Intervención del Director General de la OMS en la conferencia de prensa sobre ‎el 2019-nCoV del 11 de febrero de 2020‎

11 de febrero de 2020

Buenas tardes.

Antes de ponerles al día sobre el brote de coronavirus, desearía hablarles brevemente acerca del ebola.

Aunque el mundo centra su atención actualmente en el coronavirus, no podemos ni debemos olvidarnos del ebola.

Nos sentimos muy esperanzados por la tendencia actual. En la pasada semana se registraron solamente tres casos, ninguno de ellos en los tres últimos días.

Pero hasta que no logremos encadenar 42 días sin nuevos casos, aún no habremos terminado. Como ustedes saben, cualquier caso aislado podría reavivar la epidemia, y la situación relativa a la seguridad en la región oriental de la República Democrática del Congo continúa siendo muy frágil. Por consiguiente, aunque los progresos recientes con respecto a esta enfermedad pueden considerarse un gran éxito, debemos interpretarlos con precaución.

Nuestras actividades de respuesta se continúan desarrollando al máximo nivel. Ayer se investigaron 5400 alertas, se analizaron casi 300 muestras, se vacunó a más de 700 personas y se hizo un seguimiento a cerca de 2000 contactos. Es decir, seguimos actuando a gran escala.

Mañana, el Comité de emergencia para el ebola se reunirá para evaluar si el brote de esta enfermedad en la República Democrática del Congo continúa siendo una emergencia de salud pública de importancia internacional. Así pues, mañana podremos darles más noticias al respecto.

Con independencia de la recomendación del Comité, el mundo no debe dejar de financiar la respuesta al ebola. Si levantamos el pie del acelerador cometeremos un error que puede ser mortal, literalmente.

Este jueves me desplazaré a Kinshasa para celebrar reuniones con el Presidente y con Ministros de la República Democrática del Congo a en las que miraremos más allá del ebola y estudiaremos cómo reforzar el sistema sanitario nacional.

Asimismo, me gustaría aprovechar esta oportunidad para encomiar la capacidad de liderazgo del Gobierno congoleño. No se hubiera podido llegar a la situación actual con respecto a esta enfermedad sin la dirección del presidente Tshisekedi y de su Gobierno.

Pasaré ahora a hablarles del coronavirus.

En primer lugar, la enfermedad ya tiene nombre:

COVID-19. Se lo voy a deletrear: C-O-V-I-D, guion, diecinueve.

Basándonos en las directrices acordadas entre la OMS, la Organización Mundial de Sanidad Animal y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, necesitábamos encontrar un nombre que no se refiriera a un lugar geográfico, un animal, un individuo o un grupo de personas; que fuera fácil de pronunciar, y que guardara relación con la enfermedad.

Es importante que la enfermedad tenga nombre para evitar que se utilicen otros que pueden ser inexactos o estigmatizantes. Además, ahora disponemos de un formato normalizado que podremos usar en cualquier brote de coronavirus que se pueda registrar en el futuro.

En cuanto a la situación relativa al coronavirus:

A fecha de hoy, a las 6 de la mañana (hora de Ginebra), la cifra de casos confirmados en China es de 42 708, de los cuales, lamentablemente, han fallecido ya más de 1000. Concretamente, el virus se ha llevado la vida de 1017 personas en China. La mayoría de los casos y de las defunciones se han registrado en Wuhan (provincia de Hubei).

Fuera de China se han notificado 323 casos en 24 países, de los cuales uno ha fallecido.

La pasada semana les dije que habíamos puesto en marcha la red de representantes en los países de la OMS, así como a los coordinadores residentes de las Naciones Unidas en los países, para informarles acerca del brote y de las medidas que pueden adoptar.

Además, expliqué la situación al Secretario General Antonio Guterres y, conjuntamente, acordamos aprovechar todo el poder del sistema de las Naciones Unidas para responder al brote.

