Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa para las misiones diplomáticas sobre la COVID-19

19 de febrero de 2020

Buenos días.

Excelencias, colegas y amigos.

Cuesta creer que hace solo 50 días que se notificó a la oficina de la OMS en China la existencia de un grupo de casos de neumonía de causa desconocida en la ciudad de Wuhan.

En apenas siete semanas, este brote ha captado la atención del mundo, y con razón, porque tiene potencial para causar graves trastornos políticos, sociales y económicos.

La OMS, como ustedes saben, declaró una emergencia de salud pública de importancia internacional menos de un mes después de que se notificaran los primeros casos, cuando se empezaron a ver signos de transmisión de persona a persona fuera de China.

A fecha de hoy, a las 6 de la mañana (hora de Ginebra), China ha notificado a la OMS 74 279 casos, entre ellos 2006 víctimas mortales.

Fuera de China se cuentan en este momento 918 casos en 25 países, y tres víctimas mortales.

Los datos que llegan de China parecen indicar una disminución de los nuevos casos. Es una buena noticia, pero hay que tomarla con mucha cautela. Es demasiado pronto para hacer predicciones sobre este brote.

Fuera de China, hemos asistido a un goteo constante de nuevos casos, pero aún no hemos observado ninguna situación de transmisión local sostenida, salvo en circunstancias específicas como las del crucero Diamond Princess.

Obviamente, eso podría cambiar. Aún tenemos una oportunidad para prevenir una crisis mundial más grave, gracias a la energía con la que ha actuado China para contener el brote en su origen.

Esos esfuerzos han servido para frenar la propagación del virus a nivel internacional, con lo que se ha ganado algún tiempo para el mundo.

Hace siete semanas, este virus era completamente desconocido para nosotros. Cada día que pasa, sabemos un poco más sobre él.

Así, sabemos que más del 80% de los pacientes padecen una enfermedad leve y se recuperarán.

Sin embargo, el otro 20% de los pacientes sufren una enfermedad grave o muy grave, que puede ir desde la dificultad respiratoria hasta el choque septicémico y la insuficiencia multiorgánica.

En el 2% de los casos notificados el virus es letal, y el riesgo de muerte aumenta con la edad del paciente y en función de los problemas de salud subyacentes.

Observamos relativamente pocos casos entre los niños. Hace falta más investigación para entender por qué es así.

Como saben, un equipo internacional de expertos dirigido por la OMS se encuentra en estos momentos sobre el terreno en China, trabajando con sus homólogos en el país para encontrar respuestas acerca de algunas de las cosas que no sabemos, por ejemplo acerca de la gravedad de la enfermedad, la transmisibilidad del virus y los efectos de las medidas que ha adoptado China.

El equipo conjunto dirigido por la OMS reúne a destacados expertos de China y de todo el mundo bajo el compromiso común de aunar sus conocimientos científicos para comprender mejor el brote y salvar vidas.

La misión se puso en marcha en el marco de la GOARN, y queremos agradecer el apoyo y la colaboración que nos han brindado todos los asociados de la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos.

El equipo está integrado por expertos en epidemiología, virología, gestión clínica, control de brotes y salud pública de las siguientes instituciones:

La Universidad Nacional de Singapur

El Instituto Pasteur de San Petersburgo

El Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (Japón)

La Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Seúl (República de Corea)

El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Nigeria

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos de América

Los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos de América

El National Medical Research Center of Phthisiopulmonology and Infectious Diseases (Federación de Rusia)

Y el Instituto Robert Koch (Alemania).

Desde que se declaró la emergencia de salud pública de importancia internacional hemos intensificado nuestra coordinación, tanto a nivel interno como externo.

Hemos convocado el Consejo de Seguridad Sanitaria en la OMS, una reunión diaria en la que participamos el Dr. Mike Ryan, los directores regionales, otros altos cargos y yo mismo para coordinar nuestra respuesta.

También recibo asesoramiento de una serie de expertos internacionales, para complementar el que aporta el Comité de Emergencia y asegurarnos de que comprendemos la evolución del brote y respondemos de forma adecuada, y celebramos con ellos una reunión semanal.

Hace dos semanas informé al Secretario General y ambos acordamos activar el Equipo de Gestión de Crisis de las Naciones Unidas, dirigido por el Dr. Mike Ryan, para que la OMS pueda concentrar sus esfuerzos en la respuesta sanitaria mientras otros organismos aportan sus conocimientos especializados sobre las consecuencias del brote en el plano social, económico y del desarrollo, de forma que todos trabajemos en aquellos ámbitos en los que más podemos aportar. Como saben, esa clase de coordinación es crucial.

Tanto el Secretario General como yo tenemos depositada una gran confianza en la capacidad del Dr. Ryan para liderar la respuesta.

Estamos trabajando con los fabricantes de equipos de protección personal, a través de la Red de Abastecimiento para Pandemias, con el fin de resolver los graves desajustes que existen en el mercado de mascarillas, guantes, batas y otros equipos de protección personal, para asegurarnos de que podemos proteger a los trabajadores sanitarios.

Estamos colaborando con los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades para coordinar nuestros esfuerzos a fin de preparar a los países de este continente para la posible llegada del virus.

Como ustedes saben, una de las cuestiones que preocupan es la posibilidad de que el virus llegue a países con sistemas de salud más frágiles.

A finales de esta semana, 40 países de África y 29 de las Américas tendrán capacidad para detectar la COVID-19.

Además, hemos enviado suministros de equipos de protección personal a 21 países, y en las próximas semanas lo haremos con otros 106 países.

Estamos impartiendo formación a miles de trabajadores sanitarios y asesorando a los países sobre la forma de realizar cribados, pruebas de detección, localizaciones de contactos y tratamientos.

La semana pasada reunimos a la comunidad internacional de investigación para establecer prioridades en este ámbito, especialmente en materia de diagnóstico, tratamiento y vacunación.

También hemos publicado un plan estratégico de preparación y respuesta en el que se hace un llamamiento para recaudar US$ 675 millones con el fin de apoyar la preparación de los países.

Desde que hicimos este llamamiento hace dos semanas se han recibido varias promesas de apoyo, que acogemos con satisfacción, pero la respuesta es muy lenta y pedimos el apoyo de todos ustedes para hacer frente a este problema.

La solidaridad de la comunidad internacional es muy importante, especialmente para apoyar la preparación de los países con sistemas de salud más frágiles.

Tenemos que actuar ahora y cuento con que la comunidad internacional dé un paso adelante para aprovechar la oportunidad que se nos brinda.

También nos preocupa la posibilidad de que se destinen grandes donaciones al desarrollo de una vacuna, lo que privaría a la respuesta de fondos muy necesarios para realizar intervenciones sencillas de salud pública que pueden salvar vidas ahora mismo.

Necesitamos vacunas, sin duda, pero hay que encontrar un equilibrio, no es o una cosa o la otra.

Necesitamos inversiones equilibradas en soluciones a corto y largo plazo.

Como ya he dicho, estas inversiones son necesarias para aprovechar la ventana de oportunidad que tenemos ahora, y que no debemos desperdiciar.


Muchas gracias.