Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Como ha dicho Tarik, es un placer contar con la presencia de Kristalina Georgieva, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional. Bienvenida, hermana.
Kristalina abundará dentro de unos minutos en el impacto económico de la pandemia y las medidas tomadas por el FMI para apoyar a los países y la economía mundial.
Se han notificado más de un millón de casos confirmados de COVID‑19 a la OMS, incluidas más de 50 000 muertes.
Pero sabemos que esto es mucho más que una crisis sanitaria. Todos somos conscientes de las profundas repercusiones sociales y económicas de la pandemia.
Las restricciones aplicadas por muchos países para proteger la salud están infligiendo un severo castigo a los ingresos de los particulares y las familias, y a las economías de las comunidades y los países.
Estamos inmersos en una lucha común por proteger tanto las vidas como los medios de vida.
En el corto plazo, los países pueden aliviar la situación de su población con programas de ayudas sociales que garanticen el acceso a alimentos y otros bienes de primera necesidad.
Es fundamental aliviar la deuda de algunos países para que puedan atender a su población y evitar el colapso económico. Se trata de un área de cooperación de la OMS, el FMI y el Banco Mundial.
Pero en última instancia, lo mejor que pueden hacer los países para dejar atrás las restricciones y aliviar sus repercusiones económicas es atacar al virus, aplicando el paquete integral y agresivo de medidas que hemos mencionado tantas veces: detectar casos, realizar pruebas, aislar y tratar cada caso, y rastrear cada contacto.
Si los países se apresuran a levantar las restricciones demasiado pronto, el virus puede resurgir y el impacto económico ser aún más grave y prolongado.
Así pues, financiar la respuesta sanitaria es una inversión esencial no solo para salvar vidas, sino también para encauzar la recuperación social y económica de largo plazo.
Hay tres grandes áreas en las que deberían concentrarse todos los países.
En primer lugar, pedimos a todos los países que garanticen la plena financiación de las medidas básicas de salud pública, que incluyen la detección de casos, la realización de pruebas, la localización de los contactos, la recopilación de datos y las campañas de comunicación e información.
En segundo lugar, pedimos a los países y a los asociados que refuercen los cimientos de los sistemas de salud. Esto significa que los trabajadores de la salud deben percibir sus salarios y que los centros de salud necesitan contar con una financiación fiable para adquirir suministros médicos esenciales.
En tercer lugar, pedimos a todos los países que eliminen los obstáculos financieros a la atención.
Si alguien tarda en buscar atención médica o renuncia a ella por falta de dinero, no solo se perjudica a sí mismo, sino que dificulta el control de la pandemia y pone en peligro a la sociedad.
Varios países están suspendiendo el cobro de los servicios de atención de la salud y ofreciendo pruebas de laboratorio y atención gratuitas para la COVID‑19, con independencia del seguro médico, la nacionalidad o el lugar de residencia de cada persona.
Alentamos la adopción de este tipo de medidas. Estamos ante una crisis sin precedentes, que exige una respuesta sin precedentes.
La suspensión del cobro de los servicios de atención de la salud debe apuntalarse con medidas destinadas a compensar las pérdidas de ingresos de los proveedores de asistencia sanitaria.
Los gobiernos también deben considerar la posibilidad de asignar transferencias monetarias a los hogares más vulnerables para superar los obstáculos al acceso a los servicios de salud.
Esto puede ser particularmente importante en el caso de los refugiados, los desplazados internos, los migrantes y las personas sin hogar.
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La pandemia también está afectando a la lucha contra otras enfermedades, como la poliomielitis.
Como saben, en los últimos años hemos logrado dejar la poliomielitis al borde de la erradicación. Ha sido gracias a un esfuerzo masivo en todo el mundo, iniciado por Rotaria, apoyado por otros muchos asociados, y liderado por miles de trabajadores de la salud, que han vacunado a niños en algunas zonas muy difíciles y peligrosas.
Muchos de esos trabajadores de la salud están apoyando en este momento la respuesta a la COVID‑19.
