Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Mañana se cumplirán tres meses desde que declaré una emergencia de salud pública de importancia internacional por el brote del nuevo coronavirus.
Hoy querría dedicar unos momentos a repasar el periodo que precedió a aquel anuncio para dejar claro qué es lo que sabíamos en la OMS y cuáles fueron nuestras actuaciones.
El 31 de diciembre, el sistema de información epidémica de la OMS tuvo conocimiento de un conglomerado de casos de neumonía de etiología desconocida en Wuhan (China).
Al día siguiente, el día de Año Nuevo, la OMS pidió a China más información según lo previsto en el Reglamento Sanitario y activó nuestro equipo de apoyo a la gestión de incidentes para coordinar la respuesta entre la sede, nuestras oficinas regionales y nuestras oficinas en los países.
El 2 de enero, la OMS informó a la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos (GOARN), que abarca más de 260 instituciones de más de 70 países.
Ayer se celebró el vigésimo aniversario de la GOARN, por lo que quiero desearle feliz cumpleaños y expresarles mi agradecimiento y felicitación a todos y cada uno de los miembros de la GOARN por su dedicación en la respuesta a la pandemia de COVID-19 y a muchas otras situaciones de emergencia. Estamos realmente orgullosos de colaborar con ustedes.
El 3 de enero, China informó a la OMS en una reunión presencial en Beijing y a través del Sistema de Información sobre Eventos de la OMS establecido en virtud del Reglamento Sanitario Internacional (RSI).
El 4 de enero, la OMS informó en Twitter sobre el conglomerado de casos. En aquel momento aún no se había notificado ningún fallecimiento.
El 5 de enero, la OMS facilitó información técnica detallada a través de su Sistema de Información sobre Eventos. En particular, recomendó a todos los Estados Miembros y Puntos de Contacto para el RSI que adoptasen precauciones para reducir el riesgo de infecciones respiratorias agudas y proporcionó orientaciones que partían de la posibilidad de que existiera transmisión entre seres humanos.
Ese mismo día, la OMS también publicó el primer parte sobre esta enfermedad en su página web «Brotes epidémicos», con información técnica para las comunidades científica y de salud pública y para los medios informativos de todo el mundo.
Los días 10 y 11 de enero, la OMS publicó un amplio conjunto de orientaciones —basadas en nuestras experiencias anteriores con otros coronavirus— sobre el modo de detectar casos, realizar pruebas, manejar a los pacientes y proteger a los profesionales sanitarios frente a una posible transmisión interhumana.
También publicamos una lista de verificación sobre preparación para ayudar a los países a evaluar sus capacidades y deficiencias en materia de detección y respuesta.
Dado que Wuhan es un importante nudo de transportes nacional e internacional, la OMS también señaló que había aumentado el riesgo de que se notificasen casos fuera de esa ciudad.
El 11 de enero, China dio a conocer la secuencia genética del virus a fin de que los países pudieran utilizarla para desarrollar pruebas analíticas.
Ese mismo día, China notificó el primer fallecimiento por el nuevo coronavirus.
El 13 de enero se notificó en Tailandia el primer caso fuera de China.
Ese día, en colaboración con sus asociados, la OMS publicó las primeras instrucciones para la elaboración de pruebas de diagnóstico basadas en PCR con el fin de que el mundo pudiera detectar los casos de infección.
El 14 de enero, la OMS publicó en Twitter información procedente de China según la cual las investigaciones preliminares realizadas por las autoridades de ese país no habían encontrado pruebas claras de que se estuviera produciendo una transmisión entre seres humanos.
Esto va en consonancia con nuestra práctica de comunicar al mundo la información que los países nos comunican a nosotros. Publicamos las notificaciones de los países tal como nos llegan.
Sin embargo, ese mismo día la OMS ya había celebrado una rueda de prensa en la que afirmamos que, según nuestra experiencia anterior con otros coronavirus, resultaba probable que hubiese transmisión interhumana. Nuestros principales expertos participaron en dicha rueda de prensa, y los medios informativos generalistas se hicieron eco de la noticia.
Los días 20 y 21 de enero, funcionarios de la OMS visitaron Wuhan, y el día 22 informaron de que los datos sugerían que se estaba produciendo transmisión entre seres humanos.
El 22 y 23 de enero convoqué al Comité de Emergencia, formado por 15 expertos independientes de todo el mundo. En aquel momento se habían notificado 581 casos, y solo 10 de ellos fuera de China. El Comité de Emergencia no alcanzó un consenso y no me recomendó declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional.
El Comité pidió volver a ser convocado en un plazo máximo de 10 días para dar tiempo a recopilar y examinar más información y datos científicos.
