Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID 19 celebrada el 27 de marzo de 2020

27 de marzo de 2020

Buenos días, buenas tardes y buenas noches, dondequiera que estén.

Hay ya más de medio millón de casos confirmados de COVID-19 y más de 20 000 muertes.

Son cifras trágicas, pero recordemos también que más de 100 000 personas se han recuperado en todo el mundo.

Ayer tuve el honor de dirigirme a una reunión extraordinaria de líderes de los países del G20.

Les hice llegar un triple mensaje: tenemos que luchar, unirnos e innovar.

Luchar para detener el virus con todos los medios a nuestra disposición.

Unirnos para enfrentar la pandemia juntos. Somos una sola humanidad, con un solo enemigo común. Ningún país puede luchar por su cuenta; solo podemos luchar juntos.

E innovar con vistas a activar el poderío industrial y las capacidades punteras del G20 para producir y distribuir las herramientas necesarias para salvar vidas.

También debemos hacer una promesa a las generaciones futuras y decir: nunca más.

Los brotes virales forman parte de la vida. Cuánto daño nos hagan es algo en lo que podemos influir.

Agradezco a los países del G20 su determinación de luchar contra la pandemia, proteger la economía mundial, reaccionar a las perturbaciones del comercio internacional e intensificar la cooperación mundial.

Esto es especialmente importante para los países que no forman parte del G20 pero que se verán afectados por sus decisiones.

Hoy mismo hemos celebrado una reunión informativa con unos 50 ministros de salud de todo el mundo, en la que China, el Japón, la República de Corea y Singapur han expuesto sus experiencias y las lecciones que han extraído de ellas.

Salieron a colación varios temas comunes en relación con las medidas que han dado buenos resultados:

la necesidad de la detección temprana y el aislamiento de los casos confirmados;

la identificación, el seguimiento y la cuarentena de los contactos;

la necesidad de optimizar la atención,

y la necesidad de comunicar para generar confianza e implicar a las comunidades en la lucha.

Los países también señalaron varias dificultades comunes.

La escasez crónica de equipos de protección personal en todo el mundo constituye en este momento una de las amenazas más urgentes para nuestra capacidad colectiva de salvar vidas.

La OMS ha enviado casi 2 millones de artículos de equipos de protección a 74 países —los que más los necesitaban— y nos estamos preparando para enviar una cantidad parecida a otros 60 países.

Pero se necesita mucho más.

Este problema solo puede resolverse con cooperación y solidaridad internacionales.

Si los trabajadores de la salud están en peligro, todos los estamos.

Los trabajadores de la salud de los países de ingresos bajos y medios merecen la misma protección que los de los países más ricos.

Para sustentar nuestro llamamiento a todos los países en favor de políticas agresivas de detección de casos y realización de pruebas de laboratorio, también estamos trabajando con urgencia para incrementar de forma masiva la producción y la capacidad de realizar pruebas en todo el mundo.

Una de las áreas más importantes de la cooperación internacional es la investigación y el desarrollo.

Todavía faltan entre 12 y 18 meses para la obtención de una vacuna.

Entretanto, nos encontramos ante una necesidad urgente de terapias para tratar a los pacientes y salvar vidas.

Hoy nos complace anunciar que en breve quedarán inscritos, en Noruega y España, los primeros pacientes participantes en el Ensayo de Solidaridad, que comparará la seguridad y eficacia de cuatro fármacos o combinaciones de fármacos contra la COVID-19.

Este ensayo histórico reducirá drásticamente el tiempo necesario para generar pruebas sólidas que permitan determinar cuáles son los fármacos más eficaces.

Más de 45 países están contribuyendo al ensayo, y otros han expresado su interés. Cuantos más países se unan al ensayo, antes obtendremos resultados.

Entretanto, hacemos un llamamiento a las personas y los países para que se abstengan de utilizar terapias que no hayan demostrado su eficacia en el tratamiento de la COVID-19.

La historia de la medicina está plagada de ejemplos de medicamentos que funcionaron sobre el papel, o en un tubo de ensayo, pero no dieron resultado en seres humanos o incluso resultaron dañinos.

Durante la última epidemia del Ebola, por ejemplo, ciertos medicamentos que se consideraban eficaces resultaron serlo menos que otros fármacos, tras ser comparados en el marco de un ensayo clínico.

Debemos guiarnos por las pruebas científicas. No hay atajos.

También debemos evitar que el uso de medicamentos no probados provoque un problema de escasez, ya que se usan para tratar otras enfermedades, contra las que sí han demostrado ser eficaces.

A medida que la pandemia evoluciona y se ven afectados más países, vamos aprendiendo cada vez más lecciones sobre qué funciona y qué no.

La OMS sigue apoyando a todos los países en la respuesta.

Hemos publicado más de 40 documentos de orientación en nuestro sitio web, que ofrecen recomendaciones detalladas y basadas en pruebas científicas a los gobiernos, los hospitales, los trabajadores de la salud y el público en general, entre otros.

Más de un millón de trabajadores de la salud han recibido capacitación a través de nuestros cursos en OpenWHO.org. Seguiremos impartiendo capacitaciones.

También nos llena de satisfacción anunciar que el Fondo de Respuesta Solidaria a la COVID-19 ha recibido donaciones por valor de más de 108 millones de dólares en apenas dos semanas, donados por 203 000 personas y organizaciones.

Gracias a todos y a cada uno de ustedes.

La versión en inglés de nuestra Alerta Sanitaria de WhatsApp cuenta ya con más de 12 millones de usuarios en todo el mundo, y hoy se han puesto en funcionamiento las versiones en árabe, español y francés. Se añadirán más idiomas: bengalí, chino, hindi, kurdo, portugués, ruso, somalí, swahili y urdu, entre otros.

Ya he dicho en otras ocasiones que en una crisis de este tipo sale a relucir lo mejor y lo peor de la humanidad.

Hemos asistido, recientemente, a un incremento del número de fraudes, ciberataques y suplantaciones de identidad en las que se menciona la OMS, mi nombre y la COVID-19.

Estoy muy agradecido a quienes, desde diversas organizaciones nacionales, están aportando datos de inteligencia esenciales en materia de ciberseguridad al equipo de ciberseguridad de la OMS.

Les agradezco sus esfuerzos por trabajar con nosotros para proteger a los sistemas de salud, los trabajadores sanitarios y la ciudadanía en general, que recurren a nuestros medios digitales y sistemas de información. Gracias especialmente a Microsoft por la ayuda que nos brinda en este terreno.

Quisiera concluir con algo que ha dicho el Ministro de Salud de Singapur, Sr. Gan Kim Yong, en la sesión informativa de esta mañana.

Esta lucha no ha hecho más que empezar.

Necesitamos mantener la calma, permanecer unidos y trabajar juntos.

Muchas gracias.