Buenas tardes, y gracias una vez más por unirse a nosotros en esta sala y también a través de internet.
Hoy quiero empezar dando las gracias a todos nuestros colegas de los medios de comunicación. Como proveedores de información, ustedes juegan un papel vital en la respuesta a la COVID-19.
La lucha contra los rumores y la desinformación es un elemento crucial en el combate contra este virus. Confiamos en ustedes para garantizar que la gente disponga de información precisa sobre la amenaza a la que se enfrenta y sobre la forma de protegerse a sí misma y a los demás.
Pasemos ahora a las cifras.
En estos momentos la cifra total de casos notificados de COVID-19 en todo el mundo es de 95 265, y 3281 víctimas mortales.
En las últimas 24 horas, China ha notificado 143 casos. La mayoría de estos casos se siguen registrando en la provincia de Hubei, y ocho provincias llevan 14 días sin notificar ninguno.
Fuera de China se han notificado 2055 casos en 33 países. Alrededor del 80% de esos casos siguen procediendo de tan solo tres países.
Vemos señales alentadoras en la República de Corea. El número de nuevos casos que se notifican parece estar disminuyendo, y los que se están notificando proceden principalmente de grupos conocidos.
Algunos países están notificando un gran número de casos, pero 115 países no han notificado ninguno.
Veintiún países solo han notificado un caso.
Y cinco países que habían notificado casos con anterioridad no han notificado ninguno nuevo en los últimos 14 días.
La experiencia de estos países y de China sigue demostrando que no se trata de una calle de un solo sentido.
Es posible hacer retroceder esta epidemia, pero solo si se parte de un enfoque colectivo, coordinado e integral en el que participe toda la maquinaria del gobierno.
Hacemos un llamamiento a todos los países para que actúen con rapidez, proporcionalidad, determinación y claridad de ideas.
Aunque la mayoría de los casos siguen estando concentrados en unos pocos países, nos preocupa profundamente el creciente número de países que notifican casos, en especial cuando se trata de países con carencias en sus sistemas de salud.
Sin embargo, esta epidemia es una amenaza para todos los países, ricos y pobres. Como ya hemos dicho anteriormente, incluso los países de altos ingresos deben esperar sorpresas. La solución consiste en adoptar medidas agresivas de preparación.
Nos preocupa que algunos países no se hayan tomado la situación con la suficiente seriedad, o que hayan decidido que no pueden hacer nada.
Nos preocupa que el nivel de compromiso político existente en algunos países y las medidas en las que se traduce ese compromiso no se corresponden con el nivel de la amenaza a la que todos nos enfrentamos.
Esto no es un simulacro.
No es el momento de rendirse.
No es momento de poner excusas.
Es el momento de emplear todos los medios que estén a nuestro alcance.
Los países llevan décadas planificando escenarios como este. Ahora es el momento de poner en práctica esos planes.
En general estos planes tienen como punto de partida un liderazgo desde arriba, que se encarga de coordinar las distintas partes del gobierno, no solo el ministerio de salud sino también la seguridad, la diplomacia, las finanzas, las transacciones comerciales, el transporte, el comercio, la información y más sectores aún: debe estar involucrado el gobierno en su conjunto.
Activen sus planes de emergencia y pongan en práctica ese enfoque basado en la participación de todo el gobierno.
Eduquen a su población, para que la gente sepa cuáles son los síntomas y cómo puede protegerse a sí misma y a los demás.
Aumenten su capacidad de realizar pruebas de detección.
Preparen sus hospitales.
Asegúrense de que los suministros esenciales estén disponibles.
Formen a sus trabajadores sanitarios para que sean capaces de detectar los casos, proporcionarles un tratamiento atento y compasivo, y protegerse ellos mismos del contagio.
Si los países adoptan medidas agresivas para detectar, aislar y tratar los casos, y para rastrear todos los contactos, pueden cambiar la evolución de esta epidemia.
Si nos dejamos vencer por la idea de que no podemos hacer nada, rápidamente se convertirá en una profecía autocumplida.
Está en nuestras manos.
La OMS ha publicado directrices detalladas para que los países puedan elaborar sus planes nacionales de acción en torno a ocho esferas clave, con el apoyo de orientaciones técnicas pormenorizadas.
Hacemos un llamamiento a todos los países para que aceleren la elaboración de esos planes, y estamos dispuestos a colaborar con ellos en esa tarea.
Cada vez hay más fondos disponibles para apoyar a los países que los necesitan y que disponen de planes para utilizarlos.
Como saben, tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional han aportado fondos para estabilizar los sistemas de salud y mitigar las consecuencias económicas de la epidemia, y han puesto un empeño especial en facilitar el acceso a suministros y equipos esenciales.
También he mantenido una conversación muy fructífera con el Presidente del Banco Africano de Desarrollo.
Todos estos fondos se encuentran ahora mismo disponibles para los países que los necesiten, de conformidad con el Plan Estratégico de Preparación y Respuesta de la OMS.
Estos fondos son esenciales para apoyar la respuesta que se está desarrollando ahora, pero también para la preparación a largo plazo.
A pesar de la grave amenaza que representa la COVID-19 en estos momentos, es absolutamente esencial que los países no desaprovechen esta oportunidad de reforzar sus sistemas de preparación.
Sabemos que la gente tiene miedo, y eso es algo normal y apropiado.
Ese miedo se puede dominar y moderar si se dispone de información precisa. La OMS ha lanzado hoy una nueva campaña en las redes sociales con el lema «Estar Preparado para la COVID-19», en la que se anima a las personas a tomar precauciones, ser inteligentes y mantenerse informadas.
Si usted se siente abrumado por el miedo, busque apoyo en las personas que le rodean. Averigüe cuáles son los planes de respuesta a las emergencias de su comunidad, cómo encaja usted en ellos y de qué modo puede ayudar.
Todavía hay muchas cosas que no sabemos, pero cada día que pasa aprendemos más y trabajamos las 24 horas del día para colmar las lagunas de nuestro conocimiento.
En última instancia, el nivel de mortalidad que pueda alcanzar este virus no depende únicamente del virus en sí, sino también de cuál sea nuestra respuesta.
Se trata de una enfermedad grave. No es mortal para la mayoría de las personas, pero puede matar.
Todos somos responsables de reducir nuestro propio riesgo de infección y, si estamos infectados, de reducir el riesgo de infectar a otros.
Todos podemos hacer algo para proteger a las personas vulnerables de nuestras comunidades.
Por eso seguimos hablando de solidaridad.
Esta no es una amenaza que tenga que ver únicamente con personas concretas, o con países concretos.
Estamos todos juntos en esto, y solo podemos salvar vidas si actuamos juntos.
Muchas gracias.