Me sentí enormemente alentado por la muestra de apoyo mundial que tuvo lugar en la Cumbre Mundial sobre la COVID-19, organizada por el Presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden, el miércoles 22 de septiembre de 2021.
El liderazgo mostrado por el Presidente Biden es encomiable y proporciona un impulso muy necesario a los esfuerzos mundiales por ampliar rápidamente el acceso a las vacunas, las pruebas diagnósticas y el suministro de oxígeno y otras herramientas para salvar vidas en todos los países, especialmente en los más vulnerables. Es necesario un compromiso sostenido de alto nivel si queremos superar la pandemia de COVID-19.
Los compromisos asumidos en la Cumbre ofrecen la promesa de alcanzar los objetivos que la Organización Mundial de la Salud y sus asociados han establecido: vacunar al 40% de la población de todos los países para finales de 2021 y al 70% para mediados del próximo año.
Para alcanzar el objetivo de este año, necesitamos 2000 millones de dosis para los países de ingreso bajo y medio-bajo ahora. Citando al Presidente Biden, «podemos hacerlo».
No obstante, las vacunas por sí solas no derrotarán la pandemia. En la Cumbre también se subrayó la necesidad de actuar en todos los frentes para ampliar rápidamente las pruebas y la secuenciación, así como el acceso al oxígeno, los EPP y otros elementos. En la Cumbre también se debatió sobre las medidas necesarias con miras a prevenir y prepararse mejor para la próxima pandemia.
Las siguientes cinco acciones en particular deben estar en el centro del esfuerzo común del mundo por preservar la seguridad de las personas, atender a los vulnerables y promover la salud:
Cumplir los objetivos en materia de vacunación contra la #COVID-19 para, a su vez, abordar la desigualdad vacunal, que representa el mayor impedimento para acabar con la pandemia.
- Financiar de manera completa y flexible las necesidades mundiales para responder a la pandemia. Esto incluye el Acelerador del Acceso a las Herramientas de Lucha contra la COVID-19 (Acelerador ACT), con el fin de garantizar el acceso a través de COVAX a las vacunas, las pruebas diagnósticas, los tratamientos y los EPE para los países necesitados. Solo se ha prometido el 50% de los fondos necesarios para cubrir las necesidades del Acelerador ACT, y el porcentaje correspondiente a los fondos efectivamente liberados es aún menor. La financiación completa de esta iniciativa para 2021 requeriría menos del 0,1% de lo que los gobiernos han estado gastando en paquetes de estímulo. Además, el Plan Estratégico de Preparación y Respuesta de la OMS requiere US$ 1000 millones con miras a apoyar a los países en la puesta en práctica de estas herramientas y las medidas de salud pública necesarias para responder a la COVID-19. Es especialmente importante que los financiadores proporcionen un apoyo flexible y no destinado a fines específicos, de modo que los recursos puedan utilizarse dónde, cuándo y cómo se necesiten para salvar vidas.
- Prever financiación para futuras emergencias con el fin de remediar la crónica falta de inversión en la preparación y respuesta frente a las emergencias sanitarias, así como para la resiliencia de los sistemas de salud. La OMS se ha comprometido a colaborar con el proceso liderado por la Presidencia del G20 para crear un consejo de financiación de las amenazas sanitarias que prepare al mundo para la próxima pandemia y otras emergencias venideras, y que se vincule con un nuevo mecanismo financiero para apoyar el fortalecimiento necesario. Estas nuevas plataformas no deben duplicar los sistemas existentes, sino reforzar —y no fracturar aún más— el ecosistema de la salud pública mundial. Como dije en la Cumbre, necesitamos una OMS más fuerte, financiada de forma sostenible y empoderada que se sitúe en el centro de la arquitectura sanitaria mundial.
- Alcanzar un compromiso mundial en materia de preparación y respuesta en forma de acuerdo, pacto o tratado internacional que garantice un compromiso político del más alto nivel para reforzar la colaboración mundial en la prevención y la lucha contra pandemias y epidemias. Dicho instrumento debe ser compartido por todos los países —ricos y pobres, grandes y pequeños—, y no por un subconjunto de ellos. Debe garantizar que se compartan los materiales necesarios para realizar esta tarea, desde los recursos financieros y los datos, hasta las vacunas, las pruebas, los tratamientos, otras tecnologías y los EPP. Las naciones del mundo tienen la oportunidad de dar vida a este compromiso en una reunión extraordinaria de la Asamblea de la Salud que comienza el 29 de noviembre.
- Poner en marcha una campaña concertada para acabar con la información errónea y la desinformación en todos los frentes de la respuesta a la COVID-19, desde la seguridad de las vacunas hasta las medidas de salud pública que salvan vidas. El incesante torrente de información maliciosa e inexacta es uno de los principales motores de la continua potencia de la pandemia.
Agradezco los compromisos asumidos por los líderes que se unieron a la Cumbre de esta semana.
Pero está claro que los compromisos por sí solos no salvarán vidas, ni detendrán la transmisión, ni inmunizarán a la gente, ni aumentarán la capacidad de fabricación, ni prepararán al mundo para prevenir futuras emergencias sanitarias.
Lo que se necesita ahora, por fin, es que los compromisos se conviertan en acciones inmediatas para acabar con la pandemia de forma equitativa.