Excelencias, queridos colegas y amigos,
En primer lugar les deseo los buenos días y les doy la bienvenida a nuestra sesión de información semanal sobre la misión para la COVID 19. Me alegro de que sigamos celebrando periódicamente estas sesiones informativas.
Han cambiado muchas cosas desde que les informamos el miércoles pasado, lo que muestra la rápida evolución de esta epidemia.
A fecha de hoy, a las 6 de la mañana (hora de Ginebra), China ha notificado a la OMS 78 190 casos, entre ellos 2718 víctimas mortales.
Ayer, solo se notificaron 10 nuevos casos en China fuera de la provincia de Hubei.
Eso no significa que podemos confiarnos en exceso. Debemos seguir vigilando la epidemia atentamente.
El lunes, la misión conjunta OMS-China concluyó su visita y entregó su informe.
Como ustedes también saben, el equipo ha viajado a diferentes provincias y a la ciudad de Wuhan, el epicentro del brote.
El equipo ha realizado diversas constataciones sobre la transmisibilidad del virus, la gravedad de la enfermedad y el resultado de las medidas adoptadas.
Ha constatado que la epidemia alcanzó su pico y su nivel estable entre el 23 de enero y el 2 de febrero, y que desde entonces ha estado disminuyendo constantemente.
Ha descubierto que no ha habido ningún cambio significativo en el ADN del virus.
El equipo también considera que las medidas adoptadas en China han evitado un gran número de casos.
En el informe figura una gran cantidad de información adicional, se plantean preguntas para las que todavía no tenemos respuestas y se presentan 22 recomendaciones.
En todo caso, el mensaje fundamental que debería aportar esperanza, ánimo y confianza a todos los países es que la propagación del virus puede contenerse.
De hecho, son muchos los países que han conseguido exactamente eso. 14 países que han tenido casos no han notificado ningún nuevo caso durante más de una semana y, lo que es más importante, nueve no han notificado ningún nuevo caso durante más de dos semanas: Bélgica, Camboya, la Federación de Rusia, Filipinas, Finlandia, la India, Nepal, Sri Lanka y Suecia.
Eso no significa que no vayan a producirse más casos en esos países, pero sí que se ha contenido la propagación de los casos anteriores.
Fuera de China, se cuentan actualmente 2790 casos en 37 países, y 44 víctimas mortales.
Ayer, el número de nuevos casos notificados fuera de China superó por primera vez el número de nuevos casos en China.
Es muy preocupante el repentino aumento en el número de casos en Italia, la República Islámica del Irán y la República de Corea.
En estos momentos hay casos relacionados con el Irán en Bahrein, el Iraq, Kuwait y Omán.
También hay casos relacionados con Italia en Alemania, Argelia, Austria, Croacia, España y Suiza.
Ayer llegó a Roma un equipo conjunto de la OMS y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades para examinar las medidas de salud pública puestas en marcha y prestar apoyo técnico.
Este fin de semana un equipo de la OMS viajará al Irán para prestar su apoyo al país.
El aumento en el número de casos fuera de China ha llevado a algunos medios de comunicación y políticos a presionar para que se declare una pandemia. No deberíamos precipitarnos a declarar una pandemia sin un análisis cuidadoso y claro de los hechos.
La OMS ya ha declarado que la epidemia constituye una emergencia de salud pública de importancia internacional, es decir, nuestro mayor nivel de alarma.
Utilizar el término «pandemia» de forma negligente no tiene ningún beneficio real y sí un riesgo importante de que aumenten el miedo y el estigma de manera innecesaria e injustificada y de que se paralice el sistema.
Declarar una pandemia podría entenderse además como que hemos llegado al punto en que no podemos contener la propagación del virus, lo cual no es cierto. Estamos en medio de un combate que podemos ganar si hacemos lo que es debido.
Obviamente, no dudaremos en utilizar el término «pandemia» si llegase describir correctamente la situación del momento.
Estamos vigilando la evolución de la epidemia las 24 horas del día y colaborando con expertos internos y externos en la materia.
Por el momento, no estamos presenciando una transmisión continua e intensa de la enfermedad en la comunidad, ni muertes ni síntomas graves a gran escala.
China tiene menos de 80 000 casos en una población de 1400 millones de personas. En el resto del mundo hay 2790 casos en una población de 6300 millones.
No me malinterpreten: no estoy restando importancia a la gravedad de la situación, o a la posibilidad de que se convierta en una pandemia, porque tiene la capacidad de hacerlo.
Todo puede ocurrir.
Es más, estamos diciendo que el virus tiene potencial pandémico y que la OMS está proporcionando los instrumentos necesarios a cada país para que se prepare en consecuencia.
El objetivo principal de todos los países con casos debe ser contener la propagación del virus. Como les he comentado, hay nueve países que no han notificado nuevos casos durante dos semanas. En eso es en lo que debemos centrarnos: en intentar contener la propagación de la enfermedad.
Al mismo tiempo, todos los países, con o sin casos, deben prepararse para una posible pandemia.
