Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
En primer lugar, nos alegra poder disponer hoy de servicios de interpretación al portugués, y doy la bienvenida a todos los periodistas lusófonos. Los siguientes idiomas serán el swahili y el hindi, y en la OMS seguiremos invirtiendo en multilingüismo porque nuestra belleza está en nuestra diversidad.
La OMS sigue comprometida a proporcionar acceso a la máxima información posible en el mayor número de idiomas posible y a llegar a todos los rincones de nuestro mundo.
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He dicho desde el principio que el recurso más importante en la lucha contra la COVID-19 es la solidaridad. Solidaridad, solidaridad, solidaridad.
La puesta en marcha el pasado viernes del acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 fue una poderosa demostración de esa solidaridad.
La OMS está profundamente agradecida a los numerosos dirigentes mundiales y asociados que se han unido para asegurarse de que nadie se quede sin vacunas, productos de diagnóstico o medicamentos capaces de salvar vidas.
Confiamos en que más países y partes interesadas apoyen esta colaboración mundial, este movimiento mundial.
Esta iniciativa supone una inversión vital en la respuesta a corto y largo plazo a la COVID-19.
Los productos de diagnóstico nos están ayudando a detectar casos y a garantizar que las personas afectadas se sometan a aislamiento y reciban la atención adecuada.
Por otra parte, confiamos en que el ensayo Solidaridad nos ayude muy pronto a entender qué medicamentos son los más seguros y eficaces para tratar a los pacientes.
Pero, en último término, para controlar este virus necesitaremos una vacuna.
El éxito en el desarrollo de medicamentos y vacunas eficaces contra el ebola nos recuerda el enorme valor de esos instrumentos y el enorme poder que tiene la colaboración nacional e internacional para desarrollarlos.
La OMS desempeñó un papel clave en el desarrollo de la vacuna contra el ebola, y lo mismo estamos haciendo en el caso de la COVID-19.
El desarrollo de una vacuna contra la COVID-19 se ha visto acelerado gracias a la labor previa llevada a cabo a lo largo de varios años por la OMS y sus asociados en vacunas contra otros coronavirus, como los causantes del SARS y el MERS.
La COVID-19 se está cobrando un precio muy alto, pero además la OMS está profundamente preocupada por las consecuencias que tendrá la pandemia para otros servicios sanitarios, especialmente en el caso de los niños.
Aunque los niños corran un riesgo relativamente bajo de presentar cuadros graves o fallecer por COVID-19, presentan un riesgo alto por otras enfermedades prevenibles mediante vacunas.
Esta semana se celebra la Semana Mundial de la Inmunización.
La inmunización es uno de los mayores éxitos en la historia de la salud mundial.
Más de 20 enfermedades pueden prevenirse mediante vacunas.
Todos los años se vacuna a más de 116 millones de lactantes, lo que supone el 86% de todos los niños que nacen en el mundo.
Pero en todo el planeta sigue habiendo más de 13 millones de niños que no se benefician de la vacunación.
Sabemos que esa cifra aumentará a causa de la COVID-19.
Ya se han suspendido temporalmente las campañas de vacunación contra la poliomielitis, y en algunos países se está reduciendo o suspendiendo la actividad de los servicios de vacunación sistemática.
Es vital que, cuando comience la temporada de gripe en el hemisferio sur, todas las personas reciban su vacuna contra la gripe estacional.
Incluso cuando los servicios de vacunación funcionan, algunos padres y cuidadores evitan llevar a vacunar a sus hijos por preocupaciones relacionadas con la COVID-19.
Mientras, los mitos e informaciones erróneas sobre las vacunas echan más leña al fuego poniendo en riesgo a personas vulnerables.
Cuando disminuye la cobertura vacunal se producen más brotes de las correspondientes enfermedades, algunas potencialmente mortales como el sarampión o la poliomielitis.
La Alianza GAVI para las Vacunas ha estimado que al menos 21 países de ingresos bajos y medios ya registran escasez de vacunas como consecuencia de los cierres de fronteras y las perturbaciones que afectan a los viajes.
Hasta ahora se han aplazado 14 campañas de vacunación respaldadas por la Alianza GAVI —contra la poliomielitis, el sarampión, el cólera, el virus del papiloma humano, la fiebre amarilla y la meningitis— que habrían permitido vacunar a más de 13 millones de personas.
La trágica realidad es que habrá niños que morirán por ello.
