Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID-19 celebrada el 30 de julio 2021

30 de julio de 2021
  • En África, las defunciones aumentaron un 80% en el mismo periodo. Ese incremento se debió en gran medida a la variante Delta, que se transmite con mucha facilidad y ya fue detectada en al menos 132 países. 
  • La OMS está apoyando a los países mediante suministros de oxígeno y orientación para ayudarlos a detectar mejor las variantes, al tiempo que continúa trabajando diariamente con las redes mundiales de expertos, a fin de comprender por qué la variante delta se propaga tan fácilmente. 
  • Hoy hemos avanzado otro paso, con una carta de intención que establece las condiciones de colaboración y fue firmada por los asociados: la OMS, el Medicines Patent Pool; Afrigen Biologics; Biologicals and Vaccines Institute of Southern Africa; y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África. 
  • El objetivo de la OMS sigue siendo el de prestar apoyo a los países para que vacunen por lo menos al 10% de sus respectivas poblaciones para el final de septiembre, al 40% para el final del año en curso y al 70% para mediados del año próximo. De todas las dosis administradas en el mundo África ha recibido menos del 2%. Apenas 1,5% de la población del continente está vacunada con la pauta completa. 
  • En respuesta a la aparición de la variante Delta, el Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 pone en marcha hoy la respuesta rápida del Acelerador ACT a la variante delta (RADAR), y pide con urgencia que se destinen US$ 7700 millones a la adquisición de pruebas, tratamientos y vacunas. 
  • Al mismo tiempo, este año necesitaremos financiación adicional para que el COVAX haga uso de sus opciones de compra de vacunas en 2022. 


Buenos días, buenas tardes y buenas noches. 

A principios de esta semana tuve el honor de viajar a Bahrein y Kuwait, países en los que la OMS ha abierto sus dos oficinas más recientes. 

Además, tuve la oportunidad de visitar varios centros establecidos para responder a la COVID-19, y me impresionó el enfoque innovador e integral. 

En la actualidad tenemos 152 oficinas en países de todo el mundo. Ellas son cruciales para la labor de la OMS, consistente en ayudar a los países a fortalecer los sistemas de salud y mejorar la salud de sus poblaciones. 

Antes de eso, tuve el honor de ser invitado a Tokyo para hacer uso de la palabra ante el Comité Olímpico Internacional.

Fui a responder una pregunta que me hacen con frecuencia: ¿cuándo acabará la pandemia?Mi respuesta fue que la pandemia terminará cuando el mundo decida ponerle fin. Está en nuestras manos. 

Tenemos todos los instrumentos que necesitamos. Podemos prevenir esta enfermedad, podemos detectarla y podemos tratarla. 

Y sin embargo, desde nuestra conferencia de prensa más reciente, los números de casos y defunciones por COVID-19 han seguido aumentando. 

La semana pasada se notificaron a la OMS casi 4 millones de casos y, de mantenerse la tendencia actual, prevemos que el número total de casos supere los 200 millones en las próximas dos semanas. Y sabemos que esa es una estimación optimista. 

En cinco de las seis regiones de la OMS las infecciones han aumentado una media del 80%, o se han casi duplicado, en las últimas cuatro semanas. 

En África, las defunciones se incrementaron un 80% en el mismo periodo. 

Ese incremento se debió en gran medida a la variante Delta, que se transmite con mucha facilidad y ya fue detectada en al menos 132 países. La OMS ha advertido que el virus causante de la COVID-19 ha mutado desde que se lo identificó por primera vez, y continúa mutando. Hasta el presente han aparecido cuatro variantes de preocupación, y habrá más mientras el virus se siga propagando. 

Además, el aumento está propiciado por la mayor interacción y movilidad social, la observancia irregular de las medidas sociales y de salud pública y la distribución poco equitativa de las vacunas. 

Los progresos, conquistados con gran esfuerzo, están en peligro o se han perdido, y los sistemas de salud de muchos países se están viendo sobrepasados. 

El creciente número de infecciones está generando escasez de medios terapéuticos vitales, entre ellos el oxígeno. 

En 29 países se necesitan considerables y crecientes suministros de oxígeno, y en muchos países faltan artículos de equipamiento básico para proteger a los trabajadores sanitarios de primera línea. 

