Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
El martes fue un gran día para la salud mundial, ya que se certificó la erradicación del poliovirus salvaje en África.
Este notable esfuerzo fue iniciado por Rotary International en el decenio de 1980, y fue impulsado por Nelson Mandela en 1996 con la puesta en marcha de la campaña «Kick Polio Out of Africa» para acabar con la poliomielitis en África. En ese momento, la poliomielitis dejaba paralizados a 75 000 niños cada año.
Aunque lamentablemente él no está aquí para verlo, hemos realizado el sueño de Madiba.
Este extraordinario logro solo ha sido posible gracias a la determinación de los pueblos y gobiernos de África y a la sólida asociación entre la OMS, Rotary, la Fundación Bill y Melinda Gates, el UNICEF, Gavi y los CDC de los Estados Unidos.
También quisiera expresar mi reconocimiento a los numerosos donantes que han invertido para hacerlo posible, entre ellos Alemania, Arabia Saudita, Australia, el Canadá, los Emiratos Árabes Unidos, España, los Estados Unidos de América, Francia, Italia, el Japón, Noruega, el Reino Unido, Rusia y la Unión Europea.
Pero las inversiones que todos hemos hecho no solo han ayudado a acabar con la poliomielitis. También han ayudado a fortalecer los sistemas de salud proporcionando infraestructura vital y trabajadores de la salud para responder a otras crisis como las del ebola y la COVID-19.
El fin del poliovirus salvaje en África es un logro trascendental que demuestra lo que podemos conseguir cuando nos unimos en un espíritu de solidaridad.
No obstante, no es el fin de la poliomielitis a nivel mundial.
Todavía tenemos mucho trabajo por hacer para erradicar la poliomielitis en los dos últimos países donde la enfermedad está presente: el Afganistán y el Pakistán.
La poliomielitis no es la única enfermedad contra la que estamos progresando.
Ayer también celebramos el fin de la enfermedad del sueño en el Togo como un problema de salud pública.
Quisiera aprovechar esta oportunidad para felicitar al pueblo y al gobierno del Togo y a sus asociados por este logro.
La enfermedad del sueño, o tripanosomiasis africana humana, es una enfermedad tropical desatendida propagada por las moscas tsetsé y es endémica en 36 países africanos. Sin tratamiento, es letal.
Otros siete países se están preparando para presentar sus expedientes con el fin de demostrar que ellos también han eliminado la enfermedad del sueño como problema de salud pública: Benin, el Camerún, Ghana, Guinea Ecuatorial, Malí, Rwanda y Uganda.
Asimismo, otros tres países han anunciado su intención de hacerlo: Burkina Faso, Kenya y el Chad.
Se trata de un progreso increíble contra una enfermedad que se consideraba imposible de eliminar hace apenas 20 años.
A nivel mundial, necesitamos el mismo espíritu de solidaridad y asociación que está ayudando a acabar con la poliomielitis y la enfermedad del sueño para poner fin a la pandemia de COVID-19.
A medida que las sociedades se abren, muchas personas están empezando a ver un resurgimiento de la transmisión.
Este resurgimiento está ocurriendo en gran medida en conglomerados de casos relacionados con reuniones de personas, en particular en estadios, clubes nocturnos, lugares de culto y lugares concurridos.
Estos tipos de reuniones pueden ser eventos amplificadores que enciendan la chispa de un fuego mucho más grande.
Cada país y comunidad deben tomar sus propias decisiones sobre cómo organizar estos eventos de forma segura, basándose en su propio nivel de riesgo.
En algunas circunstancias puede ser necesario cerrar o suspender los eventos por un corto tiempo. En otras, hay formas creativas de llevar a cabo eventos de forma segura para minimizar el riesgo.
La peregrinación del Hajj, por ejemplo, se llevó a cabo con un número limitado de personas que estaban físicamente distanciadas.
En algunos eventos deportivos se está probando a reintroducir un número limitado de espectadores.
En las semanas y meses venideros tendrán lugar eventos, festivales y celebraciones de todo tipo.
Estos eventos se pueden celebrar con seguridad de diversos modos, con un enfoque basado en el riesgo y adoptando las medidas necesarias para proteger a las personas.
Estas medidas deben ser comunicadas de forma clara y regular.
