Alocución del Director General de la OMS en la Reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la situación del sistema de salud en Gaza - 6 de noviembre de 2024

6 de noviembre de 2024

Señora Presidenta, 

Excelencias: 

Gracias por concederme la oportunidad de ponerles al día sobre la situación sanitaria en Gaza. 

Cuando me dirigí a ustedes desde esta tribuna hace unos 12 meses con el mismo propósito, el conflicto en Gaza apenas llevaba unas semanas activo. Ya entonces habían muerto casi 11 000 personas y 27 000 habían resultado heridas. Parecía difícil imaginar que la situación pudiera empeorar; sin embargo, 12 meses después, eso es precisamente lo que ha ocurrido. 

¿Qué nos han dejado estos 12 meses de guerra? Solo muerte, enfermedad, destrucción y desplazamientos. 

En Gaza, más de 43 000 personas han fallecido y más de 10 000 están desaparecidas, la mayoría probablemente enterradas bajo los escombros. 

Más de 102 000 personas han sufrido traumatismos, como lesiones craneales y medulares, quemaduras graves y otras lesiones que han obligado a practicar amputaciones. 

El norte de Gaza lleva casi un mes sitiado, falto de ayuda básica y suministros vitales, y no dejan de producirse bombardeos y otros ataques. 

Para la ayuda humanitaria, sigue siendo casi imposible obtener acceso para entregar material médico, alimentos y combustible para los generadores de los hospitales. 

Desde marzo de este año, Israel ha reducido a la mitad el porcentaje de misiones humanitarias que ha permitido llevar a cabo: del 72% se ha pasado a solo el 36% en octubre. A las demás misiones, les denegó el acceso o les impuso otros obstáculos. 

La OMS ha documentado 516 ataques contra establecimientos y transportes de salud en Gaza desde el inicio del conflicto, que se han saldado con 765 personas fallecidas y casi 1000 heridas. 

Estos ataques, que privan a las personas de servicios de salud que salvan vidas en el momento en que más los necesitan, están prohibidos por el derecho humanitario. 

El 94% de los establecimientos de salud gazatíes están dañados o han sido destruidos; 

Solo 17 de los 36 hospitales con capacidad de hospitalización están operativos, aunque parcialmente; 

Y el 85% de las instalaciones de agua y saneamiento se encuentran fuera de servicio. 

Pueden imaginarse cuáles son las consecuencias para la salud física y mental de la población de Gaza. La guerra y la enfermedad han sido siempre compañeras. 

Casi toda la población gazatí enfrenta altos niveles de inseguridad alimentaria, y se calcula que 60 000 niños menores de cinco años padecen desnutrición aguda. 

Cada día, cientos de mujeres dan a luz en condiciones traumáticas, antihigiénicas e indignas; 

Nueve de cada diez niños menores de cinco años tienen una o más enfermedades infecciosas; 

Cerca de 1,2 millones de niños necesitan apoyo psicosocial y atención a su salud mental porque tienen depresión, ansiedad o pensamientos suicidas; 

Y la semana pasada se registraron más de 11 000 casos de infecciones respiratorias agudas, así como un aumento de los casos de ictericia aguda y diarrea sanguinolenta. 

La situación podría empeorar aún más con la llegada del invierno. Las condiciones de los alojamientos improvisados en los que vive hacinada la mayoría de las personas aumentan el riesgo de que contraigan enfermedades respiratorias y otras infecciones. 

La OMS calcula que 14 000 pacientes necesitan ser evacuados fuera de Gaza para recibir urgentemente atención especializada. Desde que se desató el conflicto, solo se ha autorizado una de cada tres solicitudes de evacuación médica. 

Además, como saben, han repuntado los casos de poliomielitis, un hecho inédito en Gaza desde hace más de 25 años. 

Para combatir este brote, la OMS y una coalición de asociados han llevado a cabo una campaña para vacunar a casi 600 000 niños menores de 10 años. 