Todos los países deben estar preparados para detectar los casos a tiempo, aislar a los pacientes, localizar a los contactos, proporcionar atención clínica de calidad, prevenir brotes hospitalarios y evitar la transmisión en la comunidad.
Hay tres prioridades:
En primer lugar, todos los países deben dar prioridad a la protección de los profesionales sanitarios.
En segundo lugar, debemos hacer que las comunidades participen en la protección de las personas que más riesgo corren de caer gravemente enfermas, en particular las personas de edad y las personas con problemas de salud subyacentes.
Y en tercer lugar, debemos proteger a los países más vulnerables haciendo todo lo posible para contener la epidemia en aquellos países con capacidad para hacerlo.
Para apoyar a los países, la OMS ha publicado directrices de planificación operacional para ayudarles en la preparación y respuesta.
Esas directrices proporcionan una guía paso a paso, con acciones concretas en ocho ámbitos o pilares:
Coordinación, planificación y vigilancia a nivel de país;
Comunicación de los riesgos y participación de la comunidad;
Vigilancia, equipos de respuesta rápida e investigación de casos;
Puntos de entrada;
Laboratorios nacionales;
Prevención y control de infecciones;
Tratamiento de casos;
Y logística y apoyo operacional.
En las directrices también figuran indicadores principales de rendimiento así como los recursos que se calcula que serán necesarios para la preparación y respuesta ante un grupo de hasta 100 casos.
Para complementar esas directrices operacionales, también hemos publicado orientaciones técnicas en muchos de esos ámbitos, las cuales están disponibles en nuestro sitio web.
El sábado celebré una sesión informativa con ministros de salud de países de la Unión Africana. En la actualidad hay 41 países cuyos laboratorios pueden realizar pruebas de COVID-19 utilizando los kits de laboratorio suministrados por la OMS. Estamos trabajando en el envío de suministros a los demás países de la Unión Africana. Al principio solo había un país capaz de realizar esa prueba de laboratorio y ahora hay 41, pero debemos asegurarnos de que todos los países tienen esa capacidad.
También me complace anunciar que hemos nombrado a seis enviados especiales para la COVID-19, cuyo cometido será brindar asesoramiento estratégico y realizar tareas de promoción y colaboración política de alto nivel en distintas partes del mundo:
La profesora Maha El Rabbat, ex Ministra de Salud de Egipto;
El Dr. David Nabarro, ex Asesor Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para los Objetivos de Desarrollo Sostenible;
El Dr. John Nkengasong, Director de los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades;
La Dra. Mirta Roses, ex Directora Regional de la OMS para las Américas, OPS;
El Dr. Shin Young-soo, ex Director Regional de la OMS para el Pacífico Occidental;
Y el profesor Samba Sow, Director General del Centro de Desarrollo de Vacunas en Malí.
También seguimos reforzando nuestra coordinación con el equipo de gestión de crisis de las Naciones Unidas. Ayer se reunió el Grupo Asesor Estratégico sobre Peligros Infecciosos, y esta tarde tendremos nuestra llamada semanal con el grupo informal de expertos que hemos constituido para asesorarnos.
Quisiera dar las gracias a todos los países y asociados que han contribuido al Plan Estratégico de Preparación y Respuesta y al Fondo para Contingencias relacionadas con Emergencias: Alemania, el Canadá, Dinamarca, Eslovaquia, Francia, Irlanda, el Japón, Kuwait, Noruega, los Países Bajos, el Reino Unido, la República Checa, Suecia, la Unión Europea, la Fundación Bill y Melinda Gates, Vital Strategies y Resolve to Save Lives.
También reconocemos la generosa promesa de apoyo del Gobierno de los Estados Unidos para ayudar a China y a otros países afectados a combatir y contener la COVID-19.
Estamos trabajando para distribuir esos fondos lo más rápidamente posible a los países que hemos comprobado que más lo necesitan.
La mayoría de las contribuciones realizadas hasta ahora son promesas de contribuciones, por lo que en lugar de esperar a recibir los fondos, estamos utilizando nuestro propio mecanismo interno de préstamos para acelerar la distribución del dinero.
Esperamos recibir el dinero prometido lo antes posible ya que nuestros fondos son limitados.
Uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos es que demasiados países afectados todavía no comunican información sobre la epidemia a la OMS.
La OMS no puede proporcionar una orientación adecuada en materia de salud pública sin datos desglosados y listas detalladas.
Estamos en contacto directo con diversos ministros y se están produciendo ciertas mejoras, pero instamos a todos los países a que comuniquen esa información a la OMS inmediatamente.
Excelencias, queridos colegas y amigos,
No estamos luchando solo para contener una epidemia y salvar vidas. Estamos luchando también para contener los daños sociales y económicos que podría causar una pandemia.
Estamos trabajando con el Banco Mundial y el FMI para calcular las consecuencias económicas que podría tener la epidemia y desarrollar una estrategia y unas soluciones políticas para su atenuación. Mantenemos un contacto continuo con los jefes de las dos organizaciones.
Una vez más, es el momento de que el mundo se muestre solidario: política, técnica y financieramente.
Es la única manera de prevenir infecciones y salvar vidas.
Gracias de nuevo por acompañarnos.