Mientras tanto, las tasas de detección en los países de bajos ingresos representan menos del 2% de las que registran los países de altos ingresos, lo que impide al mundo comprender dónde aparece y cómo evoluciona la enfermedad. 

Sin mejores tasas de detección en todo el mundo no podremos luchar contra la enfermedad en la primera línea ni mitigar el riesgo de aparición de nuevas variantes más peligrosas. 

La OMS está apoyando a los países mediante suministros de oxígeno y orientación para ayudarlos a detectar mejor las variantes, y seguirá trabajando cotidianamente con las redes mundiales de expertos a fin de comprender los motivos por los que la variante Delta se transmite con tanta facilidad. 

Pero necesitamos más aún. 

Necesitamos una vigilancia más rigurosa. 

Necesitamos pruebas de detección más estratégicas que permitan comprender mejor dónde está el virus y dónde son más necesarias las intervenciones de salud pública, y aislar los casos para reducir la transmisión. 

Necesitamos que los pacientes reciban atención clínica temprana por parte de trabajadores sanitarios capacitados y protegidos, con más suministros de oxígeno para tratar a los pacientes graves y salvar vidas. 

Necesitamos trabajadores sanitarios bien capacitados y bien protegidos, así como sistemas que permitan prestar servicios y proporcionar instrumentos que salven vidas. 

Necesitamos más investigación y desarrollo para asegurar que las pruebas, los tratamientos, las vacunas y otros instrumentos sigan siendo eficaces contra la variante Delta y otras variantes que pudieran aparecer. 

Y, por supuesto, necesitamos más vacunas. 

El mes pasado anunciamos que estábamos estableciendo un centro de transferencia de tecnología relativa a vacunas de ARNm en Sudáfrica, como parte de nuestros esfuerzos por incrementar la producción de vacunas. 

Hoy hemos avanzado un paso más, con una carta de intención que establece las condiciones de colaboración, firmada por los asociados: la OMS, el Medicines Patent Pool; Afrigen Biologics; Biologicals and Vaccines Institute of Southern Africa; los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África. 

El objetivo de la OMS sigue siendo el de prestar apoyo a los países para que vacunen por lo menos al 10% de sus respectivas poblaciones para el final de septiembre, al 40% para el final del año en curso y al 70% para mediados del año próximo. 

Casi un año atrás, la OMS comenzó a manifestar su preocupación por la amenaza del ‘nacionalismo vacunal’. 

En una conferencia de prensa realizada en noviembre advertimos del riesgo de que los pobres del mundo quedasen «pisoteados en la estampida por las vacunas». 

En la reunión que este año celebró en enero el Consejo Ejecutivo de la OMS dijimos que el mundo estaba al borde de un «fracaso moral catastrófico». 

Y, actualmente, la distribución mundial de vacunas sigue siendo injusta. 

Todas las regiones corren peligro, pero ninguna tanto como África. 

De mantenerse las tendencias actuales, un 70% de los países africanos no alcanzarán la meta de vacunación del 10% para el final de septiembre. 

En el continente se administran semanalmente entre 3,5 y 4 millones de dosis, pero para cumplir el objetivo de septiembre esa cifra debería aumentar como mínimo a 21 millones de dosis por semana. 

Muchos países africanos se han preparado bien para administrar las vacunas, pero las vacunas no han llegado. 

De todas las dosis administradas en el mundo, África ha recibido menos del 2%. Apenas 1,5% de la población del continente está vacunada con la pauta completa. 

Este es un problema muy grave si queremos actuar contra esta pandemia y ponerle fin. 

En respuesta a la aparición de la variante Delta, el Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 pone en marcha hoy la respuesta rápida del Acelerador ACT a la variante delta (RADAR), y pide con urgencia se destinen US$ 7700 millones a la adquisición de pruebas, tratamientos y vacunas. 

Al mismo tiempo, este año necesitaremos financiación adicional para que el COVAX haga uso de sus opciones de compra de vacunas en 2022. 

Esta inversión es una ínfima parte de la suma que los gobiernos están gastando para afrontar la COVID-19. 

No se trata de preguntarnos si el mundo puede permitirse hacer esa inversión, sino de preguntarnos si puede permitirse no hacerla. 

Muchas gracias.