El subcomité de la COVID-19 del Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas de la OMS (GACVS, por sus siglas en inglés) ha examinado los casos infrecuentes de trombosis con trombocitopenia notificados tras la administración de la vacuna de AstraZeneca contra la COVID-19 (así como la vacuna Covishield) desde su aparición hace unas semanas.
En su última reunión, celebrada el 7 de abril de 2021, el subcomité analizó la información más reciente de la Agencia Europea de Medicamentos, junto con la información de la Agencia de medicamentos y productos sanitarios del Reino Unido (MHRA) y de otros Estados Miembros y llegó a las siguientes conclusiones:
Teniendo en cuenta la información disponible, la relación causal entre la vacuna y la aparición de coágulos sanguíneos (trombosis) con recuentos plaquetarios bajos (trombocitopenia) se considera plausible, pero no está confirmada. Es preciso llevar a cabo estudios especializados para determinar con exactitud si hay relación entre la vacunación y los posibles factores de riesgo.
El subcomité del GACVS seguirá recabando y examinando más información, tal como lleva haciendo desde el inicio del programa de vacunación contra la COVID-19.
Es importante señalar que, aunque resulten preocupantes, los eventos que están en proceso de evaluación son muy infrecuentes; se han notificado muy pocos casos entre los casi 200 millones de personas que han recibido la vacuna de AstraZeneca contra la COVID-19 en todo el mundo.
Los eventos adversos infrecuentes que se producen tras la vacunación deben evaluarse en relación con el riesgo de muertes por COVID-19 y el potencial de las vacunas para prevenir infecciones y reducir la mortalidad por la enfermedad. En este contexto, cabe recordar que, a día de hoy, al menos 2,86 millones de personas han muerto por COVID-19 en todo el mundo.
Durante los dos o tres días siguientes a la vacunación, es esperable y habitual que se produzcan efectos adversos, la mayoría de los cuales son leves y locales. Sin embargo, las personas que entre 4 y 20 días después de la administración de las vacunas experimenten cualquier síntoma grave (disnea, dolor torácico, hinchazón de las piernas, dolor abdominal persistente, síntomas neurológicos, como cefaleas intensas y persistentes o visión borrosa, pequeñas manchas de sangre bajo la piel más allá del punto de la inyección, etc.), deben buscar atención médica urgente. Los médicos deben conocer las definiciones de casos relevantes y las orientaciones clínicas para los pacientes que presentan trombosis y trombocitopenia tras la vacunación contra la COVID-19. Para ello, el subcomité del GACVS también sugirió que se convocara un comité de expertos clínicos formado por hematólogos y otros especialistas, con el cometido de ofrecer asesoramiento sobre diagnóstico clínico y gestión de los casos.
Para entender mejor las características de estos eventos infrecuentes, hay que plantearse una vigilancia activa, con investigaciones en centros centinela u hospitales. La OMS ha elaborado modelos de protocolos que los países pueden adaptar para este tipo de estudios. El GACVS se reunirá de nuevo la semana que viene para examinar los datos adicionales y emitirá, si procede, nuevas recomendaciones.
La OMS hace un seguimiento atento del despliegue de todas las vacunas contra la COVID-19 y seguirá colaborando estrechamente con los países para gestionar los posibles riesgos y fundamentar la respuesta y las recomendaciones en la ciencia y en los datos empíricos.
Durante una campaña de vacunación a gran escala, es normal que los países detecten eventos adversos derivados de la vacunación. Esto no significa necesariamente que los eventos hayan sido causados por la vacunación en sí, pero es preciso investigarlos para garantizar que se resuelva de inmediato cualquier posible problema relativo a la seguridad. Las vacunas, como todos los medicamentos, pueden tener efectos secundarios. La administración de las vacunas se basa en un análisis de riesgos y beneficios.