Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID-19 celebrada el 25 de enero de 2021

25 de enero de 2021
  • Hace un año se habían notificado a la OMS menos de 1500 casos de COVID-19, de los que solo 23 se habían producido fuera de China. Esta semana, según las previsiones, llegaremos a los 100 millones de casos notificados.
  • La semana pasada dije que el mundo estaba al borde de un fracaso moral catastrófico si no lograba ofrecer un acceso equitativo a las vacunas. Dos nuevos estudios demuestran que no sería solo un fracaso moral, sino también un descalabro económico.
  • Según se indica en un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo, el año pasado se perdió en el mundo un 8,8% de las jornadas laborales, lo que supuso una caída mundial de las rentas del trabajo equivalente a US$ 3,7 billones.
  • El segundo estudio, encargado por la Fundación de Estudios de la Cámara de Comercio Internacional, aporta muy sólidos argumentos económicos en favor de una vacunación equitativa, pues se calcula que el «nacionalismo vacunal» podría costar a la economía mundial hasta US$ 9,2 billones, de los que casi la mitad (US$ 4,5 billones) recaería en las economías más ricas. 


Buenos días, buenas tardes y buenas noches. 

Hace un año se habían notificado a la OMS menos de 1500 casos de COVID-19, de los que solo 23 se habían producido fuera de China. 

Esta semana, según las previsiones, llegaremos a los 100 millones de casos notificados. 

Puede ocurrir que las cifras nos insensibilicen hasta hacernos olvidar lo que representan: cada muerte es el padre de alguien, la pareja de alguien, el hijo de alguien, el amigo de alguien... 

Nuestra respuesta debe ser doble: llorar a los que hemos perdido y resolver, todos y cada uno de nosotros, a hacer cuanto podamos para detener la transmisión y salvar vidas. 

Las vacunas nos dan esperanza, y por ello la pérdida de cada vida resulta ahora aún más trágica. 

Debemos tener arrojo, tener esperanza y pasar a la acción. 

He formulado un llamamiento para lograr que en los primeros 100 días del año ya esté en marcha en todos los países la vacunación de los trabajadores sanitarios y las personas mayores. 

Pero todos, mientras esperamos nuestro turno para ser vacunados, podemos hacer mucho para salir de esta pandemia: respetar el distanciamiento físico, evitar concentraciones multitudinarias, llevar mascarilla, lavarnos las manos y ventilar los interiores, por ejemplo. 

Quizá estemos hartos de oírlo. Quizá estemos hartos de hacerlo. Pero este virus no está harto de nosotros. 

Por favor, que cada cual cumpla con su parte, por sí mismo y por los demás. 

Como dije, las cifras pueden tener un efecto deshumanizante. Pero detrás de cada cifra hay una persona, una historia. 

El Festival de Cine de la OMS «Salud para todos» es una de las formas que tiene la OMS de ayudar a contar historias relacionadas con la salud. 

El año pasado el festival recibió la candidatura de casi 1300 películas procedentes del mundo entero que relataban conmovedoras y estimulantes historias sobre la salud y los trabajadores sanitarios. 

Este año la convocatoria prevé tres categorías distintas, correspondientes a las tres prioridades estratégicas de la OMS: cobertura sanitaria universal; emergencias sanitarias; y mejor salud y bienestar. 

En nuestro sitio web hay información más detallada sobre el festival y estas tres categorías. 

Permítanme recordar que el próximo sábado, 30 de enero, vence el plazo de presentación de películas para el festival de este año. Así que no duden en presentar sus películas, estoy deseando verlas. 

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La semana pasada dije que el mundo estaba al borde de un fracaso moral catastrófico si no lograba ofrecer un acceso equitativo a las vacunas. 

Dos nuevos estudios demuestran que no sería solo un fracaso moral, sino también un descalabro económico. 

En un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo, dedicado a analizar el impacto de la pandemia en el mercado de trabajo mundial, se indica que el año pasado se perdió en el mundo un 8,8% de las jornadas laborales, lo que supuso una caída mundial de las rentas del trabajo equivalente a US$ 3,7 billones. 

Según las proyecciones que se barajan en el informe, la mayoría de los países se recuperarán en el segundo semestre de 2021, dependiendo del modo en que se implanten las vacunaciones. 

En él se propugna un apoyo internacional a los países de ingresos bajos y medianos para secundar el despliegue de las vacunaciones y promover la recuperación de la economía y el empleo. 

El segundo estudio, encargado por la Fundación de Estudios de la Cámara de Comercio Internacional, aporta muy sólidos argumentos económicos en favor de una vacunación equitativa, pues se calcula que el «nacionalismo vacunal» podría costar a la economía mundial hasta US$ 9,2 billones, de los que casi la mitad (US$ 4,5 billones) recaería en las economías más ricas. 

En marcado contraste, el déficit de financiación del Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 de este año se sitúa en US$ 26 000 millones. 

Si contara con toda la financiación necesaria, el Acelerador ACT reportaría hasta 166 dólares por cada dólar invertido. 

El nacionalismo vacunal podría servir a objetivos políticos cortoplacistas, pero el interés económico de todas las naciones a medio y largo plazo estriba en prestar apoyo a una vacunación equitativa. 

Mientras no acabemos con la pandemia en todas partes, no acabaremos con ella en ninguna parte. 

En este mismo momento, los países ricos están administrando vacunas mientras los países menos adelantados del mundo observan y esperan. 

Cada día que pasa se ahonda un poco más el abismo que separa a los ricos de los pobres del mundo. 

Hace menos de una hora hablé con el Presidente Ramaphosa de Sudáfrica y el miércoles hablaré con los ministros de salud y los ministros de economía de la Unión Africana. 

Les diré que estamos haciendo cuanto podemos por acelerar la implantación de la vacunación en África con objeto de salvar vidas y volver a poner en marcha su economía. 

El resto del mundo tiene que hacer su parte. 

La pandemia de COVID-19 nos ha recordado a todos que la salud y la economía están estrechamente conectadas y que todos vamos en el mismo barco. Somos familia. 

Hoy tengo el placer de contar con la presencia del autor de este nuevo estudio, Ṣebnem Kalemli-Özcan, profesor de economía en la Universidad de Maryland. 

Profesor, gracias por este importante trabajo, y gracias por estar hoy con nosotros. Tiene usted la palabra. 

[EL PROFESOR KALEMLI-AZCAN SE DIRIGIÓ A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN] 

Muchas gracias, profesor. Deseo sinceramente que todos los gobiernos presten mucha atención a este estudio, encargado por la Fundación de Estudios de la Cámara de Comercio Internacional, que representa a más de 45 millones de empresas de más de 100 países. 

Es un placer dar hoy la bienvenida a John Denton, Secretario General de la Cámara de Comercio Internacional. John, tiene usted la palabra. 

[EL SR. DENTON SE DIRIGIÓ A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN] 

Gracias, John, y permítame citarlo: no estamos hablando de caridad, sino de sentido común económico. Gracias por su colaboración y apoyo a lo largo del año pasado.