Alocución de del Director General de la OMS en la Conferencia de Múnich sobre Seguridad - 18 de febrero de 2022

18 de febrero de 2022

Excelencias, colegas y amigos: 

Buenas noches, guten Abend.

Quiero expresar mi agradecimiento al Embajador Ischinger y a su equipo por habernos vuelto a reunir. 

Estoy seguro de que cuando nos encontramos hace dos años, cuando todos nosotros estábamos aprendiendo a enfrentarnos a la propagación de este nuevo virus, ninguno de los presentes se habría imaginado que hoy estaríamos entrando en el tercer año de la pandemia. 

¿Cuándo terminará? ¿Está llegando a su fin? Esta es una de las principales preguntas que se hace la gente. 

En efecto, la alta cobertura de la vacunación en algunos países, así como la menor gravedad de la variante ómicron, hace que vaya imponiéndose la peligrosa idea de que la pandemia ha terminado. 

Pero no es así, ni mucho menos cuando, cada semana, mueren 70 000 personas a causa de una enfermedad prevenible y tratable; 

cuando el 83% de la población de África aún no ha recibido ni una sola dosis de la vacuna;

cuando los sistemas de salud continúan estando saturados y no pueden hacer frente al número de casos; 

cuando un virus muy transmisible circula casi sin control, y la vigilancia para hacer un seguimiento de su evolución es mínima. 

De hecho, las condiciones son óptimas para que surjan variantes más transmisibles y peligrosas.  

Este año, sin embargo, podemos acabar con la pandemia en cuanto que emergencia de salud a escala global. 

Poseemos los medios y el conocimiento. 

En particular, hacemos un llamamiento a todos los países para que sufraguen el acuciante déficit en materia de financiamiento del Acelerador ACT, que asciende a US$ 16 000 millones, a fin de que las vacunas, las pruebas, los tratamientos y el EPP lleguen a todos los rincones del planeta. 

Comparados con los costos de otro año de turbulencias económicas, US$ 16 000 millones son, francamente, una cifra irrisoria. Y algunos ministros de finanzas calificaron de error de redondeo el dinero que están perdiendo debido a la pandemia. 

Nuestro objetivo tiene que seguir siendo acabar con esta pandemia. 

Al mismo tiempo, debemos interiorizar las enseñanzas que estamos extrayendo de ella. 

Como saben, se han hecho muchos exámenes de la respuesta mundial a la pandemia, que han dado como resultado más de 200 recomendaciones. 

Teniendo en cuenta esas recomendaciones, el mes pasado el Consejo Ejecutivo de la OMS me encomendó la elaboración de un conjunto de propuestas sobre el fortalecimiento de la arquitectura mundial para la prevención, preparación y respuesta frente a pandemias, que todos los Estados Miembros examinarán en la Asamblea de la Salud en mayo. 

En resumen, a mi entender, esa arquitectura descansa sobre tres pilares clave. 

En primer lugar, necesitamos una gobernanza más decidida. Creo que los ponentes ya lo han planteado. 

En lugar de la confusión y la incoherencia que esta pandemia ha provocado, necesitamos cooperación y colaboración frente a amenazas comunes, de modo que podamos abordar el déficit de confianza del que hemos sido testigos. 

En una reunión extraordinaria de la Asamblea de la Salud celebrada a finales del año pasado, los 194 Estados Miembros de la OMS acordaron negociar un nuevo instrumento jurídicamente vinculante que estableciera las reglas para la prevención, preparación y respuesta frente a pandemias. 

La OMS también apoya la recomendación de establecer un consejo de jefes de Estado, con el objetivo de proporcionar liderazgo político de alto nivel para actuar de manera rápida y coordinada. 

Consideramos que ese consejo debe estar anclado en el mandato constitucional de la OMS, a fin de garantizar la coherencia política, estratégica y técnica. 

En segundo lugar, necesitamos sistemas e instrumentos más robustos para prevenir y detectar las epidemias y las pandemias y darles rápida respuesta. 

La OMS ya ha adoptado medidas para crear algunos de estos sistemas e instrumentos, como el Centro de Información de la OMS sobre Pandemias y Epidemias en Berlín, que tiene por objetivo mejorar la vigilancia mundial mediante la inteligencia colaborativa. 

Estamos ensayando el sistema BioHub de la OMS, un nuevo mecanismo para que los países compartan nuevas sustancias biológicas. 

Varios países están llevando a cabo una prueba piloto con el Examen Universal de la Salud y la Preparación, un nuevo mecanismo de examen colegiado para mejorar la preparación nacional. 

Establecimos el Acelerador ACT, que nos ha brindado una experiencia y unos conocimientos valiosos sobre cómo acelerar un acceso equitativo a las contramedidas. 

Y, a fin de fortalecer las capacidades para la producción local de vacunas y otros productos de salud en los países de ingresos bajos y medianos, hemos establecido el Centro de Transferencia de Tecnología de la OMS en Sudáfrica, que ha desarrollado su propia vacuna candidata de ARNm contra la COVID-19. 

Hoy anunciamos los primeros seis países africanos que recibirán tecnología del centro para producir sus propias vacunas de ARNm: Egipto, Kenia, Nigeria, Senegal, Sudáfrica y Túnez. El eje principal, sin embargo, no será el desarrollo de los sistemas y las herramientas, sino, por encima de todo, el de la fuerza de trabajo. Y por eso estamos trabajando en la creación de la Academia de la OMS en Lyon (Francia). 

En tercer lugar, necesitamos una financiación más robusta. 

Es obvio que, a nivel nacional y mundial, precisamos de cuantiosos recursos para fortalecer la seguridad sanitaria a escala mundial. Según nuestro análisis, las necesidades estimadas ascienden a unos US$ 31 000 millones al año. 

Alrededor de US$ 20 000 millones podrían provenir de recursos nacionales e internacionales existentes y previstos, de modo que quedan pendientes US$ 10 000 millones por año. 

Para sufragar esta cantidad para que sea posible atender las funciones más esenciales, como la vigilancia, la investigación y la configuración del mercado de modo que puedan desarrollarse contramedidas, apoyamos la idea de un nuevo mecanismo de financiación específico, que esté anclado en el mandato constitucional de la OMS, la gobernanza inclusiva y los conocimientos técnicos especializados, y que se rija por estos tres elementos. 

Cualquier esfuerzo por fortalecer la arquitectura mundial de seguridad sanitaria solo puede tener éxito si, en lugar de establecer nuevos mecanismos que no harían sino crear una mayor fragmentación y, potencialmente, harían del mundo un lugar menos seguro, también fortalece el papel que la OMS desempeña dentro de dicha arquitectura. 

Valoramos muy positivamente el liderazgo de Alemania en el Grupo de Trabajo de los Estados Miembros sobre la Financiación Sostenible, y aguardamos con interés la continuación de las conversaciones con los Estados Miembros sobre la manera de garantizar que la OMS disponga de los recursos para responder a las expectativas que el mundo tiene al respecto, así como la manera de rendir cuentas por alcanza esas expectativas. 

=== 

Permítanme volver a la pregunta que formulé al principio: ¿Cuándo terminará la pandemia? 

Terminará cuando decidamos que termine. 

Porque, en última instancia, no es una cuestión de azar, sino de elección. 

Gracias. Vielen Dank.