las leyes que los países han aplicado en respuesta a la pandemia.

Incluye declaraciones de estado de alerta o emergencia, medidas de cuarentena, vigilancia de enfermedades, medidas legislativas relacionadas con el uso de las mascarillas, el distanciamiento social y el acceso a medicamentos y vacunas. 

Unas leyes bien diseñadas pueden ayudar a construir sistemas de salud sólidos; evaluar y aprobar medicamentos y vacunas seguros y eficaces; y tomar medidas para crear espacios públicos y lugares de trabajo más saludables y seguros.

Sin embargo, las deficiencias en el diseño, la aplicación o el cumplimiento de las leyes pueden perjudicar a las poblaciones marginadas, enquistar la estigmatización y la discriminación y obstaculizar los esfuerzos por poner fin a la pandemia.

La base de datos se engrosará a medida que se añadan más países y temas.

Ahora bien, incluso más eficaz que la ley es darle a todas las personas la información necesaria para protegerse a sí mismas y a los demás.

La mejor manera de suprimir la transmisión y de salvar vidas pasa por involucrar a los individuos y a las comunidades en la gestión de su propio riesgo y en la adopción de decisiones basadas en pruebas para proteger su salud y la de los que les rodean.

La pandemia ha trastornado la vida de miles de millones de personas. Muchos han estado en casa durante meses.

Es completamente comprensible que la gente quiera seguir adelante con sus vidas.

Pero no volveremos a la «vieja normalidad». La pandemia ya ha cambiado la forma en que vivimos nuestro día a día. Parte de adaptación a la «nueva normalidad» consiste en encontrar maneras de vivir nuestras vidas de forma segura.

Se puede hacer, pero cómo hacerlo dependerá de dónde viva y de sus circunstancias.

Se trata de tomar decisiones acertadas.

Les estamos pidiendo a todos que traten las decisiones sobre dónde van, qué hacen y con quién se encuentran como cuestiones de vida o muerte, porque lo son.

Quizá no sea su vida, pero sus decisiones podrían costarle la vida a alguien a quien ama, o a un perfecto desconocido.

En las últimas semanas se han producido brotes asociados a clubes nocturnos y otras reuniones sociales, incluso en lugares donde la transmisión se había suprimido.

Debemos recordar que la mayoría de las personas siguen siendo susceptibles a este virus. Mientras esté circulando, todos estamos en riesgo.

Aunque puede que haya pocos casos en el lugar donde usted vive, no es seguro bajar la guardia.

No cuente con que los demás lo protejan. Todos tenemos la responsabilidad de protegernos a nosotros mismos y a los demás.

Primero, conozca su situación. ¿Sabe cuántos casos se notificaron ayer en su lugar de residencia? ¿Sabe dónde encontrar esa información?

En segundo lugar, ¿sabe cómo minimizar la exposición? ¿Tiene cuidado de mantenerse al menos a un metro de distancia de los demás? ¿Sigue lavándose las manos con frecuencia? ¿Sigue las indicaciones de las autoridades locales?

No importa dónde viva o qué edad tenga, puede ser líder en su comunidad, no solo para derrotar la pandemia, sino para reconstruir mejor.

En los últimos años hemos visto a jóvenes encabezar movimientos de las bases sobre el cambio climático y la igualdad racial.

Ahora necesitamos que los jóvenes inicien un movimiento mundial por la salud, por un mundo en el que la salud sea un derecho humano, no un privilegio.

Muchas gracias.