Están rastreando contactos, detectando casos y aportando información de salud pública a las comunidades.
Para reducir el riesgo de intensificar la transmisión de la COVID‑19, el Consejo de Supervisión de la Poliomielitis ha tomado la difícil decisión de suspender las campañas de vacunación casa por casa, a sabiendas de que puede provocar un aumento de casos de poliomielitis.
Para reducir este riesgo, apoyaremos a los países para que mantengan la inmunización esencial en relación con todas las enfermedades prevenibles mediante vacunación.
La OMS ha publicado orientaciones destinadas a los países sobre cómo mantener los servicios de salud esenciales, incluso durante la respuesta a esta crisis.
La Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis está trabajando para que pueda apoyarse, en cuanto resulte seguro, una rápida reanudación de las campañas de vacunación de los países.
Por más que estemos poniendo toda nuestra energía en la lucha contra la COVID‑19, mantenemos nuestro compromiso inquebrantable de erradicar la poliomielitis.
Desgraciadamente, nos llegan informaciones desde determinados países acerca de un aumento de la violencia doméstica desde el inicio del brote de COVID-19.
Cuando se pide a la gente que se quede en casa, es probable que aumente el riesgo de violencia en la pareja.
Las mujeres con relaciones de pareja abusivas están más expuestas a sufrir violencia, al igual que sus hijos, ya que los familiares pasan más tiempo en contacto estrecho y las familias se enfrentan a un estrés adicional, así como a posibles pérdidas económicas o laborales.
Las mujeres pierden contacto con familiares o amigos que podrían apoyarlas y protegerlas de la violencia.
Pedimos a los países que incluyan servicios de lucha contra la violencia doméstica entre los servicios esenciales que deben seguir funcionando durante la respuesta a la COVID-19.
Si usted está sufriendo o corre el riesgo de sufrir violencia doméstica, hable con familiares y amigos en los que pueda apoyarse, busque ayuda a través de alguna línea directa de asistencia telefónica o recurra a servicios locales de atención a las víctimas de la violencia.
Establezca un plan para protegerse y proteger a sus hijos con todos los medios a su alcance. Puede incluir en ese plan a un vecino, amigo, pariente o refugio al que acudir si en algún momento tiene que abandonar la casa de forma inmediata.
Nunca hay excusas para la violencia. Aborrecemos todas las formas de violencia, en cualquier circunstancia.
Por último, la respuesta mundial a la COVID‑19 no sería posible sin la generosidad de los países y los asociados.
Hace dos meses, la OMS emitió su Plan Estratégico de Preparación y Respuesta, con una petición inicial de US$ 675 millones para financiar la respuesta.
Me complace anunciar que los fondos aportados o prometidos hasta la fecha ascienden a casi US$ 690 millones. De esta cantidad, US$ 300 millones se destinan a apoyar la labor de la OMS, y el resto a actividades bilaterales o a otras organizaciones involucradas en la respuesta.
Quisiera dar las gracias al Estado de Kuwait, que se está convirtiendo en uno de los mayores donantes, con un total de US$ 60 millones.
El Fondo de Respuesta Solidaria de la OMS ya ha recaudado más de US$ 127 millones, donados por más de 219 000 personas y organizaciones. Quisiera agradecer a Tencent su contribución de US$ 10 millones.
También me complace anunciar que he invitado al UNICEF a sumarse al Fondo de Respuesta Solidaria. El UNICEF cuenta con mucha experiencia, tanto recaudando fondos como ejecutando programas, y nuestra asociación nos permitirá colaborar estrechamente para salvar vidas. Muchas gracias, hermana Henrietta, por aceptar mi invitación.
Todavía tenemos un largo camino por recorrer en esta lucha. La OMS trabaja cada día con todos los países y asociados para salvar vidas y mitigar el impacto social y económico de la pandemia.
El FMI es un asociado clave y quisiera dar ahora la palabra a mi hermana Kristalina para que pronuncie unas palabras. Muchas gracias por estar con nosotros, Kristalina.
Muchas gracias.