Alocución de apertura del Director General de la OMS en la conferencia de prensa sobre la COVID-19 – 29 de enero de 2021

29 de enero de 2021
  • Mañana se cumple un año desde que declaré una emergencia de salud pública de importancia internacional por el brote provocado por el nuevo coronavirus, lo que representa el nivel más alto de alarma según el derecho internacional.  
  • Ahora existe el peligro real de que las mismas herramientas que podrían ayudar a acabar con la pandemia (las vacunas) puedan exacerbar esas mismas desigualdades. Mi mensaje a los gobiernos es que vacunen a sus trabajadores de la salud y a las personas mayores y que compartan las dosis sobrantes con COVAX para que otros países puedan hacer lo mismo.  
  • Esta semana hemos lanzado dos productos para cerrar las brechas en la atención y mejorar los resultados sanitarios a nivel mundial. El primero es la Lista de pruebas diagnósticas esenciales, que es un conjunto de pruebas diagnósticas que la OMS recomienda que estén disponibles en los puntos de atención y en los laboratorios para mejorar los servicios de diagnóstico oportunos que salvan vidas. El segundo producto es un nuevo plan decenal para las enfermedades tropicales desatendidas, que son un conjunto de 20 enfermedades que afectan a más de mil millones de personas, la mayoría de ellas pobres.

 

Buenos días, buenas tardes y buenas noches. 

 

Mañana se cumple un año desde que declaré una emergencia de salud pública de importancia internacional por el brote provocado por el nuevo coronavirus, lo que representa el nivel más alto de alarma según el derecho internacional.

En ese momento había menos de 100 casos de la enfermedad que ahora llamamos COVID-19, y ninguna muerte, fuera de China. 

Esta semana hemos alcanzado los 100 millones de casos notificados. En las últimas dos semanas se han notificado más casos que durante los primeros seis meses de la pandemia. 

Hace un año dije que el mundo tenía una «ventana de oportunidad» para evitar la transmisión generalizada de este nuevo virus. 

Algunos países hicieron caso a ese llamamiento; otros no. 

Ahora, las vacunas nos ofrecen otra oportunidad para controlar la pandemia. No debemos desaprovecharla. 

La pandemia ha expuesto y explotado las desigualdades de nuestro mundo. 

Ahora existe el peligro real de que las mismas herramientas que podrían ayudar a acabar con la pandemia (las vacunas) puedan exacerbar esas mismas desigualdades. 

El nacionalismo con las vacunas puede ser útil para el logro de objetivos políticos a corto plazo. Pero en última instancia, este enfoque tiene poca visión de futuro y es contraproducente. 

No acabaremos con la pandemia en ninguna parte hasta que la derrotemos en todas partes. 

El mundo ha llegado a un punto de inflexión crítico en la pandemia. 

Sin embargo, también es un punto de inflexión en la historia: ante una crisis común, ¿pueden las naciones unirse adoptando un enfoque común? 

Cuando un pueblo está en llamas, no tiene sentido que un pequeño grupo de personas acapare todos los extintores para defender sus propias casas. 

El fuego se apagará más rápido si todos tienen un extintor y trabajan juntos, al unísono. 

Se están desarrollando, aprobando y produciendo más vacunas. Habrá suficientes para todos. 

Pero, por ahora, las vacunas son un recurso limitado. Debemos utilizarlas de la manera más eficaz y justa posible. Si lo hacemos, se salvarán vidas. 

Esta es la razón por la que he desafiado a los líderes gubernamentales y de la industria a trabajar juntos para velar por que, en los primeros 100 días de 2021, la vacunación de los trabajadores de la salud y de las personas mayores esté en marcha en todos los países. 

Mi mensaje a los gobiernos es que vacunen a sus trabajadores de la salud  y a las personas mayores y que compartan las dosis sobrantes con COVAX para que otros países puedan hacer lo mismo.  

Mi mensaje a los habitantes de los países que están ahora desplegando las vacunas es: utilicen su voz para abogar por que su gobierno comparta las dosis.