El pasado sábado, la campaña se reanudó en el norte de Gaza tras haber sido pospuesta debido a los intensos bombardeos, los desplazamientos masivos y las restricciones de acceso. 

Hasta ahora, se ha vacunado a más de 105 000 niños en esa zona, aunque la inseguridad impidió vacunar a casi 14 000 menores. 

A pesar de que se habían dado garantías de que se respetaría una pausa humanitaria, el centro de salud primaria Sheikh Radwan fue atacado cuando los padres llevaban a sus hijos a vacunar. Seis personas resultaron heridas, entre ellas cuatro niños. 

La OMS y nuestros 69 asociados del grupo de acción sanitaria están haciendo todo lo posible por prestar apoyo al sistema y el personal de salud gazatíes. 

Se han instalado once hospitales de campaña y se han desplegado 15 equipos médicos de emergencia integrados por profesionales médicos internacionales por toda la Franja de Gaza que ofrecen servicios de cirugía, tratamiento de enfermedades no transmisibles, atención a la salud mental y apoyo psicosocial. 

El hecho de que el sistema de salud de Gaza continúe funcionando es buena muestra de la resiliencia de su personal y de la solidaridad de los asociados internacionales. 

Sin embargo, justo cuando el sistema de salud necesita más apoyo, uno de sus pilares está siendo arrancado de cuajo. 

La decisión del Knéset israelí de prohibir las actividades del UNRWA impedirá trabajar a uno de los mayores proveedores de servicios esenciales de salud en Gaza. 

El UNRWA proporciona diariamente miles de consultas médicas, vacuna a cientos de niños, proporciona atención maternoinfantil y brinda muchos más servicios. 

Por ejemplo, un tercio del personal que vacunó contra la poliomielitis pertenecía al UNRWA. 

Cerca de 1,9 millones de desplazados dependen de esta organización, y 1,6 millones de palestinos reciben atención médica en sus consultorios y centros médicos. 

Muchos asociados humanitarios dependen de sus redes logísticas para enviar suministros a Gaza y distribuirlos donde se necesitan. 

El personal del UNRWA con el que colabora la OMS está compuesto por profesionales especializados de la salud y la asistencia humanitaria que trabajan incansablemente por sus comunidades en circunstancias extremas. 

Esta prohibición no mejorará la seguridad de la población en Israel, sino que solo agravará el sufrimiento del pueblo de Gaza, le privará de servicios de salud esenciales y aumentará el riesgo de brotes epidémicos. 

Permítanme decirlo sin ambages: no hay alternativa al UNRWA. Ninguna otra organización puede abarcar lo que abarca el UNRWA. Sé que su Comisionado General hablará hoy ante la Asamblea General, y confío en que los Estados Miembros, que crearon esta organización hace 75 años, actuarán para preservar su mandato. 

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Excelencias y colegas: 

La OMS pide que se dé acceso sin restricciones a la ayuda humanitaria; 

Pedimos que se proteja la atención de salud y que no se ataque ni se militarice, de conformidad con el derecho internacional humanitario; 

Pedimos que se establezcan varios corredores de evacuación médica, entre otros, en los pasos fronterizos de Rafah y Kerem Shalom; 

Pedimos a Israel que revoque su decisión de prohibir el UNRWA, y solicitamos a los aliados de Israel que se sumen a esta petición; 

Pedimos a Hamás que libere a los rehenes que aún mantiene en Gaza; 

Y, sobre todo, pedimos un alto el fuego, una solución política y paz. 

Incluso cuando las bombas dejen de caer y las armas se callen, el daño a la salud física y mental de la población de Gaza perdurará durante años. 

La OMS y nuestros asociados hacemos todo lo que podemos por ayudar. Todo lo que Israel nos permite hacer. 

Pero lo que más necesita Gaza, más que nuestra ayuda, es paz. 

La mejor medicina es la paz. 

Muchas gracias.