El 27 de enero viajé a Beijing con el Director Ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, el Dr. Mike Ryan, y otros altos funcionarios de la OMS y me reuní con el Presidente Xi Jinping y otros dirigentes para obtener más información sobre la respuesta al brote y ofrecer la asistencia de la OMS.
Debatimos la gravedad de la situación y acordamos que un equipo internacional de científicos se desplazase a China para estudiar el brote y la respuesta a él, con expertos de Alemania, China, la República de Corea, los Estados Unidos de América, el Japón, Nigeria, la Federación de Rusia y Singapur.
El 30 de enero convoqué de nuevo al Comité de Emergencia y, a propuesta suya —decidida por consenso tras la nueva información recopilada—, declaré una emergencia de salud pública mundial, que supone el máximo nivel de alarma de la OMS.
Por entonces, como tal vez recuerden, fuera de China había menos de un centenar de casos y ningún fallecido. Concretamente, cuando declaramos el máximo nivel de emergencia internacional había 82 casos y 0 defunciones fuera de China.
Desde el primer momento, la OMS ha actuado de modo rápido y decisivo para responder y para advertir al mundo.
Dimos la alarma pronto y lo hicimos repetidamente.
Dijimos en varias ocasiones que el mundo disponía de una ventana de oportunidad para prepararse y evitar una transmisión comunitaria generalizada.
Cuando empezamos a celebrar las primeras ruedas de prensa, la gente decía que el mundo se cansaría de nosotros si dábamos una rueda de prensa todos los días, pero no nos importó. Queríamos asegurarnos de que el mundo entendiese lo que la OMS estaba diciendo.
La OMS está comprometida con la transparencia y la rendición de cuentas.
De conformidad con el Reglamento Sanitario Internacional, mañana volveré a convocar al Comité de Emergencia —porque han transcurrido casi 3 meses desde que declaramos la máxima emergencia y así lo propuso el propio Comité— a fin de evaluar la evolución de la pandemia y actualizar las recomendaciones.
En los tres meses desde la última reunión del Comité de Emergencia, la OMS ha trabajado día tras día para dar la alarma, prestar apoyo a los países y salvar vidas.
Hemos colaborado con los países para ayudarlos a prepararse y a responder.
Hemos reunido a los países para compartir experiencias y enseñanzas.
Hemos juntado a miles de expertos para examinar los datos científicos a medida que evolucionan y elaborar orientaciones que sintetizan esa información.
Hemos convocado a investigadores de todo el mundo para determinar las principales prioridades.
Hemos iniciado un gran ensayo internacional para determinar lo antes posible qué medicamentos son los más eficaces.
Hemos reunido a un consorcio de países y asociados para acelerar el desarrollo de vacunas, productos de diagnóstico y medicamentos y su distribución equitativa.
Hemos enviado a todo el mundo millones de pruebas analíticas y toneladas de equipos de protección, centrándonos en aquellos países que más necesitan nuestra ayuda.
Hemos formado a más de dos millones de profesionales sanitarios: para ser exactos, 2,3 millones de profesionales sanitarios en todo el mundo. Pero creemos que no es suficiente y formaremos a más.
Hemos colaborado con empresas tecnológicas para combatir la epidemia de desinformación.
Hemos informado al mundo por múltiples vías, como estas ruedas de prensa periódicas en las que contestamos a sus preguntas.
Hemos reunido a artistas del espectáculo para ofrecer música y humor incluso en estos momentos sombríos; en ese sentido aprovecho para dar las gracias una vez más a Hugh Evans de Global Citizen y a Lady Gaga.
Y hemos visto con admiración cómo el mundo se ha unido solidariamente para combatir a este enemigo común.
Compartimos el luto y el dolor de muchísimas personas en todo el planeta, y compartimos la esperanza en que juntos superaremos esta pandemia.
Hay algo que no hemos hecho: rendirnos. Y no nos vamos a rendir.
Seguimos comprometidos a servir a todos los habitantes del planeta con ciencia, solidaridad y soluciones, pero sobre todo con humildad y con respeto a todas las personas y naciones.
La OMS está trabajando para proporcionar las estrategias, soluciones y suministros cruciales que los países necesitarán en las próximas semanas y meses.
Algo que querríamos pedir es unidad en el plano nacional y solidaridad en el plano mundial. Más que nunca, la humanidad debe estar unida para derrotar a este virus.
Ya he dicho en ocasiones anteriores que este virus puede sembrar la devastación. Es peor que cualquier ataque terrorista. Puede provocar grandes trastornos políticos, económicos y sociales. Pero tenemos elección, y deberíamos elegir unidad en el plano nacional. Deberíamos elegir solidaridad mundial y unión.
Muchas gracias.