Si usted es una persona de bajo riesgo, por favor, espere su turno.

Los trabajadores sanitarios y asistenciales han estado en primera línea de la lucha contra la pandemia, pero a menudo están infraprotegidos y sobreexpuestos. Necesitan las vacunas ahora.

Ellos y sus familias ya han pagado un precio extremadamente alto en esta pandemia.

Proteger a las personas que nos protegen es lo más correcto e inteligente.

Como recordarán, en los primeros días de la pandemia la gente mostró su cariño y aprecio a los trabajadores de la salud aplaudiéndolos en sus balcones.

Ahora es el momento de mostrarles nuestro cariño y aprecio  asegurándonos de que todos ellos estén vacunados.

Hoy tengo el honor de contar con la presencia de dos trabajadoras de la salud que han estado prestando servicios de salud durante toda la pandemia.

Harriet Nayiga es una partera de Uganda. Harriet, muchas gracias por acompañarnos hoy. Háblenos de su experiencia trabajando durante la pandemia. 

[HARRIET NAYIGA INTERVINO ANTES LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN]

Harriet, muchas gracias. Escucho su llamamiento de que le encantaría vacunarse para saber que puede proteger con seguridad a las madres y a los niños a los que atiende. Muchas gracias de nuevo. Asante sana, hermana mía.

Ahora les presento a nuestra segunda invitada: Sana Baloch es una enfermera del Pakistán que comenzó su carrera durante la pandemia.

Sana, muchas gracias por acompañarnos hoy. Estamos deseando que nos cuente su experiencia trabajando durante la pandemia y sus esperanzas para el año que viene. Sana, tiene la palabra. 

[SANA BALOCH INTERVINO ANTES LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN] 

Gracias, Sana y Harriet, por acompañarnos hoy. Tienen mi profundo respeto y admiración por el trabajo que hacen cada día para salvar vidas y prestar servicios de salud a quienes más los necesitan. Estamos orgullosos de ustedes.

Y tienen mi compromiso de que haremos todo lo posible para que ustedes y sus colegas sean vacunados lo antes posible. 

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El tema del Día Mundial de la Salud de este año es la equidad en materia de salud. 

La equidad está en el centro de todo lo que hace la OMS. Esta semana hemos lanzado dos productos para cerrar las brechas en la atención y mejorar los resultados sanitarios a nivel mundial. 

El primero es la Lista de pruebas diagnósticas esenciales, que es un conjunto de pruebas diagnósticas que la OMS recomienda que estén disponibles en los puntos de atención y en los laboratorios para mejorar los servicios de diagnóstico oportunos que salvan vidas.

La pandemia de COVID-19 ha reforzado el valor de los servicios de diagnóstico oportunos y precisos para salvar vidas. Sin ellos, se vuela a ciegas.

La última edición de la Lista de pruebas diagnósticas esenciales incluye pruebas para el virus de la COVID-19, amplía el conjunto de pruebas para enfermedades infecciosas y prevenibles mediante vacunación y enfermedades no transmisibles como el cáncer y la diabetes, e introduce una sección sobre endocrinología, que es importante para la salud reproductiva y de la mujer. 

El segundo producto es un nuevo plan decenal para las enfermedades tropicales desatendidas, que son un conjunto de 20 enfermedades que afectan a más de mil millones de personas, la mayoría de ellas pobres.

El plan incluye objetivos ambiciosos pero alcanzables para reducir en un 90% el número de personas que necesitan tratamiento para una enfermedad tropical desatendida; lograr la eliminación de al menos una enfermedad en 100 países; y eliminar dos enfermedades —la dracunculosis y el pian— a nivel mundial para 2030.

La OMS y nuestros asociados estamos trabajando juntos para que las enfermedades tropicales desatendidas dejen de estarlo.

Estos son solo dos ejemplos de las muchas maneras en que la OMS trabaja cada día para cumplir su misión de promover la salud, preservar la seguridad mundial y servir a los vulnerables.

Gracias. Fadela, le devuelvo la palabra.