Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID-19 celebrada el 9 de marzo de 2020

9 de marzo de 2020

Buenas tardes.

Antes que nada, me gustaría empezar haciendo un breve repaso a las informaciones más recientes sobre la epidemia de ebola en la República Democrática del Congo. Han pasado ya tres semanas desde que se notificó el último caso, y una semana desde que el último superviviente dejó el centro de tratamiento. Estamos en la cuenta atrás para el final del brote.

Continuamos investigando las alertas y vacunando a los contactos todos los días, y la situación de seguridad en Kivu del Norte sigue siendo frágil.

En anteriores brotes de ebola hemos visto rebrotes después incluso de que el episodio se diera por finalizado, por lo que seguimos prestando atención de seguimiento a más de 1100 supervivientes y manteniendo equipos sobre el terreno para responder rápidamente a posibles rebrotes, en caso necesario.

Es posible que se acabe el brote, pero nuestra determinación no se agota.

Y lo mismo ocurre con nuestro compromiso de combatir la epidemia de COVID-19.

Como saben, durante el fin de semana cruzamos la línea de los 100 000 casos notificados de COVID-19 en 100 países.

Es ciertamente preocupante que tanta gente y tantos países se hayan visto afectados, y de forma tan rápida.

Ahora que el virus se ha afianzado en tantos países, la amenaza de una pandemia se ha vuelto muy real.

Pero sería la primera pandemia de la historia que se puede controlar.

Lo que debemos tener claro es que no estamos a merced de este virus.

La gran ventaja que tenemos es que las decisiones que todos tomamos – como gobiernos, empresas, comunidades, familias e individuos – pueden influir en la trayectoria de esta epidemia.

Debemos tener presente que si actuamos con decisión y rapidez, podemos frenar el avance del virus y prevenir las infecciones. La mayoría de los infectados, por su parte, se van a recuperar.

De los 80 000 casos notificados en China, más del 70% se han recuperado y han sido dados de alta.

También es importante recordar que fijarse únicamente en el número total de casos notificados y el número total de países afectados no permite ver el cuadro completo.

El 93% de todos los casos notificados hasta ahora a nivel mundial proceden de tan solo cuatro países.

El impacto de esta epidemia es desigual a nivel mundial.

Los diferentes países se encuentran en diferentes escenarios, y requieren una respuesta adaptada a cada uno.

No se trata de contención o mitigación, eso es una falsa dicotomía. Hay que hacer las dos cosas a la vez.

Todos los países deben adoptar una estrategia integral combinada para controlar sus epidemias y hacer que retroceda este virus mortal.

Los países que siguen detectando y analizando casos y rastreando a los contactos no solo protegen a su propia población, sino que también pueden influir en lo que ocurre en otros países y a nivel mundial.

En la OMS hemos refundido nuestras orientaciones dirigidas a los países en cuatro categorías: los que no tienen casos; los que tienen casos esporádicos; los que tienen grupos de casos; y los que han llegado a situaciones de transmisión comunitaria.

El objetivo es el mismo para todos los países: detener la transmisión y evitar la propagación del virus.

Los países que se encuentran en las tres primeras categorías deben concentrar sus esfuerzos en detectar, someter a pruebas, tratar y aislar los casos individuales, y en hacer un seguimiento de sus contactos.

En las zonas donde haya propagación comunitaria, resulta más difícil realizar pruebas a todos los casos sospechosos y localizar a sus contactos. Se deben adoptar medidas para prevenir la transmisión a nivel comunitario con el fin de limitar la epidemia a grupos manejables.

Dependiendo del contexto, los países donde haya transmisión comunitaria podrían considerar el cierre de escuelas, la cancelación de las concentraciones multitudinarias y otras medidas para reducir la exposición.

Los elementos fundamentales de la respuesta son los mismos para todos los países:

Mecanismos de respuesta de emergencia;

Comunicación de riesgos y participación pública;

Detección de casos y rastreo de contactos;

Medidas de salud pública como la higiene de las manos, determinadas precauciones al toser y estornudar, y el distanciamiento social;

Pruebas de laboratorio;

Tratamiento de pacientes y preparación de los hospitales;

Prevención y control de las infecciones;

Y un enfoque basado en la participación de toda la sociedad y de todo el gobierno.

Hay muchos ejemplos de países que demuestran que estas medidas funcionan.

China, los Estados Unidos de América, Italia, el Japón, la República de Corea y muchos otros países han activado medidas de emergencia.

Singapur es un buen ejemplo de enfoque basado en la participación de todo el gobierno: los vídeos del Primer Ministro Lee Hsien Loong que se emiten de forma periódica ayudan a explicar los riesgos y a tranquilizar a la población.

La República de Corea ha intensificado sus esfuerzos para detectar todos los casos y localizar todos los contactos, y ha comenzado a realizar controles de la temperatura en las vías de tránsito para ampliar el alcance de las medidas y detectar casos que de otro modo podrían pasar desapercibidos.

Nigeria, el Senegal y Etiopía han fortalecido su capacidad de vigilancia y diagnóstico para detectar los casos de forma rápida.

En el sitio web de la OMS se pueden encontrar más detalles sobre las medidas concretas que deben adoptar los países en contextos específicos.

La OMS sigue prestando apoyo a los países en cualquiera de los cuatro escenarios.  

Hemos enviado suministros de equipo de protección personal a 57 países, estamos preparando envíos para otros 28, y hemos enviado suministros de laboratorio a 120 países.

También estamos trabajando con nuestros colegas de todo el sistema de las Naciones Unidas para ayudar a los países a desarrollar sus planes de preparación y respuesta, de acuerdo con los ocho pilares.

Y hemos creado una plataforma de asociados para conjugar las necesidades de los países con las contribuciones de los donantes.  

Como saben, cada vez hay más fondos disponibles para la respuesta, y estamos muy agradecidos a todos los países y socios que han contribuido. Tan solo desde el viernes, han anunciado contribuciones Azerbaiyán, China, la República de Corea y el Reino de la Arabia Saudita.

Ya se han anunciado promesas de contribuciones por valor de cerca de US$ 300 millones para el Plan Estratégico de Preparación y Respuesta de la OMS.

Nos sentimos alentados por estos signos de solidaridad mundial. Y seguimos haciendo un llamamiento a todos los países para que adopten medidas agresivas con prontitud para proteger a sus pueblos y salvar vidas.

Hasta el momento, solo un número reducido de países presentan signos de transmisión comunitaria sostenida.

En la mayoría de los países todavía se registran casos esporádicos o grupos definidos. Todos debemos encontrar aliento en ese hecho.

Mientras sea así, esos países tienen la oportunidad de cortar las cadenas de transmisión, prevenir la transmisión comunitaria y reducir la carga de sus sistemas de salud.

Si nos fijamos en los cuatro países con mayor número de casos, vemos que China empieza a tener la epidemia bajo control y que se está registrando una disminución de los nuevos casos notificados en la República de Corea.

Estos dos países demuestran que con este virus nunca es demasiado tarde para invertir la tendencia.

La regla del juego es: no rendirse nunca.

Nos alienta ver que Italia está tomando medidas agresivas para contener su epidemia, y esperamos que esas medidas demuestren ser eficaces en los próximos días.

Que la esperanza sea el antídoto frente al miedo.

Que la solidaridad sea el antídoto frente a la culpabilización.

Que nuestra humanidad compartida sea el antídoto frente a esta amenaza común.

Muchas gracias.

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