Desde el año 2000, la Alianza GAVI y sus asociados, entre ellos la OMS, han ayudado a vacunar a más de 760 millones de niños en los países más pobres del mundo y evitado así más de 13 millones de muertes.
La Alianza GAVI se ha marcado el ambicioso objetivo de administrar 18 vacunas a otros 300 millones de niños de aquí a 2025.
Para alcanzar dicho objetivo, la Alianza GAVI necesitará US$ 7400 millones en su próxima reposición de fondos.
Instamos a la comunidad mundial a asegurarse de que la Alianza GAVI goce de financiación plena para esta labor que salva vidas.
No se trata de un gasto, sino de una inversión que genera un valioso dividendo de vidas salvadas.
Al igual que la vacunación se ha visto perturbada en algunos países, lo mismo ha sucedido con los servicios destinados a combatir otras enfermedades que afectan a las personas más pobres y vulnerables, entre ellas el paludismo.
Como saben, el sábado fue el Día Mundial del Paludismo. La semana pasada se publicó un nuevo análisis de modelización que estima las posibles perturbaciones en los servicios antipalúdicos de 41 países del África subsahariana debidas a la COVID-19.
En el peor de los casos, el número de muertes por paludismo en el África subsahariana podría duplicarse.
Pero esto no tiene por qué suceder, y estamos colaborando con los países y los asociados para ayudarles a aplicar medidas que garanticen la continuidad de los servicios antipalúdicos a pesar de la propagación de la COVID-19.
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Ahora que se están relajando las medidas de confinamiento en Europa ante la disminución del número de casos nuevos seguimos instando a los países a que detecten, aíslen, realicen pruebas y traten a todos los casos de COVID-19 y rastreen a todos los contactos para asegurarse de que se mantenga esta tendencia descendente.
Pero la pandemia dista mucho de haber acabado. La OMS sigue preocupada por las tendencias ascendentes que se observan en África, Europa oriental, América Latina y algunos países asiáticos.
Como en todas las regiones, en muchos países de esas zonas existe una infranotificación de casos y de fallecimientos debido a las bajas capacidades para la realización de pruebas.
Seguimos prestando asistencia técnica a esos países a través de nuestras oficinas regionales y nuestras oficinas en los países, además de proporcionarles suministros mediante vuelos solidarios.
La semana pasada entregamos suministros a más de 40 países de África, y están previstos más envíos.
En todo el mundo, la OMS ha transportado millones de unidades de equipos de protección personal a 105 países y suministros de laboratorio a más de 127 países. En las próximas semanas transportaremos muchos millones más, y nos estamos preparando intensivamente para ello.
Esta misma semana, la OMS presentará su segundo Plan de Preparación y Respuesta Estratégicas con una estimación de los recursos necesarios para la siguiente etapa de la respuesta mundial.
Quiero dar las gracias a la República Popular China, Portugal y Viet Nam por sus recientes contribuciones al Plan de Preparación y Respuesta Estratégicas de la OMS.
También estamos agradecidos a los más de 280 000 particulares, empresas y fundaciones que han contribuido al Fondo de Respuesta Solidaria, que acumula ya más de US$ 200 millones. Expreso un agradecimiento especial a FluLab por su aportación de US$ 10 millones.
Nos queda por delante un largo camino y mucho trabajo. La OMS está comprometida a hacer todo lo que podamos por ayudar a todos los países.
Pero el liderazgo político también es esencial, y los Parlamentos desempeñan un papel vital en ese sentido, algo de lo que soy plenamente consciente por haber sido parlamentario.
Mañana participaré en un seminario web para parlamentarios organizado por la OMS, la Unión Interparlamentaria y la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, en el que se debatirá el papel que pueden desempeñar los Parlamentos para reducir los riesgos, fortalecer la preparación ante situaciones de emergencia y aumentar la resiliencia.
Sigo haciendo un llamamiento a que el mundo se una en un espíritu de solidaridad y unidad nacional para enfrentarse a esta pandemia, pero también para prevenir la siguiente y para construir un mundo más saludable, seguro y justo para todas las personas en todos los lugares.
Lo repito: la unidad nacional es la base de la solidaridad mundial. Solidaridad, solidaridad, solidaridad: es lo que diremos todos los días.
Si no estamos unidos, el virus se aprovechará de las brechas que surjan entre nosotros y causará una gran devastación con pérdida de vidas.
Solo podremos derrotar a este virus mediante la unidad en el plano nacional y la solidaridad en el plano mundial.
Muchas gracias.