Hoy mismo hemos activado un equipo de gestión de crisis de las Naciones Unidas, que dirigirá nuestro Director Ejecutivo, el Dr. Mike Ryan. Así, la OMS podrá centrarse en la respuesta sanitaria y las demás organizaciones aportarán sus conocimientos especializados para hacer frente a las consecuencias sociales, económicas y de desarrollo más amplias del brote, de modo que todos trabajemos en la esfera en que somos más competentes.

De modo que Mike seguirá dirigiendo las operaciones y también coordinará el conjunto de las actividades de respuesta de las Naciones Unidas.

Como bien saben, hoy y mañana, la OMS acoge una reunión de más de 400 científicos procedentes de todo el mundo, que asisten tanto presencial como virtualmente.

El resultado principal que esperamos de esta reunión no es la respuesta inmediata a todas las preguntas que tenemos.

El resultado principal es una hoja de ruta consensuada sobre las preguntas que debemos plantearnos y lo que haremos para responderlas.

Esa es exactamente la función de la OMS: aglutinar a todo el mundo para coordinar la respuesta. Esa es la esencia del multilateralismo, tan importante para el mundo.

Una hoja de ruta de investigación es también importante para que las organizaciones que financian las investigaciones tengan una idea clara de cuáles son las prioridades de salud pública, para poder invertir en lo que genera más impacto en ese ámbito.

El desarrollo de vacunas y productos terapéuticos es una parte importante de los programas de investigación, pero no es la única. Llevará tiempo desarrollarlos, pero mientras tanto no estamos indefensos. En estos momentos tenemos a nuestra disposición muchas intervenciones básicas de salud pública que pueden prevenir infecciones ya mismo.

La primera vacuna podría estar lista en 18 meses, por tanto tenemos que hacer todo lo posible hoy con las armas a nuestro alcance para combatir el virus, y a la vez prepararnos para los desafíos a largo plazo.

Hemos enviado suministros a los países para diagnosticar y tratar a los pacientes y proteger al personal de salud.

Hemos asesorado a los países sobre cómo prevenir la propagación de la enfermedad y atender a las personas enfermas.

Estamos reforzando la capacidad de laboratorio en todo el mundo.

Estamos formando a miles de profesionales de la salud.

Y mantenemos al público informado sobre las medidas que cada persona puede adoptar para proteger su salud y la de otras personas.

Si todos y cada uno de nosotros formamos parte de la estrategia de contención, es entonces cuando podemos lograr los objetivos. Por ello nos dirigimos directamente a la población y les damos a conocer las precauciones que deben adoptar.

Lavarse las manos periódicamente con una solución a base de alcohol o con agua y jabón.

Mantenerse a distancia de una persona que tosa o estornude.

Y al toser o estornudar, cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo o con el codo.

Es también importante recordar que si bien es necesario invertir en investigación y desarrollo, también necesitamos invertir en detener el brote ahora.

La semana pasada, la OMS hizo un llamamiento a la aportación de US$ 675 millones, la cantidad que se necesita para apoyar las actividades de preparación y respuesta en los países.

Damos las gracias a los países que han contribuido hasta ahora, e instamos a los que todavía no lo han hecho a que contribuyan urgentemente.

Hay muchas señales positivas por lo que respecta a la financiación, y esperamos que todas las señales se materialicen.

Si invertimos ahora en intervenciones racionales y de base científica, tenemos una posibilidad real de frenar el brote.

Quizá estén cansados de oírme hablar de «ventana de oportunidad», pero realmente se ha abierto una ventana ante nosotros.

Y cuando la oportunidad se presenta, vamos a por todas. Ese es el mensaje que transmitimos al resto del mundo. Aprovechemos de verdad la ventana de oportunidad que tenemos.

La oportunidad surgió gracias a las medidas drásticas que China ha adoptado en Wuhan y en otras ciudades.

Pero no creo que la situación pueda mantenerse igual durante mucho tiempo. Por eso tenemos que aprovechar la ventana de oportunidad.

De no hacerlo, podríamos encontrarnos con muchos más casos —y costos mucho más elevados— en las manos.

No creo que nadie desee esto. Estamos ante un enemigo común.

Muchas gracias.