Los seres humanos somos seres sociales. Es natural y normal que queramos reunirnos por todo tipo de razones.
Hay muchas maneras en que podemos estar físicamente separados pero socialmente conectados.
Para muchas personas, la falta de interacción social causada por la pandemia ha tenido un profundo efecto en su salud mental.
La COVID-19 ha afectado a la salud mental de millones de personas, en el sentido de que ha provocado ansiedad y miedo y ha interrumpido los servicios de salud mental.
Las personas que se encuentran ingresadas en centros de atención de larga duración, como residencias e instituciones psiquiátricas, corren un mayor riesgo de infección.
Los propios profesionales de la salud mental se han visto infectados por el virus; y algunos centros de salud mental han sido cerrados para ser convertidos en centros de tratamiento de personas con COVID-19.
La salud mental ya era un problema de salud desatendido a nivel mundial.
Cerca de 1000 millones de personas viven con un trastorno mental, 3 millones de personas mueren cada año por el consumo nocivo del alcohol y una persona se suicida cada 40 segundos.
Sin embargo, son relativamente pocas las personas que tienen acceso a servicios de salud mental de calidad.
En los países de ingresos bajos y medios, más del 75% de las personas con trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias no reciben ningún tratamiento para su afección.
La estigmatización, la discriminación, el carácter punitivo de la legislación y las violaciones de los derechos humanos siguen estando muy extendidos.
Con miras al Día Mundial de la Salud Mental de este año, la OMS, junto con nuestras organizaciones asociadas United for Global Mental Health y la Federación Mundial de Salud Mental, pide que se aumenten masivamente las inversiones en salud mental.
En el Día Mundial de la Salud Mental, que se celebrará el 10 de octubre, la OMS organizará por primera vez un evento mundial en línea de promoción de la salud mental.
Durante este evento, que será el gran evento a favor de la salud mental, se unirán a mí expertos y personas conocidas del mundo de la música y el deporte para hablar de lo que todos podemos hacer para mejorar nuestra salud mental, y ustedes podrán escuchar sus historias. Todos y cada uno de nosotros tenemos una historia que contar sobre la salud mental.
También se unirán a mí líderes mundiales que explicarán por qué están invirtiendo en la mejora de la salud mental de las personas a las que sirven.
También mostraremos el increíble trabajo que se está realizando y aquellas esferas en las que es preciso esforzarse más para garantizar que todos aquellos que necesiten una atención de salud mental de calidad puedan acceder a ella.
El mes pasado anuncié el establecimiento del Grupo independiente de preparación y respuesta frente a las pandemias para evaluar la respuesta mundial a la pandemia de COVID-19.
La pandemia ha sido una prueba de fuego para muchos países y organizaciones, así como para el Reglamento Sanitario Internacional (RSI), que es el instrumento jurídico acordado por los países que rige la preparación y respuesta a las emergencias sanitarias.
Incluso antes de la pandemia hablé de cómo algunas emergencias —como el brote de ebola en la parte oriental de la República Democrática del Congo— han evidenciado que algunos elementos del RSI pueden precisar una revisión, en particular la naturaleza binaria del mecanismo para declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional.
El RSI permite que se establezca un comité de examen para evaluar el funcionamiento del RSI y recomendar cambios en él.
Hoy mismo he informado a los Estados Miembros de la OMS de que tengo previsto establecer un comité de examen en virtud del RSI para que me asesore sobre la necesidad de introducir cambios en el RSI a fin de garantizar que este poderoso instrumento del derecho internacional sea lo más eficaz posible.
El comité estará compuesto por expertos independientes, quienes examinarán diversos aspectos del RSI.
Aunque el comité de examen se convoca específicamente en virtud del RSI, se comunicará con el Grupo independiente de preparación y respuesta frente a las pandemias y con el Comité Independiente de Asesoramiento y Supervisión para el Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS con el fin de intercambiar información y compartir conclusiones.
En función de los avances, el comité presentará un informe sobre los progresos realizados en la Asamblea Mundial de la Salud que se reanudará en noviembre, y un informe completo en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo del año que viene.
La OMS se ha comprometido a poner fin a la pandemia, a trabajar con todos los países para aprender de ella y a velar por que juntos construyamos el mundo más sano, seguro y justo que queremos.
Gracias.