Buenas tardes a todos los que nos siguen por internet y a los presentes en esta sala.
Permítanme empezar, como siempre, dándoles las últimas cifras.
A fecha de hoy, a las 6 de la mañana (hora de Ginebra), China ha notificado a la OMS 78 630 casos de COVID-19 en total, entre los que hay 2747 víctimas mortales.
Sin embargo, como ya saben, nuestra mayor preocupación en estos momentos es lo que está sucediendo en el resto del mundo.
Fuera de China, se cuentan actualmente 3474 casos en 44 países, y 54 víctimas mortales.
Nos hallamos en un momento decisivo.
En los dos últimos días, el número de nuevos casos notificados en el resto del mundo ha superado el número de nuevos casos en China.
Por otro lado, en las últimas 24 horas siete países han notificado casos por primera vez: Brasil, Georgia, Grecia, Macedonia del Norte, Noruega, Pakistán y Rumania.
El mensaje que quiero transmitir a cada uno de estos países es: esta es su ventana de oportunidad.
Si adoptan medidas agresivas ahora, pueden contener este virus. Pueden evitar que la gente caiga enferma. Pueden salvar vidas. Así que mi consejo para estos países es que actúen con rapidez.
Las epidemias en la República Islámica del Irán, Italia y la República de Corea demuestran de qué es capaz este virus.
Pero este virus no es la gripe. Con las medidas adecuadas, puede ser contenido.
Ese es uno de los mensajes clave que nos da China. Los datos que tenemos parecen indicar que no hay una transmisión comunitaria generalizada.
En Guangdong, los científicos analizaron más de 320 000 muestras de la comunidad y solamente el 0,14% dieron positivo para la COVID-19.
Eso hace pensar que la contención es posible.
De hecho, hay muchos países que lo han logrado.
Hay varios países que llevan más de dos semanas sin notificar ningún caso: Bélgica, Camboya, Federación de Rusia, Filipinas, India, Nepal, Sri Lanka y Viet Nam.
Cada uno de estos países es distinto. Y todos demuestran que unas medidas agresivas adoptadas de forma temprana pueden prevenir la transmisión antes de que el virus se afiance.
Por supuesto, eso no significa que no se vayan a producir más casos en esos países. De hecho, el pasado martes tanto Finlandia como Suecia llevaban más de dos semanas sin notificar ningún caso, pero lamentablemente ambos registraron nuevos casos ayer.
Por eso defendemos un enfoque integral. Cada país debe estar preparado para su primer caso, su primer grupo de casos, su primera prueba de transmisión comunitaria y también para hacer frente a la transmisión comunitaria sostenida. Y debe prepararse para todos esos escenarios al mismo tiempo.
Ningún país debe pensar que no va a tener casos. Eso podría ser un error fatal, en un sentido muy literal.
Este virus no respeta fronteras. No distingue entre razas o etnias. No tiene en cuenta el PIB o el nivel de desarrollo de los países.
La cuestión no es únicamente evitar que lleguen casos a sus países. La cuestión es qué hacer cuando lleguen esos casos.
Pero no estamos en una situación desesperada. No estamos indefensos. Hay cosas que todos los países y todas las personas pueden hacer.
Todos los países deben estar preparados para detectar los casos a tiempo, aislar a los pacientes, rastrear los contactos, proporcionar atención clínica de calidad, prevenir los brotes en los hospitales y evitar la transmisión comunitaria.
Hay algunas preguntas vitales que todo país debe hacerse hoy.
¿Estamos preparados para el primer caso? ¿Qué haremos cuando llegue?
¿Tenemos una unidad de aislamiento a punto para entrar en funcionamiento? ¿Tenemos suficiente oxígeno médico, ventiladores y otros equipos vitales?
¿Cómo sabremos si hay casos en otras zonas del país?
¿Contamos con un sistema de notificación utilizado por todos los centros de salud, y con un medio para emitir una alerta si existe algún motivo de preocupación?
¿Disponen nuestros trabajadores sanitarios de la formación y el equipo que necesitan para protegerse?
¿Saben tomar muestras de los pacientes correctamente nuestros trabajadores sanitarios?
¿Hemos adoptado las medidas adecuadas en los aeropuertos y los pasos fronterizos para realizar pruebas a las personas enfermas?
¿Disponen nuestros laboratorios de los productos químicos adecuados para analizar las muestras?
¿Estamos preparados para tratar a pacientes con casos graves o críticos de la enfermedad?
¿Cuentan nuestros hospitales y clínicas con los procedimientos adecuados para prevenir y controlar las infecciones?
¿Está correctamente informada nuestra gente? ¿Sabe qué aspecto adopta la enfermedad?
Por lo general no se trata de una rinorrea. En el 90% de los casos se trata de fiebre y en el 70% de tos seca.
¿Estamos preparados para combatir los rumores y la desinformación con mensajes claros y simples que la gente pueda entender?
¿Somos capaces de mantener a la gente de nuestro lado en la lucha contra este brote?
Estas son las preguntas que todo ministro de salud debe estar preparado para responder en este momento.
Estas son las preguntas que marcarán la diferencia entre un caso y 100 casos en los próximos días y semanas.
Si la respuesta a alguna de estas preguntas es no, su país tiene una brecha que este virus encontrará el modo de aprovechar.Incluso los países desarrollados podrían verse sorprendidos.
Nuestro mensaje sigue siendo que este virus es potencialmente pandémico, y la OMS está proporcionando los medios para ayudar a todos los países a prepararse adecuadamente.
Hemos enviado kits de pruebas a 57 países y equipo de protección personal a 85 países que lo necesitan.
Hemos proporcionado formación a más de 80 000 trabajadores sanitarios a través de nuestros cursos en línea, que se ofrecen en varios idiomas.
Hemos publicado directrices operacionales con medidas concretas que los países pueden adoptar en ocho áreas clave para prevenir, detectar y gestionar los casos.
Las directrices incluyen también indicadores clave del desempeño y una estimación de los recursos necesarios para prepararse y responder a un grupo de hasta 100 casos. Con esto no basta, así que seguiremos trabajando.
La OMS está dispuesta a apoyar a todos los países para que elaboren su plan nacional.
Una vez más, hay que insistir en que este no es momento para el miedo. Es el momento de adoptar medidas para prevenir infecciones y salvar vidas.
El miedo y el pánico no ayudan. La gente tiene motivos para sentirse inquieta. La gente tiene motivos para estar preocupada. Pero lo más importante es conservar la calma y hacer lo que hay que hacer para combatir este peligroso virus.
Muchas gracias.