- La semana pasada se produjo el primer descenso del número de nuevos casos notificados a nivel mundial desde septiembre. No es momento para la autocomplacencia, especialmente con la temporada de vacaciones que se aproxima en muchas culturas y países.
- La pandemia de COVID-19 cambiará la forma en que celebramos las festividades, pero ello no significa que no podamos celebrarlas. Los cambios que se hagan dependerán del lugar donde se viva. Sigan siempre las directrices locales o nacionales.
- Mañana es el Día Mundial del Sida. Las nuevas infecciones por VIH han disminuido en un 23% desde 2010, y las muertes relacionadas con el sida se han reducido en un 39%.
- Hay 26 millones de personas en tratamiento antirretrovírico, lo que supone una cifra récord; sin embargo, el ritmo del aumento se ha ralentizado, lo que significa que hay 12 millones de personas con VIH sin tratar. Esa brecha pone en peligro nuestro objetivo de acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030.
Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
La semana pasada se produjo el primer descenso del número de nuevos casos notificados a nivel mundial desde septiembre, debido a la disminución de los casos en Europa gracias a la eficacia de las medidas difíciles pero necesarias adoptadas en las últimas semanas.
Esta es una buena noticia, pero debe ser interpretada con extrema precaución. Los avances se pueden perder fácilmente, y además hubo un aumento de casos en la mayoría de las demás regiones del mundo, así como un aumento de las muertes.
No es momento para la autocomplacencia, especialmente con la temporada de vacaciones que se aproxima en muchas culturas y países.
Todos queremos estar junto con nuestros seres queridos durante los períodos festivos.
Sin embargo, reunirse con la familia y los amigos no vale la pena si ello supone ponerlos a ellos o a uno mismo en riesgo.
Todos necesitamos considerar con la vida de quién podríamos estar jugando en las decisiones que tomamos.
La pandemia de COVID-19 cambiará la forma en que celebramos las festividades, pero ello no significa que no podamos celebrarlas. Podemos celebrarlas.
Los cambios que se hagan dependerán del lugar donde se viva. Sigan siempre las directrices locales o nacionales.
La primera pregunta que deben hacerse es, ¿es necesario viajar? ¿Realmente necesitan viajar?
Para muchas personas, esta es una temporada para quedarse en casa y mantenerse a salvo.
Celebren las festividades con su núcleo familiar y eviten las reuniones con muchas personas de hogares y familias diferentes.
Si se reúnen con personas de otro núcleo familiar, háganlo al aire libre si es posible, mantengan la distancia física y usen mascarilla.
Eviten los centros comerciales abarrotados, compren en horarios menos concurridos y compren en línea si pueden.
Si viajar es esencial, tomen precauciones para minimizar el riesgo, tanto para ustedes como para los demás.
Manténgase a distancia de los demás y usen una mascarilla cuando estén en aeropuertos, estaciones de tren, aviones, trenes y autobuses.
Lleven consigo un desinfectante de manos o lávense las manos frecuentemente con agua y jabón.
Y si se sienten mal, no viajen.
Incluso si no podemos celebrar las fiestas con normalidad este año, planifique una celebración con sus familiares y amigos una vez que sea seguro hacerlo. Sabemos que llegará el momento en que será seguro; es cuestión de tiempo.
La pandemia terminará, y todos tenemos un papel que desempeñar para acabar con ella..
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Y debemos recordar que, para millones de personas, la COVID-19 es solo una de las amenazas para la salud a las que se enfrentan diariamente.
Mañana es el Día Mundial del Sida.
El mundo ha hecho increíbles progresos en la lucha contra el VIH y el sida en los últimos 10 años.
Las nuevas infecciones por VIH han disminuido en un 23% desde 2010, y las muertes relacionadas con el SIDA se han reducido en un 39%.
Hay 26 millones de personas en tratamiento antirretrovírico, lo que supone una cifra récord; sin embargo, el ritmo del aumento se ha ralentizado, lo que significa que hay 12 millones de personas con VIH sin tratar. Doce millones es mucho.
Esa brecha pone en peligro nuestro objetivo de acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030.
La COVID-19 ha tenido un profundo efecto en las personas que viven con la infección por VIH y con otras muchas enfermedades.
Existen algunas pruebas de que las personas con VIH pueden tener un mayor riesgo de enfermedad grave y muerte por COVID-19.
Este mayor riesgo se ha visto agravado por las interrupciones en el tratamiento de las personas con VIH.
En una encuesta de la OMS realizada en 127 países a principios de este año, más de la cuarta parte de los encuestados notificaron una interrupción parcial del tratamiento antirretrovírico para las personas con VIH.
Sin embargo, con el apoyo de la OMS y la labor de los trabajadores sanitarios y comunitarios, el número de países que notificaron interrupciones en los servicios relacionados con el VIH ha disminuido casi en un 75% desde junio. Esta es una buena noticia.
Solo nueve países señalan que siguen registrando interrupciones, y solo 12 notifican una reserva críticamente baja de medicamentos antirretrovíricos.
Esto se debe principalmente a que los países están aplicando las directrices de la OMS, que contemplan la provisión de recetas de antirretrovíricos para periodos más largos (de 3 a 6 meses), de modo que los pacientes no tengan que acudir con frecuencia a los centros de salud.
La OMS también ha colaborado estrechamente con los fabricantes y asociados para garantizar un suministro adecuado de tratamientos.
Los países también han introducido una serie de adaptaciones e innovaciones eficaces durante la pandemia de COVID-19.
En África, muchos países han establecido sus sistemas de pruebas para la COVID-19 aprovechando sus infraestructuras de laboratorio existentes para el VIH y la tuberculosis.
En Tailandia, el Gobierno ha mantenido los servicios de profilaxis previa a la exposición y de teleasesoramiento sobre salud para los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres.
Y muchos países han introducido más pruebas de autodetección del VIH para apoyar el autocuidado y evitar la necesidad de que las personas acudan a dispensarios y hospitales.
La OMS está instando a los países a que mantengan estas innovaciones como parte de la «nueva normalidad» y a que procuren ampliar las pruebas y los tratamientos para las personas que los necesiten.
Sin embargo, si hay algo que la pandemia nos ha enseñado es que, ante una amenaza sanitaria urgente, el mundo puede unirse y encontrar nuevas formas para derrotarla.
Para muchas personas, la pandemia es una fuente de miedo, pero también puede ser una fuente de esperanza de que podemos derrotar a la COVID-19, así como a la infección por VIH. Hay muchos motivos para la esperanza, especialmente con la llegada de las vacunas que se han anunciado en las últimas semanas.
En la OMS estamos seguros de que podemos derrotar la pandemia utilizando las herramientas existentes y las vacunas que se están desarrollando. Lo más importante es que necesitamos tener esperanza, y no solo esperanza sino también solidaridad para trabajar juntos